En un fallo dividido, el Tribunal Oral Federal 5 de CABA absolvió este jueves a Jorge Alfredo Etchebarne, ex titular de la Comisión Nacional de Valores de la dictadura, en el juicio oral que se siguió por el secuestro y tormentos sufridos por directivos y allegados a los grupos económicos Chavanne y Siderúrgicas Grassi.
Para él, la fiscalía y las querellas habían pedido penas de entre 20 y 25 años de prisión como partícipe necesario de la privación ilegal de la libertad y torturas a 22 personas, que fueron llevadas al centro clandestino de detención que funcionó en la Cárcel de Encausados de Campo de Mayo.
La jueza Adriana Palliotti y el juez Obligado votaron la absolución, mientras que el juez Adrián Grünberg votó en contra. Sus argumentos se conocerán el 7 de junio a las 17, cuando se lean los fundamentos del veredicto.
El Tribunal sí condenó al exagente civil de inteligencia Raúl Guglielminetti, integrante del grupo de tareas del Primer Cuerpo del Ejército, a 10 años de prisión como autor de 9 de esos secuestros.
El caso Chavanne-Industrias Siderúrgicas Grassi es una causa emblemática sobre la persecución que llevaron adelante por civiles y militares contra ciertos grupos empresarios bajo la figura de ‘subversión económica’.
Desde la CNV, Etchevarne impulsó una denuncia penal contra ambas empresas por “subversión económica”: ambos grupos se habían asociado para la compra del Banco de Hurlingham a la familia de David Graiver.
A partir de esa denuncia, comenzó a intervenir el Primer Cuerpo del Ejército y se conformó un grupo de tareas mixto entre las fuerzas armadas, la CNV y el Banco Central. Su objetivo era encontrar el dinero que la organización Montoneros habría obtenido a raíz del secuestro extorsivo de los hermanos Juan y Jorge Born y que creían que estaba en poder del Grupo Graiver.
Entre el 13 de septiembre y el 8 de noviembre de 1978, fueron secuestradas en Buenos Aires y Rosario 28 personas, entre directivos de ambos grupos, abogados, familiares y empleados, que en su mayoría fueron llevados al centro clandestino de detención y torturas que se montó en la Cárcel militar de Campo de Mayo.
Al año siguiente, en los primeros días de 1979, los detenidos y detenidas ya habían sido liberados tras pasar a disposición del PEN a los penales de Caseros y Devoto. El único que siguió preso fue Juan Claudio Chavanne, quien recuperó la libertad en 1981.
El Banco de Hurlingham, que permanecía intervenido, fue liquidado por el Banco Central y cerrado.Tanto Chavanne como las hijas e hijo de Grassi relataron el desapoderamiento que sufrieron. “En las cuentas después no hubo un peso, desapareció la plata mientras mi papa estuvo desaparecido”, relató Marcela Grassi. “Me quebraron, me quedé sin un peso partido por la mitad”, relató Chavanne y agregó: “Firmé cualquier cosa con la promesa de que al día siguiente estaba en libertad”.