Mientras siguen con detalle la interna del PRO, en el radicalismo se diferencian y sueñan con una alianza que no esté conducida por el macrismo. Por fuera de la dirigencia del partido amarillo, quizás no haya ningún observador más obsesionado por el derrotero del PRO que los dirigentes radicales de todo pelaje. Luego de la derrota de Mauricio Macri en las elecciones de 2019, los próximos comicios son considerados en la UCR una oportunidad histórica para dejar de ser el furgón de cola del macrismo en Juntos por el Cambio. La aventura tendrá un costo político elevado. El radicalismo buscará ratificar que sin Macri por delante pretende ser la columna vertebral de la alianza de derecha que buscará disputar la continuidad del peronismo en 2023.
Uno de los territorios que jugarán un rol clave para esa ofensiva es la provincia de Buenos Aires. Este fin de semana, la UCR bonaerense oficializará la candidatura del médico Facundo Manes como la figura más competitiva que tiene desde hace años. El neurólogo liberal es su nuevo producto electoral para potenciar la estructura partidaria de la provincia, que viene de concretar unas internas multitudinarias en pandemia con más de 105.000 afiliados.
Como otra paradoja de JxC, Manes tiene un origen similar al de Macri. A ambos los definió el 2001. El médico armó un partido llamado 1810, que fundó antes de la crisis de diciembre y el magnate se decidió a invertir parte de su fortuna para armar el suyo después de esos días. El germen del PRO es un producto de aquella crisis que este año cumplirá 20 años y Manes fue por el mismo camino. Su partido 1810 no prosperó, pero el planteo de construir una tecnocracia liberal pragmática que administre el Estado es un objetivo que Manes nunca resignó. Ahora lo debatirá en el corazón de un partido que necesita una figura electoral competitiva y que está dispuesto a cobijarlo con tal de arrebatarle la conducción de JxC al macrismo.
La apuesta es tan grande como las ambiciones del neurólogo. Manes tiene el respaldo del extitular del partido, Ernesto Sanz, y del jefe de la UCR provincial, Maximiliano Abad. Quiere la cabeza de las listas de este año, pero con la mirada puesta en posicionarse como precandidato presidencial en 2023. Sabe que en ese juego no está solo, pero su proclamación lo pone en esa arena, donde ya se anotó el gobernador jujeño Gerardo Morales.
El último domingo sus candidatos le ganaron a un peronismo balcanizado en cinco frentes. La ventaja fue superior a los treinta puntos y aportó la pieza que le faltaba a Morales para reforzar sus planes electorales para 2023. El lunes dijo que con la victoria del domingo imaginó a Manes y al senador por la Ciudad Martín Lousteau como dos emergentes. Fue una forma de anticipar que quiere jugar una interna presidencial del radicalismo con ellos, como una previa de las PASO que tendrá JxC dentro de dos años.
Este miércoles Morales aumentó la apuesta y recuperó parte de las advertencias que lanza contra Macri desde el año pasado. «Tenemos que terminar con el gobierno de los CEOs, tiene que haber más política. Terminó el gobierno de Mauricio y los CEOs se volvieron a sus empresas en el exterior y cuando ven que la cosa está más o menos bien para una alternativa dicen que van a volver. Los que realmente amamos la política nos quedamos en las buenas y en las malas. El comando de un gobierno tiene que ser político», disparó en declaraciones radiales.
El jujeño fue candidato a vicepresidente de Roberto Lavagna en las elecciones de 2007, en la coalición que integró el radicalismo bajo la marca Una Nación Avanzada (UNA). El vínculo nunca se perdió, pero ahora el gobernador reivindica a Manes. Este miércoles lo consideró «una apuesta fuerte del radicalismo en uno de los distrito más importantes, porque el talón de Aquiles del radicalismo ha sido perder competitividad en la provincia. Desde ese punto de vista la candidatura de Facundo le hace bien al radicalismo en Buenos Aires y en todo el país».
Morales queda instalado desde el norte como el cacique provincial que más chances tiene para pelear en 2023. No se incomoda cuando le preguntan sobre su propuesta de hacer una interna radical para definir al precandidato presidencial que llevará la UCR a las PASO de Juntos por el Cambio. La considera un recurso tan útil como apoyar a Manes en Buenos Aires para que el radicalismo busque jugar una lista propia que compita con el macrismo en el mayor distrito electoral.
Unidad interna para pelearle las PASO al macrismo. Es la fórmula que utilizan las autoridades bonaerenses para aceitar la figura de Manes y reclamar que todos se encolumnen detrás de su figura. El porteño Lousteau está dispuesto a respaldarlo si hay espacio para sus candidatos en la provincia y, por ahora, sólo emerge el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, como el único que está dispuesto a mantener su candidatura a diputado por encima del operativo Manes.
Quedan 23 días para el cierre de presentación de listas y es posible que los tironeos se ordenen detrás del flamante candidato, pero su postulación le permitió al radicalismo recuperar la iniciativa dentro de JxC ante un macrismo que no termina de ordenar su interna luego de la derrota electoral de María Eugenia Vidal en las elecciones de 2019.
En el comité bonaerense están entusiasmados con la posibilidad de que Manes se transforme en un candidato lo suficientemente competitivo como para imponerse al PRO. Imaginan una interna abierta con el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, como cabeza de lista de los aspirantes bonaerenses para la Cámara baja. Aunque pierda, dicen envalentonados, es pura ganancia para el partido que tuvo muy poca incidencia en las decisiones de la administración Vidal.
Por ahora la aventura de Manes le sirve a la UCR para mantenerse como un competidor expectante de JxC. Más allá de los límites bonaerenses, el partido cerrará una lista de unidad en la Ciudad de Buenos Aires, a partir de la interlocución que mantiene Lousteau con el alcalde porteño Rodríguez Larreta. En Córdoba, dos viejos antagonistas, como el exintendente Ramón Mestre y el jefe del interbloque de JxC en Diputados, Mario Negri, ganaron la conducción del partido con una lista de unidad. Pero deberán enfrentarse con un macrismo que ya acordó con Luis Juez y quiere derrotarlos en una eventual interna, amparados en los 60 puntos que cosechó Macri en 2019 a pesar de perder en casi todo el país.
Mendoza es, sin dudas, la más importante de las tres provincias que controla la UCR, pero la proyección de sus dirigentes queda relegada a las ambiciones del exgobernador Alfredo Cornejo, de regresar tarde o temprano a un segundo mandato, y del actual mandatario, Rodolfo Suárez, con un estilo de conducción totalmente diferente, que alimenta las sospechas sobre una alternancia entre ambos para mantener el predominio radical en ese distrito.
En Santa Fe el extitular del Comité Nacional, José Corral, pide pista pero mantiene su eterno encono con el exintendente Mario Barletta, que quiere pelearle al macrismo en 2023. Sin embargo, en esa provincia de la pampa húmeda las chances del partido amarillo son tan amplias como las que tiene en Córdoba para imponerse a los aspirantes de la UCR.
El mapa de alianzas y eventuales competidores esta en pleno desarrollo, pero la aparición de Manes en Buenos Aires y la victoria electoral en Jujuy de Morales confirman que el radicalismo buscará definir las candidaturas con el objetivo estratégico de reorientar el futuro de JxC, como una fuerza de derecha donde la UCR construya una hegemonía de centro, una hipótesis que suena ilusoria con referentes como Manes.