La final del Mundial será el segundo punto de largada del calendario electoral. El primero sucedió hace diez días, en pleno campeonato, cuando la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que no será candidata el año que viene. La coalición oficialista comienza a desnudar nuevas internas a partir del renunciamiento, pero en Juntos por el Cambio eligen dudar. Creen que falta un largo trecho para que se confirme la ausencia de la titular del Senado en los comicios del año que viene y hasta que eso suceda, los socios opositores trabajan sobre la posibilidad de que Cristina juegue.
Uno de los que baraja esa chance y no la resigna es Horacio Rodríguez Larreta. Esta semana cerró un año de recorridas en los principales distritos electorales del país con un acto en Costa Salguero. Concentró a 250 dirigentes de distintas provincias y buscó exhibir todo el entramado que teje desde principios de año para sustentar su precandidatura presidencial. Así como en el larretismo desconfían de la decisión de Cristina, también creen que el expresidente Mauricio Macri no será uno de los competidores de JxC. Es todo lo contrario a lo que sostienen en el entorno del magnate, que sigue en Qatar y desde allá habilitó comunicar que lo decidirá en marzo.
«Más que hacer un análisis sobre las personas, lo de Cristina produce un gran momento para que la moderación y el centro empiecen a tomar más volumen todavía», resumieron cerca del alcalde porteño. Mientras dure el renunciamiento, Larreta hará como que no sucedió.
Con Macri en duda, el duelo de Larreta con Patricia Bullrich se avecina cada vez más duro. La centralidad de la disputa será en la provincia de Buenos Aires y también en la Capital. En tierra bonaerense no han sido buenas semanas para la exministra de Seguridad. Un día después del anuncio de Cristina, el diputado nacional y precandidato a gobernador Diego Santilli se mostró junto al intentendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, que venía trabajando con Bullrich, hasta que ella orientó su apoyo a Cristian Ritondo. El titular del bloque macrista en la Cámara Baja da por descontado que se medirá en internas con su amigo Santilli, pero en el camino ya perdió a Iguacel.
Este sábado el ex vicejefe de Gobierno porteño siguió mostrando los armados que bendice Larreta para promoverlo. Sumó el apoyo de Miguel Pichetto. Bajo su mismo sello también está el senador provincial, Joaquín De la Torre, que se autodefine como «el Donald Trump del conurbano». Este sábado, desde La Matanza, De La Torre recibió una mala noticia de parte de su aliado. Pichetto participó de una reunión con 300 invitados para dejar claro que respalda a Santilli. No dijo nada de su compañero del peronismo conservador que engrosa la lista de precandidatos. En su lugar se dejó elogiar por el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, uno de los armadores del larretismo en la provincia. También estuvo el exdiputado nacional Héctor «Toty» Flores que reporta directamente a la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, otra de las garantes para el armado del «Colo».
Para cerrar la ofensiva de las últimas jornadas, Larreta fue con Santilli a Escobar, uno de los distritos del conurbano norte. Casi a la misma hora Bullrich estaba en el sur, en un acto en Lomas de Zamora donde confirmó que los cruces con el alcalde porteño seguirán subiendo de temperatura. «Algunos dicen que hay que tener huevos para dialogar, pero yo creo que para dialogar con Sergio Massa, más que huevos hay que tener estómago. Forma parte de los que mezclan política y negocios», disparó la titular del PRO en directa referencia a Larreta por la relación de amistad que tiene con el ministro de Economía.
Hace una semana Patricia y Horacio no estaban recorriendo el conurbano, sino Estados Unidos. Mientras el alcalde regresaba de una gira de tres días por Washington, para reunirse con funcionarios de la administración demócrata en el Departamento de Estado y en la Casa Blanca, Bullrich llegaba a Miami, Florida, para participar de un evento organizado por el ala dura del partido republicano. Fue una de las oradoras del foro «Política y Crimen Organizado», gestado por el Instituto Interamericano para la Democracia, un think tank de estrechas relaciones con los republicanos y en especial con el trumpismo. Los duros de Miami vienen de un momento difícil, porque en las elecciones de medio término no se confirmó la derrota demócrata que esperaban. Sin la ola roja en todo Estados Unidos, el más fortalecido de los republicanos fue el gobernador Ron DeSantis, el emergente de un nuevo «trumpismo sin Trump». Esa dinámica marca un giro para la derecha republicana que tiene a Florida como su bastión y no pasó inadvertido para Bullrich. La presidenta del PRO reivindicó su política de seguridad, reinvidicó la mano dura y habló de nuevas potestades para fuerzas armadas en materia de seguridad interior. Sus críticos dicen que la exministra no fue solamente a hablar, sino a mantener encuentros para sumar financiamiento a su campaña electoral.
«Si hace diez años iba a los foros republicanos y del Departamento de Estado para conseguir fondos para el PRO, ¿por qué no lo haría ahora que dice que está en un momento definitivo de su carrera política?», se preguntó un dirigente macrista que la conoce mucho. Un defensor de la «Bullrichmanía», refuta las versiones recaudatorias, pero acotó que Larreta no necesita buscar fondos extra porque tiene el control del gobierno porteño, un señalamiento que cae muy mal en la sede de Parque Patricios. «Esta quedando claro que Patricia no es todo lo influyente que vende. Es ella y el canal de cable La Nación +. Amplifica el discurso antikirchnerista, pero eso no le alcanza para gobernar y se está notando», contestaron desde la Ciudad.
Los tironeos no van a aflojar en los próximos meses. El entripado del larretismo con Bullrich sigue supurando en la CABA, por la insistencia del exintendente Jorge Macri de pelear por la sucesión de Larreta con el respaldo de Bullrich. El alcalde definirá al candidato del PRO en mayo, pero en su entorno aclaran que cumplirá con el pacto acordado con el radicalismo porteño, a través del senador nacional Martín Lousteau. La candidatura capitalina de JxC se definirá por primarias y eso es lo que peor le cae a los dos Macri, pero también a Bullrich.
No será la única contienda determinante. La UCR hace correr la posibilidad de una interna partidaria para definir al precandidato presidencial del partido que competirá en las PASO nacionales de JxC. El gesto reanima el interés radical por llevar un candidato presidencial. En el PRO descreen que el radicalismo pueda tanto y olvidan las internas partidarias que hizo el partido en Buenos Aires, CABA y Córdoba. Los macristas siguen escépticos de los amagues radicales, con el mismo empeño con el que dudan de los movimientos de Cristina.