Las trabajadoras judiciales bonaerenses realizaron este viernes una intervención en la escalinata de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires en la cual desplegaron zapatos rojos como símbolo de las mujeres y niñas víctimas de violencia, y pegaron carteles en varios tribunales con frases de fallos que consideraron «vergonzantes» por falta de perspectiva de género. La actividad se llevó a cabo en la sede del palacio de tribunales ubicado en 13 entre 47 y 48 de la ciudad de La Plata y estuvo organizada por la Colectiva de Trabajadoras Judiciales y la secretaria de género de la Asociación Judicial Bonaerense (AJB).
Unas 140 empleadas, funcionarias, peritas, magistradas, fiscales y defensoras elevaron también una nota al máximo tribunal para solicitar la creación de una Secretaria de Género que aborde las violencias por razones de género en el ámbito laboral; cree un Protocolo de Actuación ante los casos de violencia; capacite a los y las operadores y haga que se aplique la Ley Micaela. En el texto consideraron que esa Secretaría debe contemplar la inclusión laboral del colectivo travesti trans; cambiar el régimen de licencias; monitorear y relevar casos; llevar un registro de Violencia Familiar y aplicar la ley nacional de identidad de género.
En paralelo, agregaron que «el Instituto de Estudios Judiciales sea el órgano de implementación de la Ley 15.134 de Capacitación Obligatoria en Género»; la «efectiva implementación de la inclusión laboral travesti trans»; un «cambio del uso del masculino genérico» y «la participación en la Comisión Permanente en materia de Género e Igualdad de la Suprema Corte». A la vez, reclamaron un «informe a la Comisión Permanente en materia de Género e Igualdad» del máximo tribunal y exigieron una «pronta reunión» con la Corte.
«Ni una menos, ni un fallo misógino más. Perspectiva de género en el poder judicial», pidió la Colectiva cuyas integrantes realizaron una pegatina de carteles en distintos tribunales para mostrar lo que consideran «fallos vergonzantes». En ellos pueden leerse frases misóginas hacia las mujeres y análisis carentes de perspectiva de género, tales como «vaya uno a saber por qué disfunción psicológica prefería mantenerse al lado de una persona violenta y golpeadora en lugar de privilegiar el bienestar y la vida de su hijo».
«Lucía tenía 16 años y Farías 23, por lo que sería muy forzado hablar de una situación de desigualdad o superioridad, sobre todo teniendo en cuenta la personalidad de Lucía, quien no se mostraba como una chica de su edad», es otro de los extractos exhibidos en los pasillos del fuero penal de la capital bonaerense.
Otro de los «fallos que avergüenzan» indica: «La víctima, tras 27 años de convivir con el acusado, con el que concibió cuatro hijos, comenzó a evidenciar actitudes de desprecio, abandonando el lecho conyugal, desatendiendo las tareas de madres y las propias del hogar para abocarse a intercambiar mensajes con otro hombre».