El Tribunal Penal de Neuquén declaró culpables por «abuso de autoridad» y «abuso de armas» a seis de los ocho agentes acusados en la causa Fuentealba II, que juzgó la represión que derivó en el asesinato del maestro Carlos Fuentealba en 2007.
Los agentes Carlos Zalazar, Moisés Soto, Adolfo Soto, Jorge Garrido y Mario Rinzafri fueron hallados responsables de «abuso de autoridad», mientras que al policía Benito Matus se lo culpó por «abuso de armas».
En el mismo veredicto, los jueces Raúl Aufranc, Luis Giorgetti y Diego Chavarría Ruiz también absolvieron por «falta de pruebas en su contra» a los agentes Aquiles González y Julio César Lincoleo y por «el beneficio de la duda» al policía Benito Matus por abuso de autoridad.
La resolución del tribunal contra los ocho expolicías acusados de participar de la represión que causó la muerte del docente Fuentealba, durante una protesta en Neuquén en 2007, se conoció cerca de las 14, luego de diez audiencias judiciales.
El maestro murió por el impacto en la cabeza de una granada de gas lacrimógeno disparada por el cabo José Darío Poblete el 4 de abril de 2007, durante una manifestación del gremio docente en la ruta nacional 22, en cercanías del paraje Arroyito.
En el primer juicio que se realizó por este caso, Poblete fue condenado a prisión perpetua por homicidio calificado con alevosía.
En la audiencia del martes pasado, los ocho expolicías acusados expresaron sus últimas palabras y luego el juez Luis Giorgetti dio por cerrada la instancia oral.
El primero en dirigirse al tribunal fue el exsubjefe Moisés Soto, quien afirmó que «efectivamente nosotros fuimos convocados el día 3 de abril a Casa de Gobierno, donde el (entonces) gobernador (Jorge) Sobisch nos instruye con respecto a Arroyito», la zona de la protesta.
«Nos dice que, sin querer cortarle el derecho a los manifestantes, él ya tenía conocimiento que Vialidad Provincial había realizado un trabajo en un camino alternativo a la altura del puente Carancho», y por ello, explicó, la consigna era no permitir que los docentes se manifestaran en el puente de Arroyito, pero sí podían hacerlo en el puente Carancho.
También, aclaró que «no teníamos un conocimiento real de lo sucedido el 4, allí en la ruta 22, con relación a la agresión que sufriera el maestro Fuentealba. Es por ello que una vez finalizado el trabajo allí se dispone que todos regresen a la jefatura de policía», donde luego se secuestraron las armas y se pusieron a disposición de la Justicia.
Luego fue el turno del exsuperintendente de Seguridad Metropolitana Adolfo Soto, quien manifestó: «He permanecido 16 años en silencio respetuoso de la Justicia, de las autoridades de la provincia de Neuquén, pero quiero comentarles a ustedes señores jueces, yo hace 16 años estoy condenado, sometido al escarnio, al escrache, a la designación de asesino, de encubridor de un asesinato».
Asimismo, aseguró que «todo es fundamentado en elementos utilizados en la causa Fuentealba I para tildarnos de esta manera», y agregó que esa «causa que fue esclarecida, el culpable está condenado».
El exdirector de Seguridad Mario Rinzafri también detalló lo sucedido el 3 y 4 de abril de 2007 y aseguró que la consigna del operativo era brindar un camino alternativo para mantener la libre circulación.
«Hace 16 años que nosotros estamos condenados, hace 16 años que estamos a disposición de la Justicia, tres veces la Justicia dispuso nuestro sobreseimiento. Pido que se haga justicia, que se cierre», expresó Rinzafri.
El exjefe del Departamento de Seguridad Metropolitana Jorge Garrido y el policía Aquiles González hicieron referencia a su trayectoria dentro de la institución policial, recordaron los hechos del 4 de abril de 2007 y finalmente pidieron justicia.
El policía Julio César Lincoleo aseguró que «en ningún momento» vio lo que sucedió con el maestro», transcurrieron «16 años de no saber qué hice para encubrir a (el condenado policía José) Poblete».
Luego el policía Benito Matus señaló que «a diferencia del resto tengo dos imputaciones (abuso de armas y lesiones leves)», y le agradeció a su defensor, que «echó luz a todas las acusaciones falsas» que tuvo todos estos años.
Matus explicó por qué llegó a sostener y disparar un arma cuando se encontraba en el área de logística y vestido de civil el día del operativo, y aseguró: «Yo no me preparé para matar gente, para tirarle a un auto, yo me defendí de la agresión que me vieron como blanco fácil al ser grandote y carente de todo elemento de seguridad».
Por último, el exjefe de la policía de Neuquén Carlos Zalazar recordó cómo era la situación de los docentes en esa época, y qué sucedió el 4 de abril.
«Todos sabemos que hacía un tiempo prolongado que los maestros venían cortando rutas, molestando a la ciudadanía de la provincia con sus actitudes belicosas», sostuvo y agregó que con la medida de fuerza del gremio «se estaba cortando la libertad de comunicación, de trabajo, de circulación, del turismo y eso es un delito», motivo por el cual le ordenó al general Moisés Soto que organizara un operativo de prevención.