Parece una eternidad, pero fue hace poco más de 13 meses cuando comenzó el plan de vacunación contra el Covid-19 en la Argentina. Y a pesar del lobby de la oposición mediática y política, esta semana el país llegó al 88% de su población con al menos una dosis. Eso lo coloca entre los tres con poblaciones superiores a 30 millones de habitantes que más inmunizó, y en el ranking general se ubica en el 9° lugar. Las dosis surtieron efecto: el pico de internados de la tercera ola fue casi un tercio comparado con el de la segunda.
“2537 pacientes internados con coronavirus en terapia intensiva. Queda atrás el máximo de esta ola de hace diez días. Es mucho menor, además, que los máximos anteriores: 5119 en la primera ola y 7969 en la segunda”, publicó esta semana el bioquímico y analista de datos de la UBA Santiago Olszevicki, quien aseguró que «se va despidiendo la ola Ómicron». El pico de fallecidos tuvo su máximo de promedio semanal en 261. Hoy, con casi 40 menos.
El director de Epidemiología del Ministerio de Salud, Carlos Giovacchini, detalló que con Ómicron “se ha demostrado que puede tener una capacidad de transmisión tres veces mayor que la variante Delta, sin embargo, no genera un cuadro clínico más severo, así como las hospitalizaciones y muertes disminuyen en las personas que cuentan con el esquema completo de vacunación”. Y acotó que la letalidad de este año al 3 de febrero fue del 0,15 por ciento. ¿Cuál fue la clave? La vacunación.
La Argentina superó esta semana los 90 millones de aplicaciones: 40,2 millones con esquema iniciado; 35,7 millones con dos dosis; y 15 millones con adicional o refuerzo. Aún hay un stock de casi 17 millones. El porcentaje del 88% de su población con al menos una dosis (si solo se toma mayores de3 años se llega al 92%) ubica a la nación a la par de China y España, con la diferencia de que estas dos tienen mejor tasa de segundas dosis cubiertas, número que en Argentina llega al 78,5%. Tomando aquellos países con más de 30 millones de habitantes, les siguen Corea del Sur (87%), Canadá (85%), Italia (84%), Brasil y Japón (ambos con 81%). Contemplando el panorama global, lideran países con muchos menos habitantes (Emiratos Árabes, Portugal, Cuba, Gibraltar, Malta, Singapur e Islas Caimán) o que aplicaron vacunas con menor eficacia que necesitan más dosis, como Chile.
Desde el Ministerio destacaron las estrategias implementadas en la campaña, como apelar a más de un laboratorio: primero con Sputnik, luego Sinopharm y AstraZeneca, y más tarde Moderna y Pfizer, del cual siguen llegando cargamentos. Otra táctica fue combinar vacunas, lo que demostró resultados positivos y sin efectos adversos. Una tercera acción fue arrancar temprano con la vacunación infantil, antes que los países del norte. Un cuarto factor consistió en evitar el ingreso de Delta y aprovechar esas 20 semanas para acelerar la vacunación. Y un quinto ítem resultó el de priorizar que la mayor parte de la población tuviera al menos una dosis en lugar de completar esquemas de solo un sector.
Esta semana, el biólogo molecular y divulgador científico Ernesto Resnik se refirió a esto en sus redes. “Algunos que buscaron siempre criticar la campaña de vacunación dicen hoy que se debió dar más dosis al grupo de más riesgo (mayores de 60) antes que una dosis a más grupos. Para eso muestran que la tasa de letalidad baja con más dosis, lo cual es trivialmente cierto. Pero aquí está la falacia: lo que nos importa es que muera menos gente, no cambiar la tasa de mortalidad, y la cantidad total de muertos depende de la tasa de mortalidad y especialmente de la cantidad de infecciones. Millones de infecciones con baja tasa es más muertos que pocas infecciones con tasa algo mayor. Lo que salvó vidas en la Argentina fue bajar rápidamente la cantidad de virus circulando a partir de junio y antes de Ómicron”.
Y dio otro ejemplo: “Con tasa baja de mortalidad pero millones de infectados, murieron 200 veces más chicos de Covid que de gripe. Es falso que la gripe sea más peligrosa que el Covid, simplemente porque el SARS-CoV2 contagia muchísimo más. Como siempre, los datos no son solo datos sino también su interpretación”.
Martín Barrionuevo, senador correntino que sigue la evolución epidemiológica, añadió una alerta: todavía hay 1.482.000 chicos de 3 a 11 años que recibieron la primera dosis y no la segunda: “Son casi 700 mil los adolescentes en la misma situación. Además 1.671.000 niños y 472 mil adolescentes no recibieron ninguna dosis”. «
El eje central para las aulas seguras
La vacunación es el pilar del que se toma el gobierno para proponer un regreso presencial a las aulas. A diferencia de la Ciudad de Buenos Aires, la Nación estableció un protocolo llamado “Aula Segura” que elimina burbujas, pero mantiene el uso de barbijo, ventilación, higiene, limpieza y distancia.
“La vacunación tendrá un rol muy importante en los aislamientos, la tendencia es no suspender las clases ni los cursos”, declaró días atrás la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Durante el verano se profundizaron los operativos de inmunización pediátrica, por ejemplo en colonias y en escuelas. La Provincia de Buenos Aires dispuso que 2600 establecimientos escolares vacunen previo al inicio lectivo.
Hasta el momento, el 89% de los adolescentes de entre 12 y 17 años inició su esquema de vacunación y el 72% lo completó, mientras que el 74% de las niñas y niños de entre 3 y 11 años cuentan con una dosis y el 51,5%, las dos. A su vez, el 95 % de las y los docentes tiene el esquema completo y el 50 % cuenta con el refuerzo.