El abogado Marcelo D’Alessio, detenido por orden del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, declaró ante otro juez que la extorsión contra el productor agropecuario Pedro Etchebest le fue encargada por dos ex comisarios de la policía bonaerense que trabajan para la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Se trata del ex jefe de la bonaerense Aníbal Degastaldi y del ex comisario Ricardo Oscar Bogoliuk. Este último es uno de los que mantuvo un contacto telefónico con Alberto Nisman el frenético fin de semana que terminó con la muerte del fiscal.

De la declaración de D’Alessio se desprende que la AFI montó una operación para presionar ilegalmente a un empresario amenazándolo con una imputación inexistente en la causa de las fotocopias de los cuadernos para supuestamente hacerle “pisar el palito” y mostrar dónde está parte del dinero que el gobierno, el fiscal Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadio suponen que robaron funcionarios de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

D’Alessio intentó desesperadamente desvincular a Stornelli de la situación que estalló tras conocerse audios, videos, fotos y chats en los que pedía dinero en nombre del fiscal federal. Sin embargo, cuando supo que la detención era inminente, deslizó la posibilidad de convertirse en “arrepentido” y “contar toda la verdad”. Esa promesa fue verbal, no quedó registrada en ninguna parte. Hasta ahora, no hay un pedido formal de acogerse al régimen de “imputado colaborador”.

Acorralado, D’Alessio cometió errores impropios de un avezado agente de inteligencia. Algunos movimientos dejaron traslucir un intento de borrar evidencia y de convertir activos en dinero líquido. Al juez Ramos Padilla se le vencían los plazos del secreto de sumario y ante los riesgos procesales de fuga o de entorpecimiento de la investigación, dispuso su detención. Mañana lo indagará en Dolores y luego comenzarán a correr los plazos procesales para resolver su situación.

¿Qué declaró D’Alessio ante la Justicia? Su única declaración hasta ahora fue efectuada a las 3.35 de la madrugada del 12 de febrero ante el juez de instrucción de turno de habeas corpus Manuel Gorostiaga. Allí, en el tercer piso de un Palacio de Tribunales a oscuras, el abogado presentado por algunos medios como un “experto en narcotráfico” y calificado como “trucho” ahora por esas mismas publicaciones, buscó despegar al fiscal Carlos Stornelli del intento de extorsión al empresario Etchebest. E involucró a dos supuestos agentes de inteligencia en esa maniobra.

“Me contactó el señor Ricardo Bogoliuk para pasarme el día 26 de diciembre el nombre completo y DNI de una persona que resultaba de su interés que para que sea investigada con el fin de hallar la ruta inversa de lo que se llamó la fuga de dinero K. El funcionario mencionado era de mi conocimiento (…) Me dijo que era el momento justo para que entre en pánico este señor Pedro porque si hacía la investigación en forma correcta iba a poder encontrar el dinero que está faltando de la llamada ruta del dinero K”.

D’Alessio afirmó que conocía a Etchebest desde 2013, por una relación de vecindad en oficinas en Madero Bussines Center, un edificio situado en Alicia Moreau de Justo al 1.100, de Puerto Madero. “Pedro trabajaba junto a Ricardo Bogoliuk y Aníbal de Gastaldi”, aseguró, tratando de vincular a quienes le  habrían “encargado” la investigación con el supuesto investigado.

“Se toma una estrategia que tenía que ver con poner en emergencia al Sr. Etchebest buscando en todo momento que tuviera que traer una cifra significativa de dinero a la Argentina para mostrarnos el camino inverso de la ruta de salida de esas divisas mal habidas”, describió D’Alessio. Estaba contando, ni más ni menos, que una operación sucia (como casi todas) de los servicios de inteligencia. Pero a poco de andar, siempre según la versión del abogado ahora detenido, se dio cuenta de que la historia discurría por otro carril. “Me di cuenta de que yo había sido víctima de una trampa para lesionar el nombre del fiscal federal Carlos Stornelli, Leonardo Fariña, Daniel Santoro, el que era mi abogado Rodrigo González, el intendente de la ciudad de Salta Gustavo Sáenz y por último contra mi persona”.

“Ricardo Bogoliuk, alias el Polaco, trabaja en la AFI. En el marco de sus funciones es que le habría encomendado esta investigación”, dice el acta que reflejó su declaración.

¿Qué iba a recibir D’Alessio como retribución por esa operación clandestina de inteligencia? Según su relato ante el juez Gorostiaga, “no existió contrato alguno ni promesa de dinero sino que sólo acordaron como beneficio que la información obtenida pudiera ser transmitida periodísticamente y así ganar mejor fama de buen investigador”.

Pero ese afán de estrella televisiva se derrumbó. D’Alessio está hoy en (algunos) medios  de comunicación, pero no precisamente por sus virtudes como investigador. “Luego de todo lo vivido me di cuenta de que en realidad esto era todo un engaño para perjudicar a Stornelli, que nada tuvo que ver con el trabajo que me fue encomendado, pues en la denuncia que me realizaron en Dolores por extorsión presentaron audios parciales en los que hablaba con Etchebest y lo incitaba a que develara información respecto del dinero. Este trabajo nada tuvo que ver con el fiscal”.

D’Alessio explicó que «poner en emergencia» es un término que utilizan los personajes como él en este tipo de operaciones «cuando uno va aumentando muchas veces el ritmo de habla o en realidad la idea que la solución que en cualquier momento la persona o cualquiera de su entorno podía mencionarlo dada la cantidad de ilícitos que había cometido. Por ejemplo: si yo le menciono que encontré una propiedad donde él figura como propietario y gerente de la sociedad dueña de esa propiedad, eso es alertarlo que estoy en el buen camino investigativo. Cuanto más alerta esté, más fácil es que cometa un error repatriando los bienes o deshaciéndose de alguna sociedad”.

La descripción de la maniobra se asemeja mucho a la que circuló como hipótesis de la extraña e incomprensible conducta del ex funcionario José Francisco López previo a ser sorprendido en un convento de la Provincia de Buenos Aires con bolsos repletos de dinero. López también dio una versión inverosímil sobre su comportamiento.

En cuanto a qué significa “ruta inversa”, explicó: “si yo le pido una suma de dinero que yo sé que él va a tener que traer desde Estados Unidos, donde tiene radicada su familia, hacia la Argentina íbamos a ver a través de qué canal financiero, cueva o private banking de algún banco iba a proceder ese dinero. A través de diferentes mecanismos como lo es un swift, un DTS, un FX 43 cash se puede determinar cómo fue la orden de solicitud para compensar una cuenta con dinero en el exterior con una cuenta nominada acá”.

¿Quiénes son los personajes mencionados por D’Alessio como quienes le pidieron que realizara la investigación ilegal contra Etchebest?

En los días posteriores a la muerte del fiscal Alberto Nisman, Tiempo publicó un artículo en el que señaló que “desde el miércoles 14 hasta el sábado 17 (de enero de 2015), Nisman intentó reiteradamente comunicarse con el ex espía Antonio Stiuso, pero no consiguió que éste lo atendiera”. Allí se consignó “una comunicación de tres minutos con una línea registrada a nombre del ex comisario de la bonaerense Ricardo Oscar Bogoliuk, quien estaba en Mar del Plata”.

En efecto, el 17 de enero, día previo a que Nisman apareciera muerto, Bogoliuk reconoció el contacto. “La última comunicación que tuve con él fue el día sábado anterior a que se encontrara el cuerpo, aproximadamente pasadas las nueve horas, cosa que puede certificarse en el entrecruce de llamados”.  Según declaró ante la fiscal Viviana Fein, Nisman lo llamó desde su aparato Nextel. Le dijo que quería hacerle “una pregunta personal”.

“Tras ello me consulta que día regresaba a lo que le respondí el lunes, diciéndome que nos veíamos entonces el lunes, que iba a estar en el Congreso”.  El ex comisario y hoy supuesto agente de inteligencia aventó la hipótesis de que en ese llamado Nisman estuviera pensando en pedirle un arma: “En lo más de veinte años que lo conocí nunca hablamos de armas de fuego».

Bogoliuk fue uno de los que tempranamente instaló la idea de un asesinato del fiscal. “Quiero dejar claro pese a mi experiencia profesional y al trato de tantos años que el Dr. Alberto Nisman no poseía una personalidad suicida”, dijo, sin que nadie se lo preguntara.

Su apellido tuvo un fugaz paso por la repercusión mediática en 2011 porque fue asaltado en una quinta de la localidad bonaerense de Moreno a la que había ido a visitar al ex jefe de la bonaerense Aníbal Degastaldi. El mismo dúo que mencionó D’Alessio como supuestos autores de la operación ilegal que terminó resultando un tiro por la culata.