Alberto Fernández volvió a advertir hoy que a raíz de la pandemia de coronavirus «se descubrieron 9 millones de personas que no estaban registradas» en el país, lo que refleja «cuán ausente estuvo el Estado para esos argentinos», y aseguró que «los resultados de pobreza serían más negativos si el Estado no los hubiera auxiliado».
Fernández resaltó que su gestión está empeñada en construir una sociedad «más equitativa e igualitaria» y señaló que «lo único que logró la concentración de recursos es que haya pocos ricos y millones de pobres», por lo que llamó a la «solidaridad».
El mandatario formuló estas reflexiones al participar de un encuentro virtual organizado por la Pastoral Social porteña para presentar el documento «Hacia una Cultura del Encuentro, un país para todos».
Al hacer referencia al índice de pobreza del 40,9% del primer semestre, que el Indec dio a conocer hoy, el Presidente sostuvo que en esa cifra «tiene que ver mucho la pandemia», pero apuntó que «los resultados serían infinitamente más negativos si el Estado no hubiera Estado auxiliando como estuvo».
El mandatario reseñó que cuando el Gobierno puso en marcha el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se previó que alcanzaría a «600 mil monotributistas y alrededor de 2 millones de personas que el Estado no tenía registradas», pero se descubrió que había «9 millones de argentinos» afuera del sistema, lo que refleja «cuán ausente estuvo el Estado» para ellos.
«Fuimos en auxilio con el Plan Contra el Hambre, la Tarjeta Alimentar, aumentando la Asignación Universal por Hijo y logrando incrementar el ingreso de los jubilados por encima del proceso inflacionario», señaló, y añadió que «así y todo la pandemia dejó esta situación de pobreza».
En esa misma línea, reflexionó que a raíz de la pandemia «nunca quedó tan expuesta la certeza de que nadie se salva solo», porque, argumentó, durante esa crisis «perdieron todos; los más postergados padecieron mucho más, pero perdieron todos», insistió.
Fernández repasó que, cuando asumió el Gobierno en diciembre del año pasado, la pobreza en el país era del «35%» y hoy es del «40%», por lo que, subrayó, «nadie puede estar en paz con su consciencia» ante esas cifras.
Para el mandatario, «una sociedad que hace que uno gane y otro pierda es una estafa», por lo que, además, subrayó que «antes que nada» deben ganar «los que peor están, porque ese es un reclamo ético que tenemos como hombres y mujeres de la política».
También abogó para avanzar en un «proceso productivo que deje de lastimar el lugar donde vivimos» y «reemplazar los combustibles fósiles por sistemas energéticos renovables».
Por otro lado, advirtió sobre la necesidad de dejar de lado los «debates estériles y las falsas disputas», al argumentar que «no se trata de que todos uniformemos el discurso o el pensamiento, sino que tengamos un objetivo de construir una Argentina con trabajo y producción», porque las disputas políticas se librarán «a la hora de las elecciones».
Por último, el Presidente reflexionó que esta es la «generación» de dirigentes de la pandemia, en el sentido de que se trata de una «experiencia inigualable que somete a desafíos que no esperábamos», debido a que comprende «no sólo la lucha contra un mal momento económico, sino por la vida misma».
El documento de la Pastoral Social constituye una convocatoria «abierta, múltiple y plural para construir una Nación que sea efectivamente una casa para todos» ante la «situación dramática desde el punto de vista social y económico».