La mayoría de los inversores del mercado financiero daban por descontado que la Argentina pasaría a ser considerada, a partir de esta semana, un mercado emergente por la consultora Morgan Stanley. De esa forma obtendría el visto bueno de una de las principales consultoras del mercado financiero internacional para la colocación de acciones de empresas argentinas y bonos soberanos. 

Sin embargo, y a pesar de las medidas favorables al capital financiero que tomó el gobierno, la consultora decidió no modificar esa calificación a la espera de una consolidación de Cambiemos en las elecciones de octubre. 

La decisión contraria tuvo un impacto inmediato en la cotización del dólar que llegó hasta los $16,65 escalando 25 centavos en un día. Además, las denominadas ADR (acciones de empresas locales que operan en el mercado de Nueva York) sufrieron derrumbes de hasta el 10,2% como en el caso de Petrobras Argentina. Pampa energía retrocedió un 8,4%, Cresud 6,5%, YPF un 5% e IRSA otro tanto. A nivel local, el Merval cayó un 4,5% en la jornada de hoy. 

Para Rubén Pasquali, analista financiero de Mayoral Bursátil, “la mayoría no pensaba que esto pasaría. Agarraron al mercado a contra pierna. Había gente que había tomado posiciones en el mercado especulando con una noticia que mejorara la calificación de corto plazo. Exigen mayor sustentabilidad de los cambios en el largo plazo. Pero cuando se cambió la categoría los argumentos eran todos técnicos (tipos de cambio múltiples, encajes, restricciones a la liquidez), ahora que el gobierno los solucionó, introducen nuevos elementos que son políticos. ¿Dónde está el declamado apoyo que le dan al gobierno?”, se quejó. 

A Antonio Roselló, economista y docente de la UBA y especialista en mercados financieros, la resolución no lo sorprendió: “no sé quién tenía la ilusión de que pudieran subir la calificación. Desde su óptica hubiera sido inconsistente que le suban la nota a un país que tiene un déficit de las cuentas públicas del 8% del PBI. El otro tema que influyó, en la misma línea de ideas, es la presión tributaria. El lineamiento del FMI es bajar el volumen del gasto y la presión tributaria en 10 puntos del PBI llevándolo al 30%. De lo que se trata, para ellos, es de reestructurar las relaciones sociales y políticas que se constituyeron en la Argentina después del levantamiento popular del 2001”. 

Un día antes de conocerse la negativa de MSCI de revisar la calificación de la Argentina, el ministerio de Finanzas había decidido emitir un bono a 100 años con una tasa de interés de 7,125% y un rendimiento del 7,9%. A la luz de los acontecimiento, los analistas consultados por Tiempo, sugieren que el gobierno nacional esperaba (o sabía) que la decisión del Morgan Stanley sería efectivamente la de postergar la decisión. Lo mismo con relación a un sector del mercado financiero. 

Para Pasquali “había un mercado que se mostraba vendedor en las últimas semanas. Eso hace pensar que había un sector que ya sabía que se tomaría esta decisión”. 

Roselló explica que “la disparada del dólar empezó el lunes. La renovación de las Lebacs solo fue por un 75% del stock lo que mostraba la desconfianza de los verdaderos operadores del mercado sobre la calificación. Fueron a buscar una cobertura en el dólar”. 

Sobre la emisión de los 100 años, Pasquali opinó que “a la luz de lo que pasó, largar el bono de los 100 años el lunes fue una buena decisión. Hoy no podrían hacerlo. Si lo hicieran tendrían que pagar una tasa más alta. Eso hace pensar que el gobierno sabía algo…” sugirió. 

Roselló por su parte señaló que “la decisión solo sorprendió a los ‘pronosticadores’. Cuando Caputo emitió el bono a 100 años con un premio del 7,9% es porque no tenía ninguna esperanza en subir la calificación, por eso salió un día antes. Si el Morgan mejoraba la calificación tendrían que haber renunciado. Hubiera sido un hecho de corrupción peor que el de los bolsones de López. Nadie se suicida en la víspera”. concluyó.

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