El Ejército homenajeó a militares caídos en enfrentamientos con la guerrilla en la década del ’70, en un acto del que participó el Ministro de Defensa, Oscar Aguad, y del Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultura, Claudio Avruj, quien difundió su participación a través de sus redes sociales. La reivindicación fue para una decena de militares a quienes declararon “héroes”. El principal homenajeado fue el coronel Argentino del Valle Larrabure, quien murió en una cárcel del pueblo del ERP en 1975, y con cuyo caso se intentó revivir judicialmente la Teoría de los Dos Demonios.
El acto militar se realizó este miércoles en Facultad de Ingeniería del Ejército, donde se impuso el nombre de Larrabure al laboratorio de química, al cumplirse 44 años de su muerte, y tuvo a la cabeza al jefe del Ejército, el teniente general Claudio Pasqualini.
La presencia de Aguad y de Avruj no parece casual y remite al intento de reinstalar la Teoría de los dos Demonios, un tema recurrente durante todo el gobierno de Mauricio Macri, pese a que ya fue saldado en los organismos de derechos y en el proceso de Memoria, Verdad y Justicia.
Al difundir su participación, Avruj aseguró que se trató de un acto “muy importante que ratifica el reconocimiento del Estado a su Ejército como institución de la democracia, y que homenajea a aquellos que dieron la vida defendiendo la patria”. Además, pidió contar la historia “sin falsas ni tendenciosas interpretaciones”.
El homenaje declaró “héroe” –defensor de la Patria escribe Avruj- a Larrabure, cuya muerte fue llevada a la justicia para que sea considerado como crimen de lesa humanidad. El 26 de diciembre pasado la Cámara Federal de Casación Penal tiró por tierra ese intento: ratificó que los episodios de violencia cometidos por las organizaciones guerrilleras en los años 70 no constituyen delitos de lesa humanidad y, en consecuencia, por el paso del tiempo, están prescriptos.
Cuando en mayo del año pasado la causa había llegado a la Cámara Federal de Rosario los organismos de derechos humanos advirtieron que si avanzaba el pedido se podía “desvalorizar una categoría que comprende delitos de tal magnitud que la humanidad toda ha señalado para exhibirlos, juzgarlos y no repetirlos”.
También entonces señalaron que se trataba como otro intento de reimplantar la teoría que busca equiparar al terrorismo de Estado con las guerrillas de los 60 y 70.
La posición de Avruj es amigable a la Teoría de los dos Demonios: apenas asumido, el 14 de enero de 2016 se reunió en la ex Esma con los familiares de militares muertos en acciones guerrilleras del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), un espacio que, desde 2006, impulsa el juzgamiento de militantes de organizaciones armadas que sobrevivieron al terrorismo de Estado.
Luego de aquel encuentro Arturo Larrabure, hijo del coronel Larrabure, festejó y agradeció el “cambio de paradigma” del gobierno de Macri y su «equipo». Esa mirada pro impunidad se mantuvo durante todo el gobierno de Cambiemos en el que se vivieron episodios como el 2×1 para los genocidas, que el mismísimo Avruj inicialmente convalidó.
El mes pasado, el secretario defendió un proyecto presentado en el Congreso para otorgar un reconocimiento económico a los familiares de los militares caídos por ataques guerrilleros en períodos democráticos.
El caso Larrabure no es un caso más: fue uno de los argumentos usados por las Fuerzas Armadas para generar cohesión interna y social para dar el golpe del 24 de marzo de 1976. El teniente coronel (ascendido post-mortem) murió en una cárcel del pueblo del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1975, en el gobierno de Isabel Martínez de Perón. Había sido mantenido preso durante un año, luego de un ataque de la guerrilla guevarista a la Fábrica Militar de de Pólvoras y Explosivos de Villa María, Córdoba.
La versión oficial del Ejército fue que Larrabure fue torturado y asesinado, sin embargo, la causa judicial de aquel momento no habla de tormentos ni de asesinato, y las investigaciones históricas señalan que el militar se ahorcó en su celda para evitar que sus conocimientos sobre explosivos lleguen a la guerrilla.
La simbología de la presencia de Avruj en el acto de homenaje parece tener la intención de correr el eje y distraer las discusiones del momento. El homenaje se inscribió en la línea que demarcó el anterior jefe del Ejército, Diego Suñer, a quien despidieron y le agradecieron su apoyo Cecilia Pando y otras esposas de genocidas en el acto oficial de cambio de mando de febrero de 2018. Antes de dejar el puesto a Pasquialini, el militar inició los homenajes con los militares caídos en el intento de copamiento del cuartel de Azul, también por parte del ERP.