El huracán Javier Milei dejó heridos en todos los frentes. Córdoba, cuna de un peronismo pre kirchnerista y kilómetro cero de Juntos por el Cambio, quedó afectada por una ola de extrema derecha  de la que, a una semana, aún intenta recuperarse. Su gobernador y candidato a presidente, Juan Schiaretti, obtuvo 27,55%de los votos en su provincia, seis puntos menos que el libertario quien cerró su motín con el 33,56 por ciento.

El impacto fue duro. Sus coterráneos le hicieron sentir el descontento al barón cordobés, quien basó su campaña en la gestión y se apuró a admitir la derrota sin números oficiales. Después de felicitar a quien le arrebató el deseo de ser el candidato más votado en su provincia, Schiaretti atravesó una semana cargada de operaciones y el abandono del barco de un exsocio.

Con el golpe consumado, y la convicción de que Milei puede ganar en primera vuelta, desde el schiarettismo echaron a correr versiones sobre un posible pedido del gobernador a sus colegas peronistas y la cúpula cambiemita para formar un gobierno de unidad y frenar el avance del libertario. Si bien Schiaretti no se hizo cargo de las versiones off the records de sus colaboradores, desde la vereda de enfrente no dudaron en recoger el guante.

La encargada de responder y aclarar su rol de cara a octubre fue Patricia Bullrich. Desde el territorio del gobernador, la expresidenta del PRO advirtió: «¿Es candidato o quiere plantear un frente?. Si quiere plantear un frente, se baja de candidato y apoya a los que él cree que pueden ayudar más a un objetivo de ser gobierno».

Con un puñado de palabras, la ahora candidata a presidenta enterró los deseos de su competidor y el armado previo que construyó su entonces rival, Horacio Rodríguez Larreta, quien mantuvo un fluido diálogo para sumar al cordobés a su equipo.

Tras esas declaraciones, se dispararon un sinfín de versiones que acusaban desde un acuerdo con Sergio Massa hasta una posible recomposición de la relación entre la representante electoral de Mauricio Macri en JxC y el gobernador, gracias a la mano sanadora del extitular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Esta situación, que empezó a diluir la figura del profeta cordobés en su tierra, impulsó un comunicado tajante.

“Tal como lo expresé el domingo pasado seré candidato a presidente de Hacemos por Nuestro País en las elecciones generales del próximo 22 de octubre”, inicia el contundente tuit. Desde el círculo íntimo del gobernador advierten que la necesidad de aclarar la continuidad de una candidatura genera una inmensa incomodidad tanto puertas adentro como en las propias bases.

Según entienden desde Córdoba, las versiones de que Schiaretti se bajaba tienen como origen las oficinas a metros de Plaza de Mayo que alquila Patricia Bullrich. El círculo del gobernador abona la teoría de que la ex presidenta del PRO está cobrando venganza por su líder político, Mauricio Macri, quien apuntó contra Guillermo Seita -histórico armador y amigo de Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y el propio Schiaretti- por diagramar una campaña en contra de su primo Jorge en la interna porteña de JxC.

“Es una estrategia de Bullrich para hacerse conocida en Córdoba porque su primer candidato a diputado, Luis Picat, hizo una pésima elección”, sostiene un colaborador del gobernador, abonando la teoría. Desmereciendo la jugada, el mismo armador advierte que de cara a octubre Schiaretti centrará su campaña en reconquistar a los votantes que se fueron bajo el ala de La Libertad Avanza y acentuar las alianzas en las siete provincias donde la lista consiguió ingresar candidatos para ingresar al congreso.

Esta respuesta tiene oculta, también, una marcada de cancha para el gobernador electo, Martín Llaryora quien alistó a sus voceros para que alerten sobre el trabajo de territorio que prepara el heredero de Schiaretti ante un eventual gobierno de Javier Milei. “Están todos locos”, advirtió a Tiempo otro de los socios del schiarettismo, notablemente conmocionado por la resignación de sus pares.

La agenda de los próximos días de Schiaretti se desarrollará en su provincia, para intentar revertir el resultado y pelear mano a mano contra el candidato libertario. Sin triunfadores en las listas de la ciudad y Provincia de Buenos Aires, Hacemos por nuestro País hará pie en Tierra del Fuego, en donde obtuvo 4,3% de votos y confluyen una gran cantidad de cordobeses.