La vicepresidenta Cristina Fernández reapareció en público por primera vez desde el intento de magnicidio en una reunión con curas de la opción por los pobres, monjas y laicas, que se llevó a cabo este jueves en el Senado. Desde allí convocó otra vez al diálogo con oposición y a recuperar el pacto democrático vigente desde 1983, el que consideró roto tras el ataque. Además, descartó la sanción de una nueva ley que penalice discursos de odio, a la vez que pidió darle más institucionalidad a la legislación actual.
“Si estoy viva fue por Dios y por la Virgen”, dijo y contó que quería por eso que la primera actividad fuera con los y las religiosas. «Me hubiera gustado estar el otro día en la Basílica de Luján, pero iba a haber mucha seguridad y no quería entorpecer con mi presencia lo que era un momento muy especial”, dijo cuando le tocó hablar, luego de los representantes religiosos que llegaron hasta el Salón de las Provincias. “Ustedes saben que el Papa Francisco me llamó bien tempranito al otro día de ese jueves, el viernes tempranito me llamó. Estuvimos hablando por teléfono y me digo algo así como que los actos de odio, los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y por verbos de odio y de violencia. Primero es lo verbal, ¿no? La agresión primero y después ese clima va creciendo, creciendo y creciendo y finalmente se produce”, reveló.
El acto se gestionó a partir de la iniciativa de Cristina Fernández. Fuentes religiosas contaron a Tiempo que fueron convocados este jueves por distintos senadores, entre ellos, Oscar Parrilli.
“No quiero hablar de ese día”, dijo la vicepresidenta. “Yo quiero hablar de mi país, de nuestro pueblo, de lo que ustedes ven y viven junto al pueblo en los barrios” dijo y recordó: “Al colegio se iba a estudiar y además te daban una computadora. Y además te daban una computadora. Y la gente volvió a comer en las casas porque es lo que la familia quiere, sentarse al mediodía o a la noche, o a la noche si es que los padres trabajan y están afuera, comer en familia”.
“El orden de que cada uno esté haciendo lo que sabe y lo que tiene que hacer, ese es el orden. Por lo menos para mí ese es el orden. El orden del palo y bala no me parece orden. Aparte son órdenes que duran poco tiempo. Todos hemos tenido experiencias en la historia, yo soy militante de muy joven y tengo muchos años ya y todo lo que fueron experiencias de violencia y de querer imponer cosas con las violencias más extremas, más tremendas, finalmente fracasaron. Y no solamente fracasaron, sino que dejaron tragedias, secuelas, heridas que la sociedad todavía aún tiene” recordó.
“Yo creo que lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí. Para mí lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde el año 1983. Yo siento que la recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y elegir a las autoridades. Yo entiendo que recuperar la democracia fue recuperar la vida. Recuperar la vida, la vida y la racionalidad de que podamos discutir en política, peronistas, alfonsinistas, peronistas renovadores, peronistas tradicionales” señaló.
“La democracia a partir del 83 se hizo erradicando esa violencia. Y la verdad que lo que pasó el otro día fue algo más, fue una ruptura. Una ruptura de eso que tenemos que volver a construir urgentemente porque, además, Toto, además Ignacio, esa pasión que todos tenemos porque la gente pueda volver a comer, pueda volver a tener un trabajo, no lo vamos a lograr hablando únicamente entre los que pensamos de una manera”, señaló.
La vicepresidenta recordó la reunión con el economista de derecha Carlos Melconian, con quien conversó sobre el bimonetarismo. “La gracia no es juntarse con los que piensan igual. La gracia es juntarse con los que piensan distinto y ver, si al menos en economía, podemos tener un acuerdo mínimo. Porque todos hablan de la inflación. El problema es que la inflación viene porque no tenemos moneda que es lo que yo opino, vieron en las conferencias que venía dando de la economía bimonetaria”, recordó.
“Y la verdad que en mi caso yo ya fui Presidenta dos veces. O sea: la máxima ambición que tiene un político, una política en Argentina, que es ser Presidente, yo ya la tuve por partida doble. Y además de eso mi compañero también fue Presidente. O sea: no son esas las cosas que me seducen ni las cosas que me animan. Las cosas que me animan son ver realmente si podemos salir”, dijo y sembró suspicacias sobre su posible candidatura para el año próximo.
Luego recordó el atentado contra Hipólito Yrigoyen, cuando se replicó un escenario parecido al actual, luego de que la prensa insitara al público a concurrir a atacar al entonces presidente radical. Leyó el libro de sesiones del Senado de esa época, la correspondiente al primer encuentro de la cámara alta luego del ataque. “El 24 de diciembre de 1929 hubo un atentado contra la vida de Hipólito Yrigoyen. Hipólito Yrigoyen era Presidente de la República Argentina. Había ganado en el año 28, el año anterior, por más del 60% de los votos. Pero la crisis del crack del 29, de la bolsa de Nueva York y lo que fue la gran depresión después a partir del 30, había disparado los precios en la Argentina de los alimentos. Había muchísima inflación. Habían perdido poder adquisitivo los salarios de los trabajadores producto del crack mundial y había una oposición muy feroz a Hipólito Yrigoyen. Habían hecho un acto el día anterior en la puerta de la casa. Y el 24 de diciembre, cuando iba acompañado con su custodia, una persona atentó contra su vida con cinco balazos. Hirió al comisario que iba con él, Yrigoyen salió ileso y el agresor fue abatido por la policía”, relató y siguió con la lectura de aquella sesión, donde hizo uso de la palabra el senador radical Delfor Del Valle quien dice: “esto lo digo en nombre de la representación radical. Con entera conciencia y tranquilidad. Ese atentado no ha sido sino la consecuencia de la actitud intemperante y desorbitada de la prensa, de partidos y aún, señor Presidente, del mismo honorable Senado. En la misma esquina del domicilio del doctor Yrigoyen se alzó una tribuna de escándalos y amenazas’. O sea: fueron a hacer el acto en la puerta de la casa, también, de Yrigoyen. Cualquier similitud no es coincidencia. ‘Y ese desgraciado que atentó contra la vida del primer mandatario y que tenía sus actividades próximas, oyó quizás allí por primera vez la incitación al crimen’. Y dice: ‘el país presenció las escenas bochornosas que tuvieron como escenario este recinto. Todas las torpezas, todas las irreverencias posibles contra el primer mandatario. Algún señor senador habló de dictadura, de despotismos, de tiranos, que recordó la revolución francesa y habló de la guillotina’. De la guillotina, 1930. Va a ser un siglo y ya había amenazas de guillotina por no compartir una opinión política”, sostuvo.
“¿Qué le contesta la oposición? El senador Vidal de Corrientes. ‘Se ha querido mezclar este hecho del atentado contra el presidente de la República con la política actual, se ha querido relacionarlo con la acción benéfica de la oposición y con la justa y saludable crítica de la prensa independiente, que es una verdadera insensatez condenar, etc…’. En ese momento la prensa era el diario Crítica. El diario Crítica había sido creado en 1914 por Natalio Botana y llegó a vender un millón de ejemplares diarios, ¡un millón! Había 10 millones de argentinos en ese momento. Imagínense el poder de alguien que en una sociedad de 10 millones de personas, nada más, concentradas la mayoría, obviamente aquí en Buenos Aires, vendía 1 millón de ejemplares diarios. Y lo más notable de todo esto es que el peronismo todavía no existía, o sea, vieron que ahora dicen ‘no porque lo que pasó los últimos 40 años del peronismo’, ‘que el peronismo es responsable’, ‘que el peronismo’. No existía el peronismo, acá Evita tenía 11 años y todavía no había salido de Junín”, recordó.
“Y que además tomar el ejemplo, también, yo sé que a muchos o a otros, a otras, no les gusta, por ahí, que hablemos de las Abuelas o las Madres de Plaza de Mayo, pero cuando yo también era senadora y se declaró la inconstitucionalidad o la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, yo me pregunté esa vez porque la verdad estaba sentada en la banca y digo ‘yo no sé si me hubieran secuestrado un hijo o me hubieran torturado y matado, si me hubieran robado un nieto, si hubiera sido de reclamar solamente justicia y aplicación de la ley como hicieron’ porque la verdad que este es el tema, cuando alguien delinque no se lo puede ni matar, ni secuestrar, ni torturar, ni nada, hay que aplicar la ley y todos tenemos que tener ese ejemplo cívico como argentinos. El otro día cuando pasó lo que pasó fueron los militantes los que aprehendieron a quien me había intentado matar, los militantes, no fue la policía, fueron los militantes los que lo detuvieron. No solamente lo detuvieron, impidieron que, fracasado el primer disparo, intentó apuntar nuevamente el arma y se lo impidieron. Y no hicieron justicia por propia mano, ni lo lincharon, ni nada. Hicieron lo que corresponde hacer a ciudadanos democráticos, cristianos, cristianos. Lo entregaron a la policía, la ley”, relató sobre esa noche.
La vicepresidenta pidió que no se sancionen nuevas leyes que penen los discursos de odio, sino darle institucionalidad a las vigentes. “No creo que tengamos que sancionar ninguna ley especial, sinceramente, no creo que reconstruir eso que tanto trabajo nos costó lograr a partir de 1983 no requiere la sanción de ninguna ley. Las que ya están vigentes alcanzan y sobran, alcanzan y sobran. Lo que hay que poner es mucha institucionalidad, mucho respeto democrático y cívico para reconstruir, porque si además no hacemos eso, ¿ustedes creen que es posible reconstruir económicamente el país? ¿O lo que es necesario para la gente que no le alcanza el salario? ¡Para los que lo tienen! Para los que lo tienen, o que no pueden pagar el alquiler de la casa, para los que todavía pueden pagar un alquiler”, señaló.
“Si la economía tiene problemas hay que discutir de números y ponernos de acuerdo discutiendo de números. Es lo más fácil de poder discutir números, es fácil porque dos más dos es cuatro y no hay posibilidades de que sea cinco o seis. En cualquier otra cosa la política, la religión, es lo que cada uno piensa y siente, pero la gran ventaja que te da la economía es que podés discutir sobre números. Entonces, yo creo que cuando se pone tanto adjetivo, tanto insulto y tanto agravio es porque no se quiere discutir en serio de economía” razonó.
Porque, bueno, nada, hubo un momento, recién la hermana lo recordaba, y no significaba que era Disneylandia, ni el paraíso cuando vivía, cuando gobernada Néstor o cuando me tocó ser presidenta a mí, pero había trabajo, había esperanza, había expectativa y yo creo que eso es lo que tenemos que volver a construir entre todos y todas, y hacerlo con la actitud de hablar con todos, con los que nos gustan y con los que no nos gustan, como hacía Cristo, en definitiva. Me puse un poquito mística ahora. Sí, sí, convengamos que razones para serlo me asisten, me asisten razones para serlo” concluyó.