El recrudecimiento del conflicto salarial que tuvieron que sufrir los trabajadores del neumático llegó hasta la residencia presidencial de Olivos y tuvo su punto de inflexión en una cena que incluyó a los dirigentes gremiales que habían sido excluidos del asado del lunes. Ahí el presidente Alberto Fernández junto a uno de los tres secretarios generales de la CGT, Pablo Moyano, el canillita Omar Plaini y Mario Manrique, del Smata, destrabaron la situación. Es que este mismo miércoles, mientras los canales de televisión calificaban de “salvaje” a la tradicional medida de fuerza que se produce en cualquier negociación paritaria, la vicepresidenta había tuiteado al atardecer para señalar la falta de intervención estatal a la hora de controlar los precios, cuya escalada mensual erosiona salarios formales e informales.
Mientras que el kirchnerismo en alianza con los sectores más combativos de la CGT, representados en esa tríada de dirigentes, y la CTA vienen pidiendo una suma fija para levantar los salarios que están en la base de la pirámide, “los gordos”, denominación que le cabe a los sindicatos representados ahora por dos de los tres secretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña, se opusieron desde un primer momento porque argumentaron que si el Estado intervenía, ellos se quedaban sin su rol y hasta llegaron a decir que se ponía en riesgo la paritaria, tradicional herramienta de lucha obrera. Sin embargo, cuando el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA) usó esa metodología, el gobierno se mostró prescidente en un primer momento, y agresivo después, cuando el ministro de Economía Sergio Massa amenazó con abrir las importaciones.
Tiempo pudo saber que el miércoles, Alberto recibió a Moyano, Plaini y Manrique para apaciguar el enojo tras la exclusión del asado del lunes por la noche con Daer, Acuña y varios dirigentes más. A la tríada combativa le reveló que estaba preocupado por el conflicto del neumático. Antes había hablado con el CEO de FATE, Javier Madanes Quintanilla, quien le había asegurado que para ese miércoles el conflicto iba a estar resuelto. Y no lo estaba. Entonces estos tres dirigentes sindicales se ofrecieron a destrabarlo, ya que Marique tenía contactos aceitados con el dirigente de los trabajadores del neumático, Alejandro Crespo, con quien se sentaron a la mañana siguiente y le hicieron una propuesta que luego fueron trabajando, que hasta incluyó la intervención del dirigente ferroviario de izquierda Rubén “Pollo” Sobrero. Una especie de negociación paralela a la que se estaba dando en el Ministerio de Trabajo. Al día siguiente, los tres sindicalistas volvieron a Casa Rosada con la propuesta de ellos, la siguieron trabajando un poco más junto con el presidente, que luego habló con Madanes Quintanilla, quien también metió mano en las definiciones finales, y luego el acuerdo se terminó de rubricar en la cartera laboral.
Legitimada la paritaria como metodología luego del acuerdo del SUTNA, quedaba vigente la discusión sobre la suma fija, bono o, tal como lo describió la autora del proyecto de ley y titular de Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio, el “ingreso destinado a la indigencia”, cuyo índice, como publicó el INDEC y señaló la vicepresidenta, aumentó del 8,2% al 8,8%, lo que “evidencia el impacto del fuerte aumento en los precios de los alimentos”. Ese proyecto quedó varado en el pantano que hay entre la Cámara de Senadores, donde el oficialismo logra negociar con aliados y la Cámara baja, en donde muchas de las iniciativas del Frente de Todos, naufragan. “Viste cómo es Diputados”, se resignaba una senadora.
En ese contexto, el tuit de Cristina no puso la crítica en Massa, a quien elogió y con quien mantiene un acuerdo político de poner el ojo en la evasión y los mecanismos de control del Estado sobre los sectores empresarios, sino en la secretaría de Comercio Interior y Exterior que conduce Matías Tombolini y que por ahora no implementó ninguna política pública de contención de los precios. Incluso algunos lo comparaban con Roberto Feletti, quien este año pasó por ese cargo y trató de insuflar energía en los programas de Precios Cuidados, incluso sin el control del comercio exterior.
Por lo pronto, fuentes massistas confirmaron a Tiempo que la relación entre Cristina y Massa “es excelente” y que en su tuit, de hecho, la vicepresidenta lo destacó. Sin embargo, por el momento no hubo respuesta a cómo se implementará esa ayuda destinada para los sectores que más perdieron contra la inflación. De hecho, había cierta expectativa de que lo anunciara el propio Massa este viernes durante su conferencia de prensa en la que comunicó el cierre del régimen de fomento a las exportaciones agroindustriales, “el dólar soja”, pero no sucedió. “Quizá la semana próxima haya novedades”, adelantaron fuentes del Ministerio de Economía. Es que todavía falta delinear el universo de beneficiarios, si será por única vez, si se complementará en los salarios de manera remunerativa y desde qué área del Estado se implementará. Fernanda Raverta de la Anses está haciendo esas cuentas pero todavía está a la espera de mayores definiciones políticas que se resuelven en la mesa chica de los tres integrantes de la cúpula frentetodista. “Recién este lunes habrá más novedades”, revelaron.
En esa indefinición también quedó la movilización que se planificaba para el 17 de octubre en apoyo a Cristina. Es que la CGT quiere hacer un acto en Tucumán al que iba a ir el presidente. Ese desencuentro provocó -otra vez- la descoordinación del peronismo en la convocatoria a la calle y dejó por ahora al acto sin la presencia confirmada del presidente en Tucumán y sin la definición sobre qué hacer el 17 en Buenos Aires. Ante la pregunta de Tiempo, una de las autoridades de la CGT ala combativa respondió con un emoji de desconcierto. «
Inflexibles
Máximo Kirchner encabezó este sábado un acto en Morón en el que trazó una comparación en la forma en que la oposición aborda los reclamos sectoriales: “Los escuché decir ‘vamos a ser inflexibles’ con los pibes (de escuelas porteñas) o acusar a los trabajadores del neumático de ‘intransigentes’, cuando a las cerealeras hubo que generarles otro dólar para que liquiden lo que se produce en nuestro suelo y es parte de los bienes comunes de nuestra patria”.