“El enemigo es el hambre del pueblo y el desempleo” dijo Alberto Rodríguez Saá una vez que se conocieron los primeros números oficiales de la elección a gobernador de San Luis. Seguro de su reelección, en un búnker con mucho folclore peronista, Alberto evitó así referirse a la dura contienda mantenida con su hermano Adolfo durante el último año.

Con el 99,18% de los sufragios computados, Alberto obtuvo el 42,3% de los votos contra el 34,5% de Poggi y el 22,1% de Adolfo. Con el resultado ya asegurado, desde Buenos Aires llegaba el saludo del precandidato a presidente Alberto Fernández: «Pocos hombres aman tanto a San Luis como Alberto Rodríguez Saá. Trabajemos juntos para construir un país más justo y solidario y que la esperanza vuelva en toda la Argentina».


Atrás empezaba a quedar no sólo la campaña electoral sino también un día extrañísimo, que amaneció con el apagón a lo largo de toda la provincia y continuó con muchas suspicacias y algunas denuncias cruzadas por falta de boletas de parte de los tres candidatos principales.

“La mía no fue una candidatura contra Alberto sino a favor de San Luis. Fue una elección histórica y reconozco el significado que tiene para mi historia política. Es natural que esta noche estemos tristes, cansados, decepcionados. Luchamos tanto como pudimos y aunque quedamos lejos, somos hombres y mujeres de convicciones y seguiremos luchando por ellas”, expresó Adolfo Rodríguez Saá antes de conocerse los números oficiales, reconociendo la derrota y bajando también los decibeles de la pelea familiar.

En tanto, el ex mandatario y senador Claudio Poggi, cercano al gobierno nacional y con muy buena relación con el presidente Mauricio Macri, no habló luego de cerrada la elección. Sus últimas declaraciones habían sido un vaticinio de campaña sin correlato: «El domingo será un día histórico para la provincia porque significará el final para dos enfermos del poder como son los hermanos Rodríguez Saá y se terminarán muchos años de tiranía”.