Un tribunal oral federal concedió, en plena feria judicial de enero, la libertad condicional a un condenado a 22 años y medio de cárcel por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
El beneficio fue concedido pese a que el condenado tiene problemas para la reinserción social, entre ellos dificultades de relación con su mujer y uno de sus hijos.
Además, su personalidad representa «riesgo para terceros», a tal punto que como condición para la excarcelación fue obligado a realizar un curso sobre violencia de género, que deberá completar en los próximos 30 días.
El fallo, firmado el 15 de enero por el Tribunal Oral Federal N° 4, benefició a José Néstor Maidana, quien fue carcelero del Centro Clandestino de Detención conocido como «El Vesubio», que funcionó en Ciudad Evita, partido bonaerense de La Matanza.
Maidana ya está en libertad.
Según el Servicio Penitenciario Federal, «se encuentra calificado con una conducta ejemplar diez y concepto ejemplar diez».
Sin embargo, previo a concederle la libertad condicional, el tribunal requirió informes psicológicos y socio-ambientales según los cuales se trata de un sujeto que «asume conscientemente sentimientos de arrepentimiento por los hechos por los que ha sido condenado» pero «aún subsisten en su subjetividad y en su matriz vincular elementos agresivos y coactivos que no resultan propiciatorios para el mantenimiento de vínculos saludables, estimándose que puede incurrir en riesgo para terceros».
Ese diagnóstico psicológico está en línea con lo que manifestaron su mujer y uno de sus hijos, Alvira del Carmen Alaniz y Néstor Gonzalo Maidana, quienes expresaron «su malestar en relación a las actitudes del interno para con ellos, descalificaciones, insultos y escenas de celos, por lo cual manifiestan ciertos miedos a la reacción que pueda llegar a tener» estando en libertad.
Maidana es un exagente penitenciario que fue condenado en julio de 2011 por «privación ilegítima de la libertad cometida por un funcionario público con abuso de sus funciones agravada por mediar violencia y amenazas y por haber durado más de un mes, reiterado en 65 oportunidades, privación ilegítima de la libertad reiterado en 26 oportunidades, en concurso real con el de imposición de tormentos agravados por condición de perseguido político de la víctima».
Fue detenido en 1987, pero las leyes de Obediencia Debida y Punto Final le permitieron recuperar la libertad hasta que en 2003 se decretó la nulidad de esas normas y los indultos que consagraban la impunidad de los represores de la última dictadura.
En el mismo juicio fueron condenados a prisión perpetua el general Héctor Gamen y el coronel Hugo Pascarelli, jefes de El Vesubio. El fallo fue firmado por los jueces Luciano Gorini (uno de los magistrados que hoy juzga a Cristina Fernández de Kirchner en la causa «Vialidad»), Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi. Estos dos últimos luego eligieron descender a jueces de la Cámara Federal porteña, colocados allí por el gobierno de Cambiemos.
«Al ser la privación ilegítima de la libertad y la aplicación de tormentos delitos permanentes, no quedan dudas de que los agentes del Servicio Penitenciario Federal (entre ellos Maidana), en su calidad de guardias del centro clandestino de detención Vesubio, desplegaron actividades comunes y acordes al plan general del Ejército, asegurando y manteniendo las condiciones de detención de los cautivos, por lo cual, co-dominaron funcional y sucesivamente los hechos, y de esta forma deberán responder penalmente», sostuvo el fallo, confirmado por la Cámara Federal de Casación.
Maidana, recordado por los sobrevivientes de El Vesubio por su apodo, «el Paraguayo», es además uno de los represores que pidió a la Corte Suprema que se le aplique el beneficio del 2×1 para que se le dé por cumplida la totalidad de la condena.
Vivirá en la casa de su hija Mónica Daniela, en la localidad de Adrogué. Sólo acompañado por ella podrá acudir al domicilio de su esposa y deberá «evitar situaciones de conflicto que se eleven por encima del normal desenvolvimiento de una familia y, en especial, que puedan ser enmarcadas dentro de violencia de género o familiar».
Mónica Daniela será la virtual garante de eso: «Hizo saber que la relación familiar de sus padres era tensa debido a que habían pasado mucho tiempo separados por la detención que sufría Maidana y que ella estaba dispuesta a mediar entre ellos a fin de fortalecer los lazos familiares». «