Durante el debate entre candidatos a vicepresidentes, Victoria Villarruel dejó escapar su negacionismo disfrazado de dos demonios y reclamó la liberación de genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad, como el rosarino Juan Daniel Amelong.

“Acá hubo víctima del terrorismo que no tienen derechos humanos. Muchas personas están detenidas, como por ejemplo, Amelong. Es una persona cuyo padre fue asesinado por Montoneros en la democracia, en 1974 en Rosario. Era civil, un ingeniero de 11 hijos. Su hijo está preso por delitos de lesa humanidad y por qué no los que asesinaron a su padre”, sostuvo la referente de La Libertad Avanza.

El reclamo puntual por Amelong tal vez se vincule con la reciente decisión de la Cámara Federal de Casación Penal de revocar la prisión domiciliaria de la que gozaba el represor y enviarlo nuevamente a la cárcel U34 ubicada en Campo de Mayo en el marco de la causa en la que está imputado por la desaparición de Miguel Membrive.

De 71 años y retirado del Ejército como teniente coronel, Amelong es un abonado permanente de los juicios por crímenes de lesa humanidad de Rosario por su rol central en los grupos de tareas que tenían bajo su control varios centros clandestinos de detención. Provocador, es recordado por usar una vincha con la palabra “legalidad” y su sonrisa cínica, retratada en varias fotos. Además de exmilitar, es también abogado, aunque luego de sus condenas por crímenes de lesa humanidad se le retiró la matricula.

Según su legajo militar, tuvo participación en la represión desde antes de la dictadura. Ya en 1975 fue a Tucumán al “Operativo Independencia” y a partir de 1976 ingresó en el Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, donde se desempeñó en la Sección Operaciones Especiales de Inteligencia (OEI), de la que luego fue jefe. En los centros clandestinos de detención era conocido como “Daniel” o “Teniente Daniel”.

Su compromiso con el terrorismo de Estado fue indudable y hasta entregó una quinta de su familia, conocida como “La Intermedia”, para alojar allí a personas que habían sido secuestradas y habían pasado por el centro clandestino de detención “Quinta de Funes”.

“He participado conscientemente de la guerra contra la subversión y puedo hoy sostener, con absoluta convicción, que me siento tranquilo y honrado por haber cumplido con mi deber ejecutando, desde mi puesto de combate, con todas las órdenes y directivas de mi superioridad encaminadas al aniquilamiento y derrota de los enemigos que, disputando al Estado el monopolio de la fuerza, asolaron a toda la sociedad provocando una trágica confrontación…, reconoció en junio de 1987 ante la Cámara Federal de Rosario, antes de que fuera beneficiado por las leyes de impunidad.

En 2013, en un juicio por la megacausa Guerrieri, señaló en una indagatoria que la muerte de su padre en 1975 fue uno de los motivos por los que se quedó en un Ejército al que cuestionaba por “no tener más control en la lucha contra la subversión”. «Yo estaba estudiando Derecho y quería dejar la carrera militar. Después de la muerte de mi padre, me dan muchísima información y me dicen ‘vale la pena que te quedes, van a cambiar las cosas’. Eso era 1975», señaló en una audiencia en 2013, según consigno Rosario 12 en ese momento, y añadió: «La muerte de papá sí fue un cambio porque me permitió acceder a un conocimiento de cosas del Ejército que como subteniente no conocía. Tuve participación en el operativo Independencia, en Tucumán».

Con la reapertura de los juicios, a partir de 2010 Amelong fue condenado en cinco oportunidades, tres de ellas a prisión perpetua y en las otras a 10 y a 13 años de prisión. El más reciente fue este año, en el cuarto tramo de la Megacausa Guerrrieri.

Entre los delitos por los que fue encontrado culpable está la apropiación de los hijos mellizos de Raquel Negro, compañera de Tulio Valenzuela. La mujer fue trasladada a dar a luz desde La Intermedia hasta el Hospital Militar de Paraná, donde dio a luz a una niña y a un niño. Amelong fue el encargado de llevar nuevamente a Rosario a la mujer y a su hija, a quien abandono en un Hogar de Huérfanos. La niña, Sabrina, fue adoptada por la familia Gullino y en 2008 recuperó su verdadera identidad y busca a su hermano mellizo, aún apropiado.

Repudios

Los dichos de Villarruel desataron también la reacción de los familiares de las víctimas de Amelong, como Santiago Garat, hijos de Eduardo Garat -abogado, escribano, militante de la JP, secuestrado en abril de 1978-, y el diputado nacional Eduardo Toniolli, quien recientemente ya había cruzado a Villarruel en el Congreso por su apoyo a los genocidas.

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