El presidente Alberto Fernández sostuvo este jueves que entre sus tareas está «convencer a la Argentina de que la economía popular existe, que ha venido para quedarse, que es valiosa y hay que darle las herramientas para que siga creciendo», al participar del lanzamiento del primer Registro Nacional de Empresas Recuperadas.
Al encabezar el acto que se desarrolló en la sede de la Cooperativa Aceitera La Matanza, el jefe de Estado puso en marcha el programa que posibilitará la articulación de las cooperativas en todo el país para promover su comercialización, encadenamiento productivo y sustitución de importaciones, así como fortalecer las estrategias de la economía popular.
En su discurso, el mandatario remarcó el valor de la economía popular y señaló que se trata «de un modo de vida distinto, fundado en la solidaridad».
En ese sentido, relató la historia del movimiento de fábricas recuperadas que surgió durante la crisis del 2001 y que fue creciendo a partir de allí para convertirse en un modo de vida alternativo, al par que integran la economía formal y la informal.
Fernández relató su temprano encuentro con ese fenómeno, cuando a comienzos del nuevo milenio se desempeñaba como legislador porteño y «empezaron a aparecer proyectos para recuperar empresas».
«Era un fenómeno que nunca habíamos vivido. Los dueños se iban y había un problema legal, de quién era la empresa. Así salieron las primeras leyes de empresas recuperadas», rememoró.
La llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación en 2003 fue señalada por Fernández como un momento que sirvió de impulso a todo ese movimiento que hoy congrega a miles de argentinos.
«Era una nueva realidad que a la economía argentina le cuesta aceptar, que a la Argentina le cuesta aceptar. Argentina tenía dos categorías: la economía formal y la economía informal, pero aparecía una nueva economía, la economía popular. La tentación es decir que es gente que está en la informalidad, pero era mucho más que eso; se habían hecho cargo de empresas, habían distribuido y habían creado un modo de vida que era muy difícil de percibir», explicó.
En ese sentido, dijo que luego de dialogar con dirigentes del sector pudo entender que la economía popular «no tiene retorno, porque es un modo de vida fundado en la solidaridad».
«Hay una parte de la Argentina que ha desarrollado otros valores que no pueden quedar en el corset de la economía formal que, producto de este capitalismo salvaje, ha desarrollado el individualismo y la meritocracia como valores supremos», dijo el mandatario, que estuvo acompañado en el escenario por el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; el secretario de Economía Social, Emilio Pérsico; el director de Empresas Recuperadas, Eduardo Murúa; el intendente local, Fernando Espinoza, y el titular de la cooperativa Aceitera, Maximiliano Correa.
Afirmó además que «el mérito es muy importante, pero es posible valorarlo si es que todos tienen las mismas condiciones para acceder a hacer lo que se que tiene que hacer», advirtió el Jefe de Estado, y aseguró: «Si hay algo que jamás me perdonaría, es no prestar atención a un problema que existe y que hay que resolver».
A modo de conclusión, Fernández leyó una frase que se imprime en algunos productos de fábricas recuperadas y lo calificó como una «maravillosa síntesis»: «Ocupar lo que otros abandonaron, resistir a los que no entienden, producir para la Argentina».
Por su parte, Zabaleta mencionó que «había familias y trabajadores que estaban sufriendo, y ahí estuvo el Estado», y resaltó: «Soy parte de un Gobierno que piensa y protege todos los días, primero, a los que menos tienen».
En tanto, Pérsico expresó que «el camino hasta acá ha sido muy difícil, pero creo que hoy está generando sus frutos en cada uno de ustedes, en sus familias y en el trabajo que desarrollan», y subrayó: «El gran problema que tenemos en este sector es que no nos ven, por eso que el Estado nos reconozca es muy importante para nosotros».
El acto tuvo su momento más colorido cuando, antes del discurso, Fernández mostró un dibujo infantil y le agradeció a Uma, una nena que luego subió al escenario y se sacó una selfie con el Presidente.