El Tribunal Oral Federal (TOF) de General Roca finalizó este miércoles la etapa de testimoniales en la causa por el asesinato en 2017 del joven mapuche Rafael Nahuel en la localidad rionegrina de Villa Mascardi, mientras que informó el cronograma completo de la instancia de alegatos y el 22 de noviembre dará a conocer el veredicto, tres días antes de que se cumplan seis años del homicidio.
El TOF realizó así la última audiencia con testigos citados por las partes y dio a conocer el cronograma fijado para esta etapa final del juicio oral y público: el 24 de octubre se concretará una inspección ocular en el lugar donde los cinco integrantes del grupo Albatros acusados por el crimen dispararon 130 veces con munición de plomo, mientras que el 1 de noviembre se realizará la incorporación de prueba y los imputados podrán ampliar su indagatoria.
El 7 y 8 de noviembre, en tanto, llegará el momento de los alegatos de las tres querellas -abogados de la familia de Nahuel, la APDH Bariloche y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación– y la fiscalía.
Luego será el turno de los alegatos de las defensas de los cinco uniformados procesados, que se harán el 14 y 15 de noviembre para, finalmente, el miércoles 22 dar lugar a las palabras finales de los acusados y escuchar el veredicto del Tribunal.
El vocero de la Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche de Río Negro, Orlando Carriqueo, señaló hoy que «quedó demostrada la persecución y la violencia utilizada» por los Albatros.
En declaraciones a Télam, dijo que «se cayó la teoría del enfrentamiento» y consideró que «hay más responsables que los cinco imputados, tanto dentro de la misma Prefectura, como también la responsable mayor (la exministra de Seguridad) Patricia Bullrich«.
«El juicio se da casi seis años después y más allá del resultado, la condena o el cambio de carátula -que esperamos que se dé para demostrar cómo fue la actuación de prefectura- lo que no tiene reparación es la vida de Rafael Nahuel, es algo que en los 40 años de democracia no puede volver a pasar», completó Carriqueo.
La instancia oral y pública del juicio comenzó el 15 de agosto pasado y durante el transcurso de 18 audiencias un total de 63 testigos aportaron sus testimonios en relación al hecho, y en el caso de los peritos brindaron detalles de las diferentes diligencias de las que participaron en la instrucción.
Los cinco miembros de la Agrupación Albatros acusados son: Sergio Cavia, por el delito de «homicidio agravado cometido en exceso de legítima defensa», mientras que sus pares Francisco Javier Pintos, Juan Ramón Obregón, Carlos Valentín Sosa y Sergio García, están procesados como «partícipes necesarios» del crimen.
Con excepción de los propios Albatros, que en la ampliación de sus indagatorias cuatro de ellos afirmaron haber sido emboscados y sufrido un ataque con armas de fuego, ningún otro testigo ni prueba da cuenta de la existencia de ese enfrentamiento.
En su ampliación de indagatoria, el segundo día de audiencias, Pintos aseguró que actuaron de acuerdo a las órdenes judiciales recibidas de preservar el lote en disputa entre la comunidad mapuche y Parques Nacionales, y dijo que los Albatros eran «los chivos expiatorios» de un poder político y judicial que no hace lo necesario para «terminar con el problema mapuche». Trató a jueces y políticos como «cobardes» y «corruptos».
Uno de los puntos clave del proceso judicial fue el aporte de tres testigos directos del asesinato de Nahuel: Johana Colhuan -herida en un hombro por uno de los balazos de los Albatros-, Lautaro González Curruhuinca y Fausto Jones Huala -los jóvenes que bajaron el cuerpo de la víctima hasta la ruta- quienes detallaron como fueron perseguidos y baleados por los uniformados.
Colhuan, prima de Nahuel, explicó ante el Tribunal el 26 de septiembre cómo se desarrollaron los hechos el día en el que asesinaron al joven y contó: «Estábamos llegando a un plano donde se encontraban el amigo Fausto (Jones Huala) y Lautaro (González Curruhuinca). Fausto (estaba) tirando piedras, en ese momento llegando al plano le disparan a mi primo, cae al piso y después me disparan a mi en el brazo».
Afirmó que Nahuel «decía que no podía ver, que le costaba respirar y tenía sed» a lo que le respondió que se quedara tranquilo que iban a ayudarlo y contó que «alguien preparó como una camilla con madera y unos clavos, lo subimos a la camilla y ya él sentía que no iba a soportar más. Se bajó de la camilla dos o tres veces, se tiró, decía que se quería quedar ahí, que no quería que lo bajen. Lo agarré, lo subimos, le agarré la mano y le dije que se tranquilice, que lo íbamos a bajar, que iba a llegar ayuda, un médico. Bajamos muy poquito y falleció».
Los testimonios de los peritos que participaron de la inspección ocular realizada el 12 de diciembre de 2017 determinaron que en el lugar sólo se encontraron rastros de disparos efectuados con armas con munición 9 milímetros, es decir, las que portaban los efectivos de Prefectura.
Por otra parte se confirmó que Nahuel fue asesinado a aproximadamente mil metros de la tranquera de ingreso a la comunidad, por fuera de los límites del predio disputado. En esa zona se encontraron más de 30 vainas servidas correspondientes a proyectiles 9 milímetros.
Para confirmar esos datos, en la inspección del próximo 24 de octubre se utilizará un geo referenciador que permitirá ubicar el hecho en el terreno.
Entre los testimonios, fue importante también el aporte del doctor Ramón Chiocconi, quien un día después del homicidio subió al territorio para atender a dos heridos. Dijo que los balazos que recibieron -una en el hombro y otro en un codo- ingresaron por la zona posterior y tenían orificio de salida en zona anterior, es decir que fueron recibidos por la espalda.
Marcelo Saccomano, profesional que realizó la autopsia, declaró el 5 de septiembre pasado y confirmó que, además de ingresar por la espalda, el proyectil que mató a Nahuel tenía «una trayectoria ascendente», lo cual permitió a las querellas reconstruir un escenario de persecución montaña arriba por parte de los Albatros.
Durante las audiencias expusieron los peritos balísticos que participaron de las tres pericias que se realizaron y que arrojaron resultados contradictorios. La primera de ellas, realizada en Bariloche pocos días después del asesinato, determinó que el proyectil que mató a Nahuel provino del subfusil MP5 identificado con el número de serie B 05-C335508, es decir el arma que se había asignado al cabo primero Francisco Javier Pintos.
Sin embargo, una segunda pericia ordenada a Gendarmería por el Juez subrogante del Juzgado Federal de Bariloche que en 2017 estaba al frente del expediente, Gustavo Villanueva, arrojó como resultado que el proyectil extraído del cuerpo de la víctima no había salido de esa arma.
Así, un magistrado subrogante del Juzgado de Bariloche, Gustavo Zapata, dio curso a una tercera pericia solicitada al Cuerpo de Investigaciones Fiscales del Ministerio Público de Salta. Ese trabajo comenzó a principios de 2020 pero fue suspendido por la pandemia.
En enero de 2021 se conoció que la pericia arrojó como resultado que el proyectil homicida salió de la pistola Pietro Beretta modelo 92, número de serie 05-P83332Z, que portaba el cabo primero Sergio Cavia.
De esta manera, se espera que la contradicción en las pericias será una herramienta clave para las defensas en sus respectivos alegatos.