¿Existe algo más soberano que garantizar el alimento para toda la población a lo largo y ancho de la Argentina con alimentos producidos en nuestras tierras? ¿Por qué, entonces, cuando se habla de soberanía, se habla de soberanía energética, de hidrocarburos o de la línea aérea de bandera, pero nunca de la soberanía alimentaria? ¿Cómo puede ser posible construir un país soberano sin resolver el hambre?
Estamos en tiempos de elecciones; tiempos donde debiéramos escuchar propuestas de candidatos y candidatas. Pero escasean. En ese marco, la Mesa Agroalimentaria Argentina, el espacio abierto que nuclea a organizaciones productoras de alimentos como la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), la Federación de Cooperativas Federadas Ltda (Fecofe), la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (FONAF) y Bases Federadas, se movilizan al Congreso este miércoles.
¿De qué se trata? De una serie de políticas públicas reales divididas en nueve propuestas concretas.
¿Qué tienen en común los puntos? Poner al alimento en el centro de la escena.
“En Argentina nunca se puso al alimento como el centro de la escena. Siempre hubo un proyecto agrario en función del enriquecimiento, un modelo agroexportador mirando para afuera y para el mercado concentrado”, repasa Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra y expresidente del Mercado Central.
La propuesta, entonces, es hacer lo que nunca se hizo en Argentina: democratizar la producción y la comercialización del alimento. “Un modelo que atienda un concepto fundamental que es la soberanía alimentaria. Y la soberanía alimentaria incluye al alimento, a qué alimento se produce, a cómo se produce, a quién lo produce, a cómo se distribuye y a quién lo consume”, explica Silvio Antinori, vicepresidente de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe).
Los nueve puntos
1- Ley de acceso a la tierra
La ley de acceso a la tierra fue presentada tres veces en el Congreso de la Nación. Propone la creación de un Fondo Fiduciario Público de Crédito para la Agricultura Familiar que facilite el acceso a las tierras a través de un crédito blando. Es un “Procear rural” para resolver el problema de la tenencia de la tierra, que impacta en la calidad de vida de las y los trabajadores de la tierra y en los precios y el acceso a alimentos de toda la población. El 60% de nuestro alimento es producido por las familias pequeñas productoras. El 75% de ellas no son dueñas de las tierras que trabajan.
2- Ley de arrendamiento rural
Las familias campesinas pagan alquileres caros, viven en condiciones precarias y muchas veces cuando recuperan los suelos del daño de los agroquímicos deben marcharse porque ya terminó el alquiler.
Para solucionar este problema estructural del alimento en la Argentina es necesaria una ley de arrendamiento rural justa. Y que se fomente la producción de alimento sano en las tierras arrendadas.
3 – Protección de Territorios de Familias Campesinas e Indígenas
Las zonas donde habitan familias campesinas e indígenas son codiciadas por proyectos extractivistas, forestales y por el monocultivo de soja. Es necesario proteger estos territorios en donde se produce alimento para toda la población.
4- Creación de una empresa pública de alimentos
El Estado debe intervenir en la producción de alimentos y en garantizar la soberanía alimentaria. Y una forma para hacerlo es la creación de una empresa de alimentos que funcione como empresa testigo para la fijación de precios y los modos de producción y comercialización.
5- Plan de financiamiento cooperativo
“Son fondos rotatorios que hacemos girar dentro de nuestras cooperativas, y eso hace que cooperativas que por ahí no tienen acceso al financiamiento al sistema crediticio nacional, tengan la posibilidad de realizar una inversión. Es muy importante que desde el Estado se otorgue esa herramienta de financiamiento que nosotros la utilizamos y la hemos utilizado en varias cooperativas con resultados obviamente muy positivos”, explica Silvio Antinori.
6 – Plan Nacional de Abastecimiento Alimentario
¿Por qué falta el alimento?¿Por qué hay épocas del año donde el tomate o las naranjas duplican o triplican su precio para el consumo? ¿Tiene solución?
“Para garantizar los 400 gramos –como mínimo– de frutas y verduras que cada habitante del país necesita para una alimentación sana, como establece la FAO, se puede planificar la producción atendiendo a la estacionalidad y la regionalidad, para ir logrando un abastecimiento estable y un equilibrio de precios”, explica Nahuel Levaggi. “Si en una época el tomate se produce en el pueblo de Lobatón, Jujuy, hay que conseguir que se produzca más tomate para esa época en Lobatón. Hay que ir y entregarles crédito a los productores para que, en vez de 50 hectáreas, produzcan 120 hectáreas. Entonces no va a faltar abastecimiento de tomate y el precio no va a aumentar”.
7 – Ley de Segmentación Impositiva Agraria
Esta propuesta radica en la segmentación de la alícuota en la retención sobre los derechos de exportación en cereales y oleaginosas. Utilizando el 10% del monto total recaudado, en concepto de retenciones para realizar una redistribución de las mismas según escalas productivas.
8- Plan nacional de creación de Mercados de Cercanía
Para que el alimento sea fresco, sano, seguro y soberano debe viajar lo menos posible. Además mientras menos viaja un alimento, menos emisión de combustibles fósiles genera. Mientras menos viaja un alimento, menos intermediarios y menos gastos. Los mercados de cercanía abaratan costos. Bajan los precios y bajan la contaminación.
9 – Programa Nacional de Impulso a la Agroecología
La agroecología, además de producir alimentos sanos, seguros y soberanos a precios justos, tiene la posibilidad de desacoplar la producción del precio del dólar. “El modelo actual nos hace producir a costo dólar y vender en pesos. Eso es así por la imposición de los paquetes tecnológicos, los agrotóxicos, las semillas modificadas. Si se apuesta al desarrollo de semillas nacionales y a la producción agroecológica, como venimos haciendo los movimientos campesinos en distintas provincias, además de aliviar los costos de producción se atienden los aspectos estratégicos del cuidado del suelo, el ambiente y la salud”, explica Nahuel Levaggi. Por eso fomentar la agroecología es un punto indispensable para lograr la soberanía alimentaria.
“Tenemos tierra suficiente, tenemos agua suficiente y tenemos productores suficientes para pensar un programa agrario que ponga en el centro de la escena el alimento”, asegura Levaggi. ¿Entonces por qué no construir soberanía con el alimento? Esa es la propuesta que espera ser escuchada por los futuros gobernantes y legisladores.