Desde 2007, con la elección de Mauricio Macri como jefe de Gobierno, la ciudad de Buenos Aires está comandada por la hegemonía del PRO, espacio fundado por el expresidente a fines de 2005. Conocida por ser el kilómetro cero de la carrera presidencial de sus líderes y dueña de un presupuesto que nada puede envidiarle a las grandes urbes internacionales, la capital autónoma atraviesa una elección que podría poner en jaque el modelo de gestión que capitaliza hace más de una década.

Bárbara Rossen es arquitecta, directora general de Derechos de Acceso a la Ciudad en la Defensoría del Pueblo porteña y candidata a vicejefa de gobierno en el binomio que encabeza Leandro Santoro. Aunque hasta hace algunas semanas el gran público la desconocía, la profesional tiene en su haber un experimentado recorrido que la tiene ligada al peronismo porteño desde hace más de 30 años. Como miembro y fundadora del Colectivo de Arquitectas –que estuvo al frente de la lucha para frenar la privatización de los predios de Costa Salguero y Punta Carrasco que impulsa Horacio Rodríguez Larreta–, mantiene un estrecho vínculo con el vicejefe de gabinete, Juan Manuel Olmos y es hija de Alicia Pierini, la histórica referente del PJ porteño.

Con una vida marcada por el justicialismo, Rossen hace de la arquitectura otra forma de militancia. Desde haber dirigido la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura, hasta acompañar a los vecinos en su reclamo por la modificación del código urbanístico, la candidata le esquiva a mantenerse en la comodidad de transitar el camino como defensora de los Derechos Humanos que le heredó su madre. Sin desconocer su legado, sentencia: «Voy a ser quien defienda los derechos urbanos».

–Como referente del sector, ¿qué análisis hace de la gestión urbana del Gobierno de la Ciudad?

–La crisis que tenemos en la ciudad es consecuencia de cómo se construye. En este momento, el gobierno de la ciudad forma parte de un plan de negocios en donde todas las políticas que se toman son para beneficio de los privados, como lo son las ventas y subastas de tierras públicas, el cambio de normativas y convenios urbanísticos a medida de las grandes constructoras, las concesiones baratísimas en espacios públicos. Todo el aparato del Estado está a merced de los negocios de determinados grupos económicos. Este modelo de especulación inmobiliaria profundiza la desigualdad y, por consiguiente, la inseguridad. Nosotros proponemos una sociedad más justa, en donde las necesidades de las personas sean el centro de la toma de decisiones y que, independientemente de su capacidad económica, los ciudadanos tengan el derecho de acceder a todos los bienes urbanos que debe ofrecer el Estado, como la salud, la educación y los espacios públicos. Esto es lo que debemos defender en esta elección, porque el mercado siempre va a tratar de dominar la situación.

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–La iniciativa popular para construir un parque público en Punta Carrasco y Costa Salguero juntó más de 53 mil firmas, ¿por qué considera que el oficialismo porteño hizo caso omiso a esta presentación?

–Desde hace varios años la legislatura de la ciudad aprueba a libro cerrado los proyectos que envía el GCBA gracias a la mayoría automática que tiene Juntos por el Cambio en el palacio. Esto es un mecanismo autoritario, porque no hay debate ni se escucha a la ciudadanía. Y el caso de la privatización de los predios no fue la excepción. Se convocó a la audiencia pública más masiva de la historia de la ciudad, más de siete mil ciudadanos inscriptos, dos mil oradores y cuarenta días de jornada de participación ciudadana que el gobierno de la ciudad decidió deliberadamente no escuchar por seguir cuidando intereses privados. No debemos confundir la posibilidad de visitar un lugar público con que sea público. La gente puede caminar por Puerto Madero, pero tiene una cantidad de programas gastronómicos pensados para determinado tipo de consumo. Esto genera que el público pueda ir a mirar cómo otros viven muy bien. Que un espacio sea público se traduce en que todos nos sintamos cómodos sin importar la clase social. En una ciudad donde siempre habrá desigualdades, el espacio público es una oportunidad para distribuir riqueza. Con la creación de parques se puede hacer justicia urbana y darles lugares de calidad, prestigio y de disfrute a todos los vecinos de manera equitativa.

–Hace algunos días la ciudad está empapelada con carteles que llaman a los votantes de Martín Lousteau a votar por Leandro Santoro, ¿qué rol considera que puede tomar el radicalismo en esta elección?

–Hasta ahora, el radicalismo fue socio del PRO en un montón de decisiones políticas, pero percibo que eso está cambiando, porque se están empezando a poner en debate derechos constitucionales. La UCR está más ligada al peronismo en la defensa de estas conquistas que cualquier otro espacio y con la continua derechización de los discursos, estas similitudes se notan mucho más. Tengo el compromiso de recomponer el diálogo y el debate político. La construcción de consenso no significa hacer todo lo que el ganador quiera, sino discutir constructivamente para conseguir el mejor proyecto de ciudad. No hay salvaciones individuales, tenemos que recomponer la construcción colectiva.

–¿Cree que puede concretarse una alianza entre el peronismo y el radicalismo?

–Hay mucha militancia radical desencantada porque no se respetan los valores del partido y no los hacen formar parte de las decisiones. Cuando se construyen alianzas electorales todos los actores son igual de importantes, y está claro que el PRO desplazó al radicalismo en estos últimos años. Es posible que se concrete una alianza porque la preocupación frente al avance de figuras como Javer Milei nos puso en el mismo lugar. De todas formas, creo que queda antiguo seguir hablando de los partidos tradicionales. Cuando hablamos de construir un nuevo pacto social necesitamos ser más amplios, no podemos quedarnos en algo que evidentemente necesitamos actualizar. Los valores están intactos, porque la lente con la que miro el mundo es la de la justicia social, pero lo que tenemos que hacer es componer un nuevo espacio que unifique a todos los que queremos un modelo de ciudad justa y humana, sean del partido que sean. «