Hay más ruido afuera que adentro. Las operaciones se repitieron toda la semana en la televisión abierta pidiéndole «cambio» al árbitro. Pero el presidente Alberto Fernández no tiene en la mira ninguna posibilidad de modificar la estructura del Gabinete por ahora. Y tampoco se enoja con los cirujanos políticos. En Rosada atribuyen los rumores de cambio de ministros a la prensa y a algún funcionario con expectativas personales.
Primero se habían ensañado con Martín Guzmán, al frente del estratégico Ministerio de Economía que comanda las negociaciones con el FMI. Esa tarea es por ahora necesariamente oculta, e incluso si sale bien –como el acuerdo con los bonistas privados–, es abstracta para muchos sectores de la sociedad. Y, además, tiene la particularidad de no producir alegría hasta que se cierre el acuerdo. Recién se podrá festejar al final de la faena. Es por eso que el presidente lo invitó a la entrega de viviendas del plan Procrear este viernes en Ezeiza, donde estuvo junto a otros ministros e intendentes del Conurbano. Allí lo nombró tres veces para ponderar su trabajo.
Ante las versiones de un regreso a la Jefatura de Gabinete, cargo clave en la estructura de gobierno, el presidente invitó a almorzar dos veces esta semana a su excompañero de fajina, Aníbal Fernández, ahora actual titular del Yacimiento Carbonífero Río Turbio (YCRT). En la Rosada remarcan el rol político “todoterreno” del exministro de Producción en 2002, de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos en 2007, jefe de Gabinete dos veces y secretario general de la Presidencia.
Es que la escasez de los dólares, el cepo y la subida del precio de la divisa ilegal generaron un clima de descontento que se sumó a la continuidad de la cuarentena, rígida en algunas provincias, y el consecuente parate económico que trae aparejado. Ese escenario fue visto como un paisaje propicio para pedir cambios en el Gabinete, que fueron descartados a este diario por altas fuentes. Un ministro de perfil “armador” negó movimientos. “Objetivamente no es por ahí, el Gabinete no es el problema. Alberto no cree en eso, él ve y piensa otra cosa”, aseguró, a la vez que reconoció: “Nos cuesta hacer pie algunos temas”.
Sí es verdad que, según fuentes ministeriales, falta una estrategia para posicionar mejor algunos temas en determinadas áreas, contar de manera más relevante algunas acciones de gobierno. Desde hace dos meses el presidente hace anuncios vinculados con la producción y la obra pública, generadoras de empleo, pero tiene poco rebote en la agenda diaria. Según analizan, hay que elegir entre tres y cinco temas para instalar. Los únicos cambios que se pueden producir son como los que se llevaron a cabo hasta ahora: la reubicación de programas. El Plan del Manejo del Fuego pasó del área de Seguridad a Ambiente y el Plan de Urbanización de barrios populares se transfirió de Hábitat a Desarrollo.
El “temple albertista”, como le dicen algunos de los miembros de su Gabinete, impone calma y paciencia. “No hay que dejarse llevar por la agenda de los medios sino ganar espacio propio”, parafrasean. De hecho, tras el error reconocido de haber desperdiciado un anuncio de fase de cuarentena con un spot sin la palabra del presidente, este viernes Alberto Fernández retomó la comunicación oficial y quedó contento, según relató un funcionario que lo vio después.
A las dificultades para instalar la agenda se responde con más agenda propia. Reconocen que el triunfo del arreglo con los bonistas privados “pasó rápido”, pero ahora se proponen recuperar la mística de la pelea contra el Fondo Monetario a partir de una deuda que fue adquirida en su totalidad por Mauricio Macri. “Es poder construir los episodios”, explican.
Fuera del palacio también se proponen recuperar la mística militante, que sí tuvo mucho volumen durante la campaña de 2019, y que luego se logró transformar a un lenguaje de gestión. Pero la pandemia hizo que se paralizara el territorio, eje clave del peronismo. Es por eso que el sábado 17 de Octubre están preparando el megaacto virtual que será clave para demostrar el apoyo popular al presidente. También se está organizando otro acto el 27, para recordar los diez años del fallecimiento de Néstor Kirchner, que podría tener lugar en la Casa Rosada.
“Para no ceder la agenda hay que involucrar más a la militancia, que quiere activarse y participar. Hay que proveer de mejores herramientas discursivas y comunicacionales para que se sepa cómo se tiene que defender el espíritu del mensaje. Esa es una tarea del gobierno, pero también de la política. Volver a recuperar la iniciativa narrativa que nos está faltando”, reconocen.
Octubre es el mes del aniversario del nacimiento del peronismo, también es el mes aniversario del triunfo electoral de Alberto Fernández y el mes del fallecimiento de Néstor Kirchner. «