Los cuadernos escritos por Oscar Centeno, el ex chofer del ex subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación Roberto Baratta, fueron adulterados para perjudicar a un empresario. Así lo demostró un peritaje oficial, encargado en el marco de una causa paralela al Expediente Cuadernos, en el que el empresario Armando Loson denunció una maniobra para involucrarlo falsamente en la causa.
Loson, titular del Grupo Albanesi –que se dedica al negocio de la energía, a diferencia la mayoría de los constructores imputados en la Causa Cuadernos- encargó un peritaje privado sobre las copias escaneadas de las anotaciones de Centeno. Así, detectó más de 1.600 adulteraciones sólo en referencia a su situación. El peritaje se dedicó a buscar referencias a él y no al resto de los involucrados.
Con el dato de las alteraciones inició una nueva causa judicial, que quedó radicada en el juzgado federal a cargo de Marcelo Martínez De Giorgi, con intervención del fiscal Gerardo Pollicita. Es una suerte de contra causa; el expediente principal tiene una parte elevada a juicio ante el Tribunal Oral Federal número siete y un remanente que permanece en el juzgado federal número 11, históricamente a cargo del fallecido Claudio Bonadio y hoy subrogado por Julián Ercolini.
En ese remanente fueron sobreseídos en las últimas horas Cristina Fernández de Kirchner y el ex ministro de Planificación Julio De Vido por una serie de hechos que habían quedado excluidos de la elevación a juicio. Ercolini también ratificó la ampliación de la acusación contra Roberto Baratta.
En cuanto a Loson, el peritaje oficial (una medida básica y elemental) fue encargado a expertos de la Policía Federal. Las conclusiones indican que la letra que aparece en tres de los ocho cuadernos efectivamente es la de Centeno. Pero hay tachaduras, correcciones y reescrituras que fueron hechas por otra persona. Dicho de otro modo: alguien que no fue Centeno sobrescribió los cuadernos para implicar a Loson en situaciones en las que niega estar involucrado. En Comodoro Py se aguarda con expectativa qué hará el abogado de Loson, Carlos Indalecio Vela, con esta confirmación en sus manos.
La sola detección de esas irregularidades valdría para pedir la nulidad de los cuadernos en los que aparece involucrado el titular del Grupo Albanesi como elemento de prueba. Y atento a que fueron los cuadernos el disparador de la investigación, por aplicación de la teoría judicial del “fruto del árbol venenoso” toda la causa se desmoronaría como un castillo de hielo en un tórrido verano. Al menos, en lo que a Loson se refiere.
¿Puede haber otras alteraciones similares a las que detectó Loson y confirmó el peritaje? A cuatro años de que estallara la Causa Cuadernos, es una posibilidad real y tangible que sólo puede ratificarse o descartarse mediante un exhaustivo peritaje, hoja por hoja, de cada uno de los ocho cuadernos.
Pero tanto en la etapa de instrucción cuanto ahora, que el expediente está en camino al juicio oral con fecha muy incierta de realización, ese peritaje fue rechazado. El Tribunal Oral parece ahora dispuesto a realizarlo, pero en el ínterin le negó el acceso a los originales de los cuadernos a todas las partes que lo pidieron, incluso al propio Centeno, quien insiste en que los quemó en la parrilla del quincho de su casa.
Los cuadernos “desquemados” permanecen en una caja fuerte en el tribunal oral. Cada vez que un abogado defensor pidió que se le permitiera acceder a ellos para realizar un peritaje que determinara si había irregularidades, los jueces les dijeron que no y les recomendaron que peritaran las copias de las imágenes de alta definición que pusieron a su disposición.
Ese peritaje, que fue el que hicieron los peritos de Loson, no permite determinar la antigüedad del papel, ni de la tinta, ni si las anotaciones fueron espaciadas en el tiempo o realizadas de un tirón, en una secuencia temporal acotada a mucho menos de la cantidad de años que involucran los textos.
Loson tiene otro frente abierto en torno a su situación. En agosto pasado, la Cámara Federal ordenó volver a analizar si el dinero que –bajo declaración como arrepentido- admitió haber entregado a funcionarios del gobierno 2003 -2015, fueron para financiar campañas políticas en procesos electorales.
Loson planteó la “incompetencia” del juez federal Julián Ercolini y pidió que el tramo de la causa que lo involucra pasara a la Justicia Electoral. El camarista Leopoldo Bruglia dispuso declarar la “nulidad” de un fallo del juez Ercolini que había rechazado en diciembre del año pasado ese planteo y le ordenó “proceder al dictado de un nuevo pronunciamiento sobre la cuestión debatida”.
Loson era uno de los empresarios que se encaminaba al juicio oral y público por la Causa Cuadernos, pero el 27 de julio de 2020 la misma sala de la Cámara Federal declaró “la nulidad parcial del auto de elevación a juicio a su respecto y encomendó que se profundizara la pesquisa en relación a posibles aportes a campañas electorales”.