Boca celebró hoy su 66° título de su historia acompañado por una multitud en La Bombonera, donde los festejos se realizaron antes y después del partido contra Unión de Santa Fe, que terminó ganando el xeneize con dos goles de Benedetto, que se consagró también goleador del campeonato.

Las puertas del estadio se abrieron a las 13.40 para aquellos socios que previamente tuvieron que cumplir con los requisitos planteados por la dirigencia: demostrar su presencia en al menos cuatro de los siete partidos jugados como local este año.

El plantel conducido por Guillermo Barros Schelotto recién salió a las 14.15 del Hotel Madero, en el barrio porteño de Puerto Madero, en el micro oficial, escoltado por miles de simpatizantes, que alentaron a lo largo de toda la caravana, y tardó alrededor de 45 minutos para llegar a las instalaciones del club.
Una vez en el playón del estacionamiento, el «Mellizo» bajó primero junto con su cuerpo técnico, seguido del capitán, Fernando Gago, y del subcapitán, Pablo Pérez, quienes recibieron una enorme ovación de parte de la gente presente. Posteriormente, el grupo se dirigió al interior de la cancha junto con sus familiares y dieron la vuelta olímpica caminando. Allí se vieron momentos emocionantes, como el llanto marcado de Benedetto con su hija en los hombros o la alegría de los tres colombianos Frank Fabra, Sebastián Pérez y Wilmar Barrios.

Luego de la celebración sobre el césped del campo de juego, los futbolistas regresaron al vestuario para cambiarse de cara al partido con Unión aunque la fiesta continuó con una murga y la musicalización de diferentes DJ’s. Cuando el equipo salió minutos después, ya para disputar el partido, Gago bajó de un drone una estrella con el número 66, en alusión al total de títulos que ostenta computando el período del amateurismo y el profesionalismo.

Terminado el partido, ya bien de noche en la Boca, la ceremonia volvió a empezar. Uno a uno, jugadores y cuerpo técnico subieron al escenario montado en la mitad de la cancha, donde recibieron la medalla y la copa del torneo. Todos disfrazados con gorros de cotillón, ensayaron otra vuelta olímpica en medio de un descomunal show de fuegos artificiales.