Eran las 10:30 hs. en el Vaticano (5:30 hs de Argentina) cuando el presidente descendió del auto que minutos antes lo había trasladado desde el hotel De Russie hasta la entrada del Perugino, sobre la Via della Stazione Vaticana, y el Papa ya lo estaba esperando en el Aula Paulo VI.
El encuentro comenzó con un saludo cordial en la puerta de acceso y la invitación a pasar al lugar de la reunión que se extendió durante casi una hora en la que Macri pudo escuchar las opiniones del Pontífice e intercambiaron puntos de vista sobre la agenda nacional e internacional. En el segundo encuentro entre ambos en el año, y el cuarto desde que Francisco es Papa, tuvieron «una larga charla sobre lo que pasa en la Argentina y lo que está pasando en el mundo. Compartimos las preocupaciones como dos personas que hablan por teléfono e intercambian visiones», apuntó Macri.
«Siempre es positivo encontrarse con él y confirmar que para mí, siempre fue un líder moral», repasó Macri en la conferencia de prensa que diera luego en la embajada argentina ante la Santa Sede. El embajador ante el Vaticano, Rogelio Pfirter, fue el único miembro de la delegación que entró a la reunión cuando Macri y el Pontífice pasaron del estudio privado de la sala contigua. Allí esperaba la «familia ampliada» del mandatario: su esposa Juliana Awada, la hija de ambos Antonia; la hija mayor de Macri, Agustina, y Valentina, la hija del matrimonio anterior de la Primera Dama. Todas posaron junto a Macri y al Papa para la foto que tomó el fotógrafo de L’Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano.
«Vine con una agenda de temas que quería compartir», reveló el presidente. «Traje un montón de información sobre lo que hicimos estos meses, de las percepciones que tengo y quería saber sus opiniones. Fue muy útil», agregó Macri. Además, contó que le llevó al Papa «los planos de las obras que estamos realizando en el país, pero Francisco se reveló como un ingeniero, ya que preguntaba con precisión sobre los detalles, de obras como la Hidrovía y el Plan Belgrano», por ejemplo».
Según el presidente, el papa Francisco elogió fuertemente la tarea que vienen desarrollando la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal. Hablamos de la preocupación compartida sobre la pobreza y la necesidad de generar trabajo, educación, capacitación, y de volver a convocar a todos a la cultura del encuentro. Le mostré la enorme asistencia social que desplegamos en 10 meses, aumentando lo que había, y coincidimos en que el asistencialismo debe ser transitorio porque, sino, condena a mucha gente a la frustración, explicó el Presidente.
También la batalla contra el narcotráfico estuvo en la agenda. «Me reiteró que es una batalla en la que no hay que ceder y que la frontera es el primer paso», afirmó Macri en diálogo con la prensa. Además de la realidad argentina, los dos jefes de Estado tocaron las preocupaciones comunes por el mundo, entre ellas «la agenda por la paz», frente a la que el Pontífice transmitió su «preocupación». Fue un capítulo aparte el tema Colombia, al que Macri calificó como «el conflicto que se siente más cercano para los argentinos» y para el que tanto él como Francisco esperan «un proceso de paz consolidado».
También formó parte de la charla la preocupación común por el cambio climático, por lo que el Presidente narró el éxito de las últimas licitaciones para avanzar en la instalación de energías renovables en el país y el Pontífice comentó que tanto el Aula Paulo VI, como la residencia de Santa Marta, tienen energía solar. Por último, Macri detalló que le pidió al Pontífice que Dios lo «ilumine» para poder llevar «a los argentinos por el camino correcto», a lo que Francisco le respondió con un alentador: ‘Fuerza y para adelante'».