Este martes en la sede de La Fraternidad la CGT llevará a cabo el Comité Central Confederal que tenía como objetivo evaluar un plan de lucha contra las políticas económicas de Cambiemos y visibilizar el reclamo por la pérdida de poder adquisitivo y de puestos de trabajo. Si bien el encuentro se realizará, la medida de fuerza que era el objetivo del Confederal ya quedó descartada.
En ese marco la reunión de los popes cegetistas tendrá dos objetivos: comenzar a delinear el camino para la elección de un único secretario General en el Congreso que se realizará en marzo y posponer cualquier discusión hasta después del 22 de octubre.
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El ánimo dialoguista que prima en la CGT sirvió para recomponer relaciones con el sector que conduce Omar Viviani, el MASA, y con las 62 organizaciones peronistas. Los primeros será del partida este martes, en tanto que las 62 decidieron no participar pese a haber estado en las reuniones previas- para no dar por tierra la impugnación realizada por la elección del triunvirato que aún está vigente.
Todo quedó resuelto el pasado jueves cuando en el sindicato de Peones de Taxi se reunió la mesa chica de la CGT. El lugar elegido para la reunión, la casa de Viviani, operó como una señal claro puertas adentro de la CGT.
En ese encuentro que se extendió hasta la última hora de la tarde quedó claro que el Confederal servirá para que algunos dirigentes se expresen sobre la realidad para luego dar paso a un cuarto intermedio hasta después de las elecciones.
La única duda que persiste es la presencia de Pablo Moyano y de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) en la sede de la Fraternidad. La semana pasada el dirigente camionero eligió mostrarse con dirigentes del sector que encabeza Sergio Palazzo.
Las reuniones entre el moyanismo y la CFT no son una novedad. Pero la decisión de hacerlas públicas por parte de Moyano hablan de la decisión de dar un mensaje, que no tiene que ver con lo electoral sino con la necesidad de trabajar en un frente interno que confronte con los dirigentes dialoguistas.