Desde siempre, pero con más fuerza en las últimas décadas, estuvo en juego el acceso al alimento. La mitad del país es pobre, más de la mitad del país no se alimenta de forma sana. Otros creen que las comidas ultraprocesadas y llenas de conservantes son alimento. El campo hegemónico utiliza las tierras para extractivismo agrario, exportación, negocios personales y generación de mercados paralelos de divisas extranjeras. La manipulación es total. El acceso a un alimento sano y soberano, sin conservantes ni agrovenenos, debiera figurar en la agenda urgente de quienes se están proponiendo gobernar el país. Debiera ser prioridad. No lo es. Ni por lejos lo es. No se avizora un gobierno que tome con responsabilidad el acceso al alimento del pueblo, que le dé la proporcionalidad que corresponde. ¿Por qué está invisibilizada la agenda del alimento en la campaña electoral? ¿Quiénes se benefician ante ese resonante silencio?

«Ninguna de las fuerzas políticas entiende la importancia y la centralidad del modelo agroalimentario», reflexiona Nahuel Levaggi, referente de la UTT -Unión de Trabajadores de la Tierra. «Hay algunas fuerzas políticas que forman parte del modelo del agronegocio, y no lo van a poner en discusión».

La Unión de Trabajadores de la Tierra hoy organiza a más de 22 mil familias productoras de alimentos, nucleadas por grupos de bases en 20 provincias del país, que se dedican a la producción de frutas y verduras, crianza de animales, producción de granos, producción de lácteos y pequeñas agroindustrias.

Ninguna de las fuerzas políticas entiende la importancia del modelo agroalimentario», dice Nahuel Levaggi, expresidente del Mercado Central.
Foto: Diego Martinez @ildieco_diegomartinezph

Levaggi señala además que «las fuerzas políticas que tendrían que poder ponerlo -como, por ejemplo, Unión por la Patria- no terminan de entender la centralidad de discutir el modelo y solamente se entiende la necesidad de otro modelo en función de la rentabilidad. Es decir que, por un lado, hay sectores económicos que forman parte de ese modelo económico del agronegocio, que es el capitalismo que se expresa en el agronegocio. Y, por otro lado, ¿qué debería hacer el nuevo gobierno? Debería empoderar y darle importancia a los puntos del Programa Agrario para el Alimento que presentamos desde la Mesa Agroalimentaria».

¿De qué se trata el Programa Agrario para el Alimento?

El Programa Agrario para el Alimento, por un lado, busca fortalecer el acceso a la tierra, al agua, a la tecnología por parte de los pequeños y medianos productores. Por otro, el impulso a la agroecología y descalzar del dólar la producción y del paquete de los agrotóxicos. Empoderar a los sectores pequeños y cooperativistas del campo. Y planificar la producción en base al consumo interno. Esto y -además- planificarla en producción, significa que haya incentivos para aumentar la producción frutihortícola, ganadera, láctea, entre otras. Apoyándose ahí, de vuelta a esa planificación, empoderando y financiando a los sectores medios y pequeños. Es decir Pymes, cooperativas y pequeños y medianos productores.

Levaggi remarca que este cambio fundamental para la alimentación sana del pueblo argentino «no vas a lograrlo -por ejemplo- empoderando y dándole créditos a Mastellone-la Serenisima y demás empresas».

«Resulta fundamental fortalecer a los pequeños productores desde lo que significa el arraigo en los territorios. Todas estas son una serie de medidas que necesitamos para garantizar el plato de los argentinos y las argentinas. Eso va de la mano -obviamente- en un plan integral de acceso a derechos. Es decir: todo lo dicho atañe a la cuestión agraria, pero no puede ir escindido o separado de una política real de redistribución de la riqueza, sueldos dignos y demás reivindicaciones populares», añade el referente de la UTT, organización que se define como «quienes producimos alimentos para vos, para tu familia, para el pueblo. Somos quienes creemos que el alimento es un derecho y que detrás de las injusticias del sistema agroalimentario, existe una fuerza capaz de transformarlo todo».

La UTT tiene varios locales en todo el país.
Foto: Prensa UTT

Por su parte, y en consonancia con Levaggi, Diego Montón, referente de la nueva Mesa Agroalimentaria señaló que «hay diferentes elementos que condicionan la agenda de la campaña y que han logrado invisibilizar el debate sobre el sistema agroalimentario argentino, y -en ese mismo contexto- las propuestas de la Mesa Agroalimentaria Argentina. En primer lugar, hay una situación de deterioro y de emergencia económica que está asociado a la acumulación de algunas crisis. Fundamentalmente creo que los cambios estructurales que realizó el gobierno de Macri, asociado al desmantelamiento de algunos sectores claves del Estado, que volvió a reformular el neoliberalismo en la Argentina junto con el sometimiento al Fondo Monetario Internacional y la necesidad del pago en dólares, agravado luego esa situación por los beneficios a las corporaciones concentradas, creo que esa situación estructural se juntó con la pandemia y fundamentalmente ahora con la sequía generando un contexto de debilidad del programa popular en tanto la vulnerabilidad que tiene hoy la estabilidad económica. Todo esto, junto con la inflación, vienen haciendo un combo que le permitieron a los sectores concentrados y a la derecha pautar una agenda de campaña mucho más a la derecha que la que hoy necesita el pueblo argentino».

«En segundo lugar, me parece que otro elemento que condicionó esta agenda fue la pérdida de tiempo que tuvo el gobierno del Frente de Todos -fundamentalmente en sus dos primeros años- el retroceso en la discusión de Vicentin fue -de alguna manera- lo que también le permitió a la derecha tomarnos el tiempo, la medida, y a su vez haber entendido que era un gobierno que no iba a avanzar en el sentido de la intervención de una agenda pública sobre el sistema agroalimentario argentino. Ese tiempo y esas medidas durante esos años hacen también parte de este contexto de debilidad y de vulnerabilidad con el cual se llega a la discusión política de la campaña y justamente no están las herramientas ni las condiciones para profundizar el debate a nivel macro», clarificó Montón.

En tercer lugar, conceptualizó además que «tenemos que también pensar en la autocrítica que debemos hacernos algunas organizaciones, sobre todo en el marco de esos dos años que perdimos y que no logramos impulsar la agenda transformadora en el marco del Frente de Todos y en el marco de alianzas que quizás debimos haber ampliado y no logramos hacerlo. Me refiero a que -más allá de la construcción de la plataforma agraria- nos faltó también que una buena parte del movimiento sindical y de otros sectores de la política puedan asumir la agenda de la soberanía alimentaria».

En este escenario adverso, descrito por Montón, señaló que espera que «de cara a las elecciones generales en octubre, poder llegar debatiendo con mayor grado de profundidad el sistema agroalimentario y las propuestas de la mesa agroalimentaria». En este sentido, sostuvo: «Lo que sí tenemos muy en claro es que la única oportunidad -en el marco de las opciones electorales que aparecen- para profundizar el debate sobre el sistema agroalimentario está en el marco de un triunfo de Unión por la Patria. La opción de Juntos por el Cambio, la opción de Milei, solamente están planteando margen para ver el nivel de expoliación de los sistemas y de profundización del avance del sistema financiero en la agricultura y en la cadena agroalimentaria».