Hace una hora que las urnas donde se guarda el destino inmediato de Brasil ya fueron cerradas y los más adeptos se acercan hasta el condominio donde vive Jair Bolsonaro. Una pareja de mediana edad camina en esa dirección por la avenida Lucio Costa que bordea el mar en el barrio de Barra da Tijuca, en Rio de Janeiro. Él tiene los pómulos pintados con dos rayas negras como listo para la guerra. Otros parecen ajenos al clima electoral y corren saboreando la sal evaporada que viene del mar, que está a unos pocos metros. En la esquina del Winsor Barra Hotel donde se esperaba que Bolsonaro diera una conferencia de prensa terminado el recuento de votos, una mujer cuelga remeras de una soga que pende entre dos pequeñas palmeras. Una nena que camina por la calle, lee la inscripción que llevan: “Mi partido es el Brasil” y dice “eu gostei da camiseta, é muito bunitinha”. El clima es festivo. Se acerca el conteo definitivo, falta escrutar sólo el 10% de los votos y los fuegos artificiales sobre el mar son cada vez más.
Los resultados confirman las previsiones. Jair Messias Bolsonaro (PSL) asumirá el próximo 1° de enero como presiente de Brasil. Más de 57 millones de electores así lo decidieron. Así, el 55,14% de los votos válidos positivos fueron para el ex militar, mientras que su contrincante Fernando Haddad (PT) se quedó con el 44%, que representa algo más de 47 millones de votos. Los nulos y blancos fueron más de 11 millones, mientras que las abstenciones superaron una vez más los 30 millones de electores. Los números hablan de una sociedad fragmentada en tres partes, los polos amarillo y rojo, y un tercio en el que se mezclará el desencanto y la indiferencia.
Frente a la residencia del próximo presidente, los cariocas cantan “chau Lula, chau Lula” con una melodía lúgubre. En un tono más enérgico gritan “Fuera PT”, “A nossa bandera jamáis será vermelha. El clásico que acompañó toda la campaña “um, dois, treis. Cuatro, cinco, mil. Queremos Bolsonaro presidente do Brasil”.
La jornada electoral también tuvo que dirimir 14 gobernaciones, los otros 13 ya estaban definidos desde el pasado 8 de octubre, cuando se disputó el primer turno. Los estados más relevantes no quedaron en manos de ninguno de los partidos que disputaron el segundo turno presidencial. En San Pablo, João Doria del PSDB, partido del ex presidente Fernando Henrique Cardozo se consagró con el 51,77% de los votos que le alcanzaron para superar los 48,23% de Márcio França, candidato del Partido Socialista Brasilero (PSB). En Río de Janeiro, Wilson Wiltzen, de Partido Social Cristiano (PSC), del que Bolsonaro formó parte, ganó el balotaje con el 59,74% frente a Eduardo Paes del Partido Democrata que se quedó con 40,26% de los votos. El Distrito Federal estará a cargo de Ibaneis Rocha del Movimiento Democrático Brasilero (MDB) gracias al 69,98% de los votos. En Minas Gerais, el segundo estado del país en términos de población, el Partido Novo logró consagrar a Romeu Zema quien se impuso al referente del PSDB, Antonio Anastasia.
A las 19:40 llegaron las felicitaciones de parte del actual presidente Michel Temer: “Terminé de felicitar al presidente electo Jair Bolsonaro por la victoria histórica conquistada hoy. Terminada la elección, es hora de que todos, unidos, continuemos trabajando por Brasil”.
El juez federal Sérgio Moro, quien impulsó en primera instancia el proceso judicial en contra del ex presidente Luis Inácio “Lula” da Silva felicitó a mandatario electo. «Con el fin de las elecciones, hay que felicitar al presidente electo y desearle que haga un buen gobierno», fueron sus palabras publicadas en un comunicado. Un saludo nada habitual que llega del poder judicial a la próxima conducción del Ejecutivo, quizás guarde alguna esperanza de formar parte del Supremo Tribunal Federal en la era Bolsonaro. Cabe mencionar que la esposa del Juez del Lava Jato, la abogada Rosangela Wolff, manifestó abiertamente su adhesión a la candidatura de ex capital del ejército y una vez conocidos los resultados dijo estar «feliz» por su victoria.
El ultraderechista que asumirá el comando del Palacio del Planalto, al igual que en la mañana cuando acudió a votar en la escuela municipal Rosa da Fonseca donde ignoró a los periodistas, decidió cerrar la jornada sin dar una conferencia de prensa. Solo hizo apariciones virtuales, en una pidió “permiso para leer su discurso de victoria” y hasta tuvo tiempo para una plegaria. Como a lo largo de toda su campaña siguió escudado en un estado de convalecencia y en el argumento de que los medios de comunicación distorsionan su palabra. Habló de “misión de Dios”, de “reducción del estado” y de “eliminación del déficit”. En uno de sus tres mensajes luego de conocido los resultados dijo que recibió una llamada telefónica de felicitaciones de parte del mandatario estadounidense, Donald Trump. «Me deseó buena suerte el presidente de Estados Unidos», dijo Bolsonaro durante un video en el que se lo veía al lado de su tercera esposa y una intérprete de señas, en su casa en Barra da Tijuca. También comentó que recibió llamados de varios líderes mundiales para felicitarlo pero no dio más detalles.
Afuera de su casa, cerca de las 21, los festejos ya van apagando, allí está Vanesa celebrando con música y un vaso en la mano, una joven negra con una remera que reza “Negra con Bolsonaro”. Hace síntesis de las contradicciones que terminaron en la victoria bolsonarista: “Él responde al 90% de mis pautas” ¿Cómo cuáles? “Como la unión del pueblo y que la población esté armada”.