Luego de las elecciones de 2015, en un reportaje radial, el asesor presidencial Jaime Durán Barba había dicho que el triunfo de su cliente se explicaba porque habían interpretado mejor en la campaña electoral el «deseo de cambio». Nadie puede negar la capacidad del ecuatoriano para analizar el humor social y plasmarlo en marketing político. El problema que inexorablemente enfrentará en los próximos meses Jaime Durán, como le dicen en su país natal, es que la pulsión de cambio ahora recae sobre su asesorado, Mauricio Macri, y su gobierno. Para hacer un juego de palabras, el eslogan Cambiemos a Cambiemos tendría una enorme adhesión en este momento.
La consultora Ceis, dirigida por el sociólogo Fernando Larrosa, acaba de cerrar una encuesta nacional a la que Tiempo tuvo acceso. Uno de los datos más contundentes de la medición de más de 1200 casos fue la respuesta a la pregunta sobre continuidad o cambio de gobierno. El 68% contestó que votará en las elecciones de octubre por una propuesta opositora y sólo el 32% manifestó que podría hacerlo para que siga el oficialismo.
«Esta tendencia de voluntad de cambio viene creciendo mes a mes en nuestros sondeos –dijo Larrosa–. En los últimos 12 meses, el único momento en que el oficialismo estuvo un poco mejor fue en diciembre del año pasado. La reunión del G20 lo hizo repuntar un poco, pero luego volvieron los resultados negativos».
A pesar de que hay 32 puntos que sostienen que apoyarían la continuidad, la intención de voto del presidente está bastante por debajo de esa cifra. Al igual que otras consultoras, Ceis ubica al jefe de Estado abajo del tercio de respaldo, mide 27 por ciento. Esto lo ubica, según los números de Larrosa, a siete puntos de distancia de la expresidenta Cristina Fernández, que tiene 34% de intención de voto, liderando las preferencias para las elecciones de octubre.
En tercer lugar se ubica Roberto Lavagna, con un 11%, seguido por Sergio Massa, con casi un 7%, y por Juan Manuel Urtubey, que tiene 3 puntos. Además hay un 12% de indecisos, lo cual no es mucho si se tiene en cuenta que las candidaturas no están formalizadas.
«Es llamativo que haya una diferencia de cinco puntos entre los que dicen que quieren que siga el oficialismo y los que votan al presidente. Muestra, entre otras cosas, el gran desgaste de la figura de Macri –explicó el sociólogo–. En el caso de Cristina, los números se mueven siempre entre 30 y 35 puntos. Es un núcleo duro que no se modifica por nada».
Respecto de la «tercera opción», Larrosa destacó: «Si se suma el respaldo de todos los potenciales candidatos la propuesta ronda el 20%. El tema es que se trata de un sector del electorado que no es tan homogéneo. Por ejemplo: no sé si los que quieren votar por Urtubey acompañarían a Lavagna. Los dirigentes tendrían que hacer un trabajo para mostrarse más amalgamados y por ahora ocurre lo contrario. Están distanciándose».
La encuesta de Ceis consultó también sobre la situación económica. Hubo algunas respuestas que impactaron por su nivel de unanimidad. El 83% dijo que sus ingresos perdieron poder adquisitivo en los últimos meses, que cada vez puede consumir menos. «Es muy raro que en una medición haya alguna pregunta que genere una respuesta en la que casi todos dicen lo mismo. Es llamativo y muestra la profundidad de la crisis económica», remarcó Larrosa.
Otro dato central es a quién responsabilizan los ciudadanos por su situación. La encuesta muestra que la receta de culpar a la «pesada herencia» ha perdido la batalla. El 41% piensa que la crisis económica es por las políticas del gobierno actual y sólo el 28% señala a la gestión anterior. «Antes era al revés –sostuvo el director de Ceis–. La repetición del relato de la herencia le ha ido quitando fuerza».
Además, la percepción sobre el futuro marca una fuerte impronta del pesimismo. Un 50% piensa que va a estar peor el año que viene, mientras un 25% considera que seguirá igual y sólo un 21% sostiene que mejorará. «