Dentro de la Casa Rosada confían que el presidente Mauricio Macri presentará la iniciativa legislativa del empleo joven, pero no se animan a precisar una fecha. La espera, posiblemente, tenga que ver con la aparición de las primeras mediciones que arroje el organismo estadístico nacional. Mientras tanto, los funcionarios que rodean al jefe de Estado, respiran con alivio y admiten, en reserva, que prefieren el veto de la Ley Antidespidos y la polarización pública y abierta con el FPV, que el crecimiento de Sergio Massa a partir de su mentada «ancha avenida del medio». «Hace diez días empezamos con el empleo como un tema grave, después evitamos que se sancionara el primer proyecto, acordamos una tregua con los empresarios por 90 días, luego acorralamos a Massa, despues ampliamos el seguro de desempleo, aumentamos el salario mínimo (recién será de 8000 pesos en enero de 2017) y después vetamos la ley, creo que hicimos las cosas bien», contestó con jactancia otro funcionario del Gabinete Económico, mientras arriesga la inmitente partida de Francisco Cabrera como titular de la cartera de Producción. Cuentan en esos mismos despachos que el mendocino habría presentado esta semana la renuncia ante un Macri que ya lo sostiene en pie desde hace ocho años al frente de otras cuestionadas reparticiones del gobierno porteño.
«La obsesión de Massa por jodernos ha sido doblegada y es preferible negociar con el kirchnerismo», advierte un detractor de Cabrera. Desde el massismo no se sorprenden y prometen «radicalizar el discurso». Ya redoblaron la apuesta y hacen circular un relevamiento donde el total de despidos supera los 200 mil trabajadores, «sin contar las suspensiones y retiros voluntarios que están haciendo las automotrices y otras industrias». De acuerdo a ese informe, los trabajadores más golpeados, a contrapelo de las argumentaciones de Frigerio, provienen de la construcción, el petróleo, la industria automotriz, el comercio y la gastronomía. Con esa argumentación en sus manos, Massa se pondrá el traje del «diputado pyme» y acusará a Macri de «ser un empresario que gobierna para los empresarios sin que le importe la gente», aunque sigue pasando los días más preocupado por la repercusión de las fotos donde apareció dialogando con Victoria Donda, que por «la encerrona» que padeció estas últimas dos semanas entre macristas y kirchneristas, al calor de la inquina que le prodiga, entre otras fuerzas, la UCR.