El embajador Jorge Argüello concretó este jueves en Washington una reunión que sonó a anticipo. Recibió al exsenador demócrata Christopher Dodd, designado por el presidente norteamericano Joe Biden como su consejero especial para la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará a principios de junio en Los Ángeles, California. Del encuentro sólo se conoció la foto, un enigmático mensaje para acompañarla y, como contó Tiempo, el aumento de las chances de que Dodd visite Buenos Aires, dentro de una posible gira por América del Sur.
Las fuentes diplomáticas consultadas eligieron el silencio, pero la visita se concreataría mientras la Casa Blanca comienza a enviar las primeras invitaciones al encuentro y sigue sin definir qué hará con Venezuela, Cuba y Nicaragua, los tres países que quieren excluir del encuentro. Los gestos suceden luego de una señal relevante que se registró el martes: el Departamento de Estado anunció la flexibilización de una parte del bloqueo que mantiene contra Cuba desde 1960, con la habilitación de más vuelos, envíos de dinero y reencuentros de familias en la isla.
La próxima cumbre, sostuvo la embajada argentina, «podría marcar un avance significativo en la calidad del diálogo entre EE UU y toda la región. Trabajamos para eso». La reunión con Argüello se concretó un día después de la conversación que Dodd mantuvo con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard. AMLO es el principal crítico de la exclusión de los tres países que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos de América Latina y el Caribe (Celac). Este año su conducción temporaria está en manos del presidente Alberto Fernández, que hace equlibrio entre el planteo mexicano de no asistir al evento (y solo mandar a su ministro de exteriores) y el objetivo de concretar una reunión bilateral con Biden.
Los acertijos que dejaron el telefonazo del miércoles y la foto del jueves comenzaron a develarse este viernes. El gobierno norteamericano invitó al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y la agencia Asociated Press informó que el State Dept estaría revisando su decisión de no invitar al gobierno cubano. Según AP invitarían a un funcionario de la cancillería cubana, pero no a su titular Bruno Rodríguez. La atención está puesta en qué pasará con la presencia de La Habana luego de los primeros gestos de deshielo que se registraron esta semana. Configuran el primer giro de Biden para cambiar el endurecimiento de la política que impulsó su antecesor, Donald Trump. La eventual exclusión de Rodríguez podría ser rechazada por los mismos países que reclamaron terminar con las listas negras de invitados.
El mandatario nicaragüence, Daniel Ortega, ya dijo que no le interesa asistir y en Venezuela hay un doble juego: Biden envió negociadores a Caracas para renegociar el abastecimiento de petróleo en medio del encarecimiento energético que impuso la guerra en Ucrania pero sigue reconociendo a Juan Guaidó como mandatario alternativo.
«Tengo pensado ir, pero les pido a los organizadores lo mismo que les pidió López Obrador: que invite a todos los países de América Latina», dijo Alberto Fernández en Alemania, antes de concluir la gira por Europa que concretó la semana pasada. El planteo habría sido formalizado por Argüello en la reunión que tuvo con Dodd en el 1600 de la Avenida New Hampshire. Los detalles se conocerán a partir de esta semana y, si se confirman las señales que surgen de Washington, Fernández arribará a Los Ángeles con menos problemas de los que esperaba. Faltan dos semanas para saberlo. «