Brenda Austin, diputada radical y firmante del proyecto, tiene la triple tarea de cuidar la mayoría acumulada dentro de su bloque (21 a 15 a favor, hasta aquí), coordinar con sus pares del interbloque Cambiemos para sumar votos en terreno hostil y dar la discusión externa contra las presiones que la Iglesia ejerce sobre los legisladores de su partido. «Es impresionante lo que están apretando. Muchos se están guardando su posición para evitar el acoso», relata.
Austin, al igual que muchos legisladores, lleva su propio conteo, en donde anota las voluntades a favor, contrarias e indefinidas. «Pero sólo agrego los votos consolidados, como el de Luis Ramón (Partido Intransigente de Mendoza), que se sumó de manera pública el viernes. Puedo saber la posición de antemano, pero no lo anoto hasta que se consolide”, revela su metodología.
–¿La posición a favor del aborto sufrió bajas en su bloque por presión de la Iglesia?
–Es impresionante lo que están apretando. Hay muchos que se quieren guardar su posición estos días para evitar el acoso. Da bronca la hipocresía, negar el problema. “Salvemos las dos vidas» no es un lema, es una falacia argumentativa. ¿Cómo las salvás? Votar en contra no salva las dos vidas. Es mentira. Uno es libre de votar lo que crea, pero no tergiversemos el debate. La posición antiaborto se niega a reconocer la realidad, está negada al debate. Sin aborto legal estamos condenando a las mujeres al peor de los escenarios.
–Algunos legisladores antiderechos se amparan en el argumento de que las provincias no son Buenos Aires.
–Por eso mismo tienen que mirar la realidad de sus provincias. Claro que las provincias no son Buenos Aires, en donde no hay muerte por aborto clandestino, mientras que en Formosa el número es ocho veces mayor. Cuando niegan el problema convierten la realidad en el peor de los mundos, de complicidad y oscurantismo. Es entonces cuando ganan los que lucran con los abortos clandestinos, y las que pierden son las mujeres que no tienen plata y terminan en una curandera. Y los que están haciendo especulación política, también tienen una mala lectura. Al mirar la composición de la opinión a favor, entre los jóvenes da altísima. Es impresionante el cambio generacional que estamos viviendo. Este proyecto está siendo acompañando masivamente en todo el país por los jóvenes. Y los que guían su voto por especulación, deberían hacer el cálculo de que, dentro de cuatro años, ese sector que está a favor del aborto va a representar gran parte del padrón electoral.
–¿Qué les decís a tus correligionarios radicales para sumarlos?
–El radicalismo tiene una historia de defensa de las libertades. Siempre tuvo la valentía para construir un estado laico capaz de diferenciar la religión de las políticas públicas. Si nos dejáramos guiar por las presiones y los dogmas que imperan, incluso desde propia la sociedad, no hubiésemos podido transitar transformaciones como la Ley Sáenz Peña, el voto femenino, las leyes de divorcio vincular y patria potestad compartida, que son emblemas para el radicalismo, como también el matrimonio igualitario y la identidad de género. Los radicales debemos ser consecuentes con nuestra historia, por eso debemos acompañar este proyecto. Somos un partido que se sostiene sobre las libertades y los Derechos Humanos. El radicalismo no puede tener 15 tipos votando en contra. «