“Yo vengo de ese mundo y valoro y respeto mucho a las organizaciones sociales. Me parece que son un actor imprescindible, tanto como otros”, asegura Matías Kelly desde su imponente metro noventa sentado de espaldas a un ventanal del no menos imponente edificio del Ministerio de Desarrollo Social. “Ese mundo” es la ONG Ashoka que promueve la “cultura emprendedora”.
A pocos cientos de metros, un acampe de organizaciones sociales reclama aumentos, pero por fortuna para Kelly, las demandas son para la Ciudad y no tienen que ver con el área que dirige, la “Unidad Ejecutora de Ingreso Social”, de la que dependen los principales programas laborales nacionales. “El programa Argentina Trabaja necesitaba algunas herramientas técnicas, sociales y políticas, pero es un programa increíble”, sostiene el funcionario que seguirá en contacto con las ONG: “En algunos casos, pocos por ahora, algunas organizaciones serán entes ejecutores”, anuncia.
De Kelly dependen tres grandes programas: Argentina Trabaja, Ellas Hacen, algunos acompañamientos del Plan Fines y determinadas cooperativas que antes estaban en la órbita del INAES. En los programas laborales participan aproximadamente 200 mil personas.

–Pasó de una ONG al sector público, ¿en qué cambió su trabajo?
–Son otros interlocutores, es otra escala y es otra dinámica. Las buenas ideas pueden escalar y sostenerse de muchas formas. Una forma es el cambio de paradigma. Una empresa que además de generar impacto económico, genera impacto social, es algo que escala. Otra forma es mediante una política pública. La política pública tiene una capacidad de escala diferente, es una medida completamente diferente de escala social, pero lo más relevante es cómo generar institucionalidad a través de eso.
–¿Cuáles fueron los desafíos que se encontró?
–Nos encontramos con tres dimensiones. Lo primero era darle continuidad a eso que se venía haciendo y que tanto la ministra (Carolina Stanley) como el presidente (Mauricio Macri) consideraban que estaba bien hecho. La segunda era poder generar algunos sistemas y procesos de control con lo que se venía haciendo. Había algunas herramientas generadas y otras las generamos nosotros para sacar otras conclusiones. Hacia dónde nos imaginamos que queremos ir era la otra dimensión para abordar. Queremos ir hacia un equilibrio entre la variable capacitación, la actividad productiva con concurrencia y la infraestructura comunitaria en función de la autonomía.
–¿Cuáles son las mejoras que quieren implementar?
–Mejorar las variables. No puede haber sólo capacitación, no puede haber sólo trabajo, ni sólo infraestructura comunitaria. Creo que por una situación de contexto aún no están tan ecualizadas. Buscamos generar una política pública que en el marco de la inclusión tenga al empleo como base.
–¿Lo miraban raro por la idea de que el macrismo iba a terminar con estos programas?
–Estamos en proceso de ganarnos la confianza de las organizaciones y estamos respondiendo de una manera muy concreta. Tenemos que generar el vínculo de la confianza. No vinimos como unos genios a decir “ahora hay que hacer esto”. Tomamos un poco lo que se venía haciendo, sumando lo que el equipo cree que hay que hacer con nuestra mirada. «