Estaban todos. La idea de equipo que Mauricio Macri maneja para sus funcionarios quedó demostrada en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de este martes. Por momentos secundado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la canciller, Susana Malcorra; por otros, acompañado de la primera dama, Juliana Awada, quien también pasó un tiempo en el recinto, el presidente estuvo siempre acompañado.
Al lado de la comitiva, los representantes de Armenia. Delante, los de Venezuela. La delegación argentina, ubicada en la parte posterior de la asamblea, esperó el discurso de Macri con paciencia, con los celulares, los cargadores y el programa del día sobre el escritorio.
El presidente escuchó la participación de Barack Obama y, cuando el estadounidense terminó y se retiró, aprovechó para salir él también. No fue el único. La asamblea, colmada al punto que ya no podía ingresar nadie más, quedó vacía después del último discurso del estadounidense ante el organismo. En los pasillos ya no hubo gente parada y algunas delegaciones se retiraron. En el espacio de Argentina quedaron Peña y el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, junto al secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo. Hablaron, revisaron sus teléfonos, recibieron saludos de los que caminaban por ahí.
Macri tuvo un breve reingreso, un tiempo que aprovechó para estar con su esposa mientras hablaba el presidente de Guyana. Presidencia capturó la imagen de un beso del matrimonio presidencial, que rápidamente difundió para los medios de la Argentina. Alguien les alcanzó unas botellas con agua y luego el mandatario volvió a salir, antes de retornar minutos después ya por el sector de los oradores. Era momento de su primera presentación como jefe de Estado ante la ONU.
Mientras el presidente argentino habló, el resto del equipo se sentó en la ubicación de la delegación. Incluso se sumaron el embajador en Estados Unidos, Martín Lousteau, y el diputado Emilio Monzó. Por supuesto, hubo aplausos cuando terminó el discurso.
¿Vamos?, preguntó Peña al resto, casi en su rol de ministro coordinador. Todos cruzaron la sala y salieron. La comitiva debía seguir la agenda del día: un almuerzo ofrecido por Ban Ki-moon, un encuentro sobre refugiados encabezado por Obama y una recepción que por la noche el mandatario estadounidense, como presidente local, brindará en honor de los representantes de Estado.
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