“Vas a poder presenciar una demostración de cómo se utilizan”, dice la tarjeta de invitación del GCBA que convoca a vecinos y vecinas de diferentes barrios a “un encuentro para conocer el uso de los dispositivos de letalidad reducida Tasery Byrna, recientemente adoptados por las fuerzas policiales de la Ciudad”.

Se trata de las armas adquiridas por la gestión de Jorge Macri en julio de éste año. Por entonces, adelantó que a partir de agosto iba a estar funcionando en las calles una nueva arma de “letalidad reducida”, tras la implementación de las TASER. Según el ministerio de Seguridad porteño, que actualmente conduce Waldo Wolff, las pistolas BYRNA son un complemento de las TASER y funcionan de manera diferente.

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Ciudad armada

La convocatoria a quienes quieran participar de estos encuentros, la organiza la Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía, en conjunto con el  Ministerio de Justicia y Seguridad. En estas jornadas, el gobierno porteño invita a vecinos y vecinas a participar de diferentes actividades. El primer encuentro se realizó éste jueves 10 de octubre en el instituto de Seguridad Pública, ubicado en Av. Santiago de Compostela 3801, en el barrio de Villa Lugano. Las y los vecinos que se inscribieron, lo hicieron a través de un link, que luego recibieron la información complementaria como la hora y dirección del encuentro.

“A mi no me llegó la invitación de manera directa, pero sí a un vecino que se inscribió. Él me reenvió el correo y yo me anoté para ir. Luego a último momento decidí no asistir porque no pude cambiar el horario de mi trabajo, pero la confirmación al encuentro me llegó a los pocos segundos de la inscripción”, contó a Tiempo Jonathan, vecino de Lugano que hace 15 años vive en el barrio.

“Durante la visita, los asistentes podrán conocer cómo se evalúan las características particulares de las armas no letales incapacitantes que ha adoptado nuestra fuerza policial, así como también cómo se estableció el modo en que se controlará su uso. Las armas no letales son imprescindibles en situaciones en las que hay riesgo para personas ajenas al agresor”, destaca el comunicado de Participación Ciudadana al que Tiempo tuvo acceso. “Durante la demostración, también se hará una comparación entre los beneficios y usos de los dispositivos Byrna y Taser a la hora de desactivar diversos tipos de amenazas”, concluye.

Según la versión oficial del gobierno de la Ciudad, las pistolas BYRNA están diseñadas para lanzar proyectiles de diferentes tipos: cinéticos totalmente sólidos o balines que contienen sustancias químicas u orgánicas. “Estos balines, al impactar, se fragmentan y liberan una sustancia similar al gas pimienta, que incapacita momentáneamente o disuade a una persona que representa una amenaza para sí misma, los policías o para otros», señalaron fuentes porteñas.

“No es cierto que sean armas ‘no letales’. Toda arma, por definición, dado que es un instrumento para herir, tiene idoneidad para matar. A lo sumo se las puede llamar «menos letales», pero hay miles de casos de muertes en todos los países que las usan, personas adultas mayores, pacientes con medicación antipsicótica, con cardiopatías, etc. No me imagino a la policía pidiendo la historia clínica antes de disparar para ver si está contraindicado”, analiza en diálogo con Tiempo María del Carmen Verdú, titular de la Correpi (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional).

En ese sentido, Verdú afirma que tampoco es cierto que el uso de estas armas vaya a disminuir la violencia policial. Destaca que se agrega una nueva herramienta, y que esto no implica que dejen de usar el resto de los dispositivos de represión “como las armas de fuego, las tonfas, los bastones de cancha o los gases nuevos”, agrega la abogada especializada en derechos humanos.

“En el reciente juicio por el asesinato de Claudio Romano”, continua Verdú, “las defensas de los policías (condenado uno a perpetua y las dos mujeres a 6 años de prisión) quisieron plantear que si hubieran tenido Tasers no hubiesen tenido que disparar (9 veces). Quedó claro con los videos y testimonios que con la persona ya reducida, malherida sin poder levantarse del piso, tenían otros recursos para esposarlo”, analiza.

Por último, pero quizás lo más importante, respecto a las Taser, Verdú recordó una vez más que un arma que produce una descarga eléctrica sobre el cuerpo de una persona tiene una sola definición: Picana. “No podemos olvidar nuestra historia en la materia. La picana se inventó en los sótanos de la comisaría de Avellaneda en la década infame y hay sentencias, como las tres del caso Durán, que prueban su uso incluso después del fin de la dictadura cívico militar eclesiástica. Habilitar el uso de las taser es legitimar la tortura”, terminó.

Tiempo se contactó con la cartera de Seguridad porteña para conocer más detalles de estos encuentros. Hasta la publicación de este artículo no brindaron ninguna información a éste medio.

Características de las armas Byrna

El gobierno porteño las presenta como una instancia intermedia entre las armas de fuego y las TASER, destinadas al uso en espacios reducidos y que funcionan con descargas eléctricas. «Estas características las convierten en una herramienta versátil y efectiva para desactivar situaciones peligrosas de manera no letal», explicaron mediante un comunicado.

En la actualidad, la Policía de la Ciudad cuenta con 500 pistolas BYRNA, que se sumaron a las TASER, las cuales generan una descarga eléctrica que inmoviliza a los potenciales agresores. En la actualidad, la fuerza dispone de 90 TASER -lanzan dardos guiados por un cable que envían 400 voltios durante cinco segundos- y está prevista la adquisición de otras 100 antes de fin de año.

En mayo de 2019, a través de una resolución firmada por Patricia Bullrich, el gobierno del ex presidente Mauricio Macri, reglamentó el uso de las Taser en las fuerzas policiales y de seguridad federales. En diciembre de 2019, una de las primeras medidas que tomó la, por  entonces ministra de Seguridad Sabina Frederic, fue la derogación del protocolo de Bullrich. 

Informe de Amnistía Internacional

En 2015, la organización vinculada a DDHH, realizó aportes cuando se debatía la compra de las armas TASER por parte de la Ciudad de Buenos Aires; y posteriormente también ha dirigido pedidos de información y remitido observaciones en otras jurisdicciones como Salta y Tucumán. Por entonces Amnistía difundió una lista de cinco preocupaciones sobre el uso de las armas:

1) presentan un alto riesgo de que se utilicen de manera excesiva (incluyendo malos tratos y torturas) debido a que no dejan rastros visibles de lesiones o sufrimiento.

2) tienen la capacidad de infligir dolor severo pulsando un botón, pero casi no deja huellas en la persona y el sufrimiento serio causado no es visible para la fuerza de seguridad que está utilizando.

3) son usadas con demasiada frecuencia por las fuerzas de seguridad -sólo en situaciones extremas y limitadas cuando haya una amenaza real e inminente para la vida o un riesgo de lesiones graves- como lo establece el Comité contra la Tortura de la ONU.

4) muchas veces son utilizadas en modo “aturdimiento” a partir de la descarga continua o prolongada si se aprieta reiteradas veces el gatillo o se mantiene apretado, con la intención de infligir dolor, lo que equivale a tratos crueles, inhumanos o degradantes.

5) se suelen subestimar los riesgos relacionados con la salud y la vida de las personas expuestas al uso de estas armas.