Luego de la renegociación del primer tramo de la deuda externa, el Gobierno transitará un semestre de silencio en la relación con los Estados Unidos, que se encamina a las primeras elecciones presidenciales en medio de una pandemia, con un resultado que definirá la continuidad del republicano Donald Trump en la Casa Blanca o su reemplazo por el demócrata Joe Biden. En Buenos Aires eligen analizar con equidistancia el impacto que tendrá el resultado de esos comicios el año próximo. Con el cierre de las negociaciones con los tenedores de bonos bajo legislación extranjera, el siguiente capítulo será con el Fondo Monetario Internacional para discutir y reducir una deuda de 44.000 millones de dólares. «Trump hasta ahora no tuvo una actitud obstruccionista en la renegociación de la deuda, como sí lo hizo en su momento (el presidente Barack) Obama, que nos complicó realmente. Nuestra aspiración es que nos ayuden, pero con las elecciones de Estados Unidos viene el silencio y ayuda que eso no obstruya», explicó a Tiempo una alta fuente de la Cancillería.
La cautela se extenderá hasta el desenlace de las elecciones del 3 de noviembre y se mantendrá en la medida que el debate de los comicios siga cruzado por un inédito nivel de tensión que empeoró con las amenazas de Trump de desconocer el resultado. El bajo perfil no impide que la relación sea administrada por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, el ministro de Economía, Martín Guzmán, el canciller Felipe Solá y el embajador en Washington Jorge Argüello. Desde hace dos meses trabaja para ellos el exsubsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado norteamericano, Thomas Shannon, que integra uno de los dos estudios de lobby que contrató el Gobierno a partir de un pedido de Guzmán para elegir cabilderos que reforzaran la renegociación en un momento clave.
Para la Casa Rosada el principal objetivo de la pospandemia con Estados Unidos es preservar la relación comercial y mantener un paraguas sobre las diferencias que seguirán existiendo con una administración republicana o demócrata. El esquema argentino para convivir en la diferencia con Trump afronta desde el mes pasado un nuevo desafío con la elección del próximo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Por primera vez en sesenta años la Casa Blanca promueve un titular para esa institución con la candidatura de Mauricio Claver Carone, asesor de Trump en el Consejo de Seguridad Nacional y uno de sus dos principales referentes de la comunidad cubano americana residente en Miami, junto al senador Marco Rubio.
No es un desconocido para el presidente Alberto Fernández. Fue uno de los funcionarios que envió Trump a México para reunirse con el mandatario electo pocos días antes de asumir el poder. «No sabemos si se cortó solo o si lo hace con el apoyo de Trump», sostienen en la Cancillería para saber hasta dónde puede llegar el tironeo con Washington. Hace diez días, calzado en el traje de candidato, dijo que hay un grupo de países que se resiste a su postulación.
Las elecciones podrían realizarse dentro de dos semanas y el funcionario aseguró que hay un intento por postergarlas para que su postulación fracase. “Hoy en día estamos viendo un esfuerzo minoritario, liderado por el gobierno de Argentina, para obstaculizar la elección porque no han podido presentar, o no han querido presentar, una visión competitiva”, acusó. La pelea por el BID convivirá entre las diferencias que el Gobierno busca administrar. La otra será la posición respecto a Venezuela. «Ellos saben que no vamos a cambiar nuestra posición de no injerencia y sobre todo hemos podido ayudar a ser interlocutores con Caracas y Washington durante estos meses», confió una fuente del Palacio San Martin sobre el funcionamiento del vínculo.
Por ahora el tema no aparece en medio de la campaña electoral donde Trump juega su futuro. «Todo es posible de acá noviembre, pero hasta entonces ambos gobiernos harán la plancha todo lo que puedan», aseguró uno de los testigos de la relación bilateral que recién arranca con la administración de Fernández. «