El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario para la Pastoral de Villas de la ciudad de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, pidió evitar las “figuras estereotipadas” para discutir un nuevo sistema de Responsabilidad Penal Juvenil. Y advirtió: “Es necesario tener cuidado del populismo penal».
Carrara se pronunció sobre la iniciativa que impulsa el oficialismo en el marco de la tercera audiencia que se realizó en el plenario de las comisiones de Legislación Penal, Familia y Presupuesto de la Cámara de Diputados. Allí, jueces, especialistas y referentes de organizaciones de derechos humanos plantearon críticas y reservas a la iniciativa.
«Es necesario tener cuidado del populismo penal. No se trata aquí de la confianza en alguna función social tradicionalmente atribuida a la pena pública, sino más bien en la creencia de que mediante tal pena se pueden obtener los beneficios que requerirían la implementación de otro tipo de política social, económica y de inclusión social», advirtió Carrara.
Y agregó: «Hay que evitar esa tendencia que algunas veces existe de construir deliberadamente enemigos, figuras estereotipadas, que concentran en sí mismas todas las características que la sociedad percibe o interpreta como peligrosas”.
Carrara evaluó que “los mecanismos de formación de estas imágenes son los mismos que, en su momento, permitieron la expansión de las ideas racistas”. Y remató: “Todo esto se vuelve más delicado aún si estamos hablando de menores”.
La iniciativa impulsada por el Poder Ejecutivo propone, entre otros puntos, bajar la edad de imputabilidad de 16 a 15 años para los menores que cometen delitos con penas superiores a los 15 años, y un abordaje interdisciplinario de los menores que cometen delitos, para lograr su resocialización.
«Hay que trabajar por un régimen penal juvenil verdaderamente humano y abierto a la esperanza», reflexionó Cararra -quien trabaja pastoralmente hace 12 años en las villas de Buenos Aires- y sostuvo que «los menores que son llevados al delito por organizaciones criminales son sus víctimas; el Estado debe alejarlos de esa opción en lugar de reafirmarlos en el rol de delincuente».
El obispo auxiliar de Buenos Aires indicó además que «el camino comienza insertando a todos los chicos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana,servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos por nombrar sólo algunas medidas; allí empieza todo proceso de integración socio-urbana».