Después de cuatro años y un día, Cristina Fernández volvió a la Casa Rosada. Su retorno -esta vez como vicepresidente del gobierno que encabezará Alberto Fernández- es el primer cierre de un intenso proceso político que la ubicó como la mejor intérprete del final del ciclo macrista y los desafíos por venir.
De jefa de Estado a estratega político-electoral, la ex presidenta se mantuvo en el centro de gravitación durante los cuatro años del mandato de Mauricio Macri. La persecución judicial y el desierto opositor amplificaron la permanencia del rol que el nuevo presidente destacó este martes durante su mensaje ante la Asamblea Legislativa.
Después de oficiar de arquitecta de la alianza de los diferentes sectores del peronismo, alumbrar el frente que convirtió en alquimia electoral antiguas divisiones y diferencias y, finalmente, ceder la cabeza de la fórmula para competir con Mauricio Macri en la figura menos pensada, CFK volvió formalmente al centro del poder.
Su presencia fue de las más esperadas en el Congreso para la ceremonia del traspaso presidencial: militantes y simpatizantes aguardaron su salida desde el domicilio particular de su hija Florencia Kirchner, en el barrio porteño de Constitución. De allí y sin formular declaraciones partió rauda al Parlamento Nacional.
Ya en el Congreso, Cristina se llevó buena parte de la atención política: intercambió amigablemente con la vice saliente, Gabriela Michetti, y protagonizó un gélido saludo con Macri cuando el ex presidente ingresó al recinto para entregar el bastón y la banda a Fernández y cumplir con el folklore del traspaso de mando.
Durante el discurso de Fernández mantuvo la mirada sobre las 28 hojas del mensaje. Cambió el gesto cuando el nuevo presidente mencionó a Néstor Kirchner y sonrió cómplice al recibir el agradecimiento final del discurso por su rol como articuladora del diálogo político que derivó en la integración del Frente de Todos, hoy fuerza de gobierno.
Tras los aplausos, las fotos de rigor y un animado acompañamiento a Fernández, su pareja, Fabiola Yáñez, y su hijo Estanislao, a la salida del Congreso para saludar a la multitud, CFK cumplió con su primera tarea como vice: recibió en sus oficinas del primer piso del Parlamento a la delegación de representantes de la República Popular China y de la Federación de Rusia.
Posteriormente, la flamante vice se dirigió a la Casa Rosada para participar de la jura de ministros. Afuera, una multitud -en una postal similar a la despedida del 9 de diciembre de 2015- esperaba su presencia y la de Fernández en el escenario central para festejar el regreso y el inicio de una nueva etapa política.