Hace tiempo que no estás y tu ausencia se nota. Te quería escribir para contarte que nos llegó la noticia de que la Justicia declaró culpable de tu asesinato a José Lopez Rega y que la sentencia se convirtió en un fallo ético o moral, como quieran llamarlo. Fue así porque la impunidad ocultó por tantos años a Lopecito y su banda de asesinos que, cuando pudo dar veredicto, la mayoría de los responsables ya habían fallecido. Y, como vos sabés bien, no se puede juzgar en ausencia.
Por eso, el juicio penal que comenzamos hace más de treinta años devino en Juicio por la Verdad, que no es poco. Aquello que tanto denunciaste, sobre la violencia de arriba, quedó reconocido por la Justicia. Tomo tus palabras de un reportaje al diario Mayoría: “Con respecto a los muchachos que han sacrificado su vida y su libertad para luchar contra la entrega y la ignominia, ocurrirá como con Artigas, Facundo, Rosas, el Chacho, Felipe Varela y con las montoneras; por encima de las calificaciones de los tribunales del régimen, la historia los reivindicará como verdaderos patriotas”.
Te quería hacer llegar estas palabras para decirte que hoy, en vez de un homenaje en tu nombre, hacemos una reivindicación de tus actos, de tus ideas, de tus sueños, que no eran ni más ni menos que el deseo colectivo de un pueblo por una existencia social más justa. Esas ideas son necesarias para seguir denunciando tanta pobreza y exclusión. También son necesarias para los que dudan si es buen momento para hablar de lucha de clases, de socialismo nacional, del Estado como garante de la justicia social, de la soberanía política y de la independencia económica.
Bueno, no te quiero aburrir, solo decirte que hoy somos más que antes. No solo están tus hijos, también están tus nietos para continuar la lucha. Como decía Vicente Zito Lema, en ese hermoso poema que te escribió:
“Se que tus hijos Rodolfo.
Y mis hijos y los hijos de cada compañero
Verán hacerse la luz la pesadilla.
Verán hacerse alegría la sangre que dejaste.
La verán crecer y convertirse
En un manzano bello.”
Disculpame si tarde mucho en escribirte, prometo hacerlo más seguido.
Te quiere
Tu hijo, Ramiro.