La asociación Abuelas de Plaza de Mayo presentó este jueves al nieto 130, Javier Matías Darroux Mijalchuk, hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, desaparecidos en diciembre de 1977. “Una buenísima noticia que ha caído con mucha emoción en la sociedad”, dijo Estela de Carlotto al anunciar la restitución de la identidad del hombre que estuvo sentado junto a ella. “Para nosotros es el premio más merecido que tiene nuestro país, es una lucha que da resultados positivos como es el encuentro de este nieto 130”, redondeó la abuela.
El anuncio de la restitución de la identidad de Javier Matías fue en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo y tuvo esa particularidad: el nieto estaba allí, sentado junto a Estela y a su tío materno Roberto Mijalchuk.
Carlotto contó que Javier Matías se acercó a la filial de Abuelas de Córdoba con dudas sobre su origen, impulsado por Vanina, su pareja desde hace veinte años y sus amigos. Sabía que era adoptado porque su familia de crianza nunca le ocultó lo que sabían: que en su acta de nacimiento figuraba que había sido encontrado por una mujer a 3 cuadras de la ESMA, en la calle Ramallo, cerca del lugar donde Elena Mijalchuk fue vista por última vez en 1977. El bebé tenía entonces poco más de cuatro meses y la mujer estaba embarazada de tres meses.
“El tío Roberto Mijalchuk recibió el llamado tan esperado a ese teléfono fijo que nunca había dado de baja. La CONADI le comunicó que había encontrado a su sobrino. Matías Javier Darroux Mijalchuk conoció su origen y hoy las #Abuelas le damos la bienvenida a esta enorme familia”, recordó Estela.
Javier Matías también habló en la conferencia y recordó cómo tomó la decisión de realizarse el análisis de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos: “fue a fines de 2006, con 30 años, que comprendí mi egoísmo. Porque si yo creía que no era importante para mi lo podía ser para un tío o para una abuela”, dijo.
Y remató: “Hay muchos en mi situación; los invito a juntar coraje y acercarse a Abuelas”.
Roberto Mijalchuk contó que fue él quien llamó primero a su sobrino en 2016, cuando el ADN dio positivo y determinó que Javier Matías era hijo de su hermana y de Juan Manuel Darroux. “Llame yo primero y pedí por Javier. Atendió Vanina y ella me dijo ‘¿quién es Javier?’ Hoy sabemos que es Javier Matías”, recordó el hombre.
En la conferencia contó también que desde la desaparición de Elena y Juan Manuel mantiene una línea de teléfono porque es la que dio desde el primer día para recibir información: la falta de datos sobre lo que ocurrió con la pareja de desaparecidos y con el hijo que la mujer llevaba en su vientre es la pregunta lo que encierra la restitución de Javier Matías.
“Con mi madre siempre tuvimos la esperanza de que ellos estuvieron vivos. No sé por qué las esperanzas con mi hermana se fueron disolviendo, pero nunca pasó eso con Javier”, recordó Mijalchuk.
Javier Matías se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba en octubre de 2006 buscando conocer su identidad. Diez años después, supo quien era. Pero las investigaciones realizadas por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y más tarde por la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños no arribaron a ninguna información concluyente.
“En este caso no tenemos tanta información para dar. Sí hay dos secuestros comprobados, el secuestro de Elena y su bebé, el hallazgo del bebé a tres cuadras de la Esma y una adopción. Por eso es importante difundir”, explicó Pablo Parenti, titular de la Unidad Fiscal. Y aclaró que también el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) tiene muestras de ADN.
En ese camino, el Nieto 130 explicó: “Tengo la necesidad de que esto tenga difusión pública que permita encontrar pares de mis padres, porque mi tío era diez años más chico que mi mamá. Personas que me puedan contar sobre ellos”.
Javier Matías explicó que el trámite para la rectificación del nombre se realizó y que ya tiene su DNI con la identidad restituida. “No se hizo público porque no hay una sentencia en la justicia sobre cuáles fueron las circunstancias de la desaparición de mis padres”, resumió.
En la conferencia estuvieron otros hijos que resituyeron su identidad como Horacio Pietragalla, Victoria Monetengro, Juan Cabandié, Manuel Gonzalvez y Leonardo Fossati, entre otros. También la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeyda y Lita Boitano de Familiares de detenidos y desaparecidos por razones políticas.
Un saludo y mención especial tuvo en el acto el futbolista Nahuel “Patón” Guzmán, arquero de Tigres de México, surgido en Newell´s y parte del seleccionado que disputó la copa del Mundo en Rusia.
Estela y Juan Manuel
Lo que encierra la restitución de Javier Matías es la ausencia de información sobre el secuestro de sus padres. Abuelas de Plaza de Mayo reconstruyó todo lo que ocurrió con la pareja y lo dio a conocer este jueves en el comunicado que sigue a continuación:
Juan Manuel trabajó en la Prefectura Naval Argentina de diciembre de 1961 hasta junio de 1966. De septiembre de 1969 a mayo de 1975 se desempeñó en la Universidad de Morón, en tareas administrativas, y allí conoció a Elena Mijalchuk, que estudiaba la carrera de Contadora Pública en ese establecimiento.
Elena y Juan Manuel formaron pareja y aunque la familia de ella en un principio se opuso por la diferencia de edad –él era mayor que ella–, finalmente aceptaron la relación. Elena se mudó con Juan Manuel, quien ya vivía solo, a Capital. La familia de él era de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires.
Según consta en el legajo de la Universidad de Morón, Elena rindió su primera materia en 1969 y la última en diciembre de 1976. El 5 de agosto de 1977, en el Hospital Alemán de Capital Federal, nació su primer hijo. Lo llamaron Javier Matías, y si bien a Elena el nombre que más le gustaba era Matías, agregó Javier para que el niño llevara las mismas iniciales que su padre. Con el tiempo las tensiones con los Mijalchuk quedaron atrás, al punto que la pareja se mudó a Caseros con ellos. Al poco tiempo, Elena volvió a quedar embarazada. Ella misma se lo contó a su madre y a su hermano Roberto, así como Juan Manuel también se lo había mencionado a su medio hermano Raúl Venturelli.
Las desapariciones
Al momento del secuestro, Juan Manuel, Elena y el pequeño Javier Matías, ya vivían en Caseros. Lo último que la familia supo sobre Juan Manuel fue a través de sus primos Luis Molina y Domingo Carmelo Graziadio, a principios de diciembre de 1977. Se habían encontrado con él en un bodegón en la localidad de Valentín Alsina, ubicado en Rucci y Viamonte, donde se solían reunir. Luego Juan Manuel le pidió a su primo Domingo que lo acercara hasta Paraná y Panamericana, zona norte del conurbano. Domingo lo dejó allí pero como lo notaba preocupado volvió a pasar y vio cómo su primo discutía acaloradamente con cuatro hombres que lo subieron a una Chevy azul metalizada. Fue la última vez que lo vio.
Elena se enteró de la situación. Juan Manuel no aparecía y ella no sabía dónde buscarlo. Hacia fines de diciembre de 1977, recibió una llamada y después una carta en la que su marido le indicaba que el 26 de diciembre debía encontrarse con unos compañeros en Capital Federal. En la víspera, Día de Navidad, Elena mostró la carta a sus padres y les pidió que la acercaran con su bebé al lugar. Al día siguiente, tal cual lo convenido, llevaron a Elena y al pequeño Javier Matías a la cita, en Pampa entre Lugones y Avenida Figueroa Alcorta, en Núñez. Esa fue la última vez que los vieron.
Las búsquedas
La familia Mijalchuk no conocía a nadie que les pudiera brindar información. A finales de los 80, tanto ellos como los Darroux pidieron a la justicia la presunción de fallecimiento. Pero en mayo de 1999 Roberto Mijalchuk se decidió y denunció la desaparición de su hermana embarazada, su cuñado y su sobrino. Así se abrió un nuevo legajo de una mujer embarazada desaparecida en la CONADI y otros en la CONADEP.
Roberto dejó como contacto un teléfono de línea que, en estos años, nunca dio de baja, esperando recibir alguna vez una noticia. Las familias Mijalchuk y Darroux fueron incorporando sus muestras al Banco Nacional de Datos Genéticos. Abuelas, por su parte, solicitó a la justicia que se realizaran exhumaciones de familiares fallecidos para completar la información genética. La última muestra que se sumó, la de su abuela paterna, Natividad Arelano Venturelli, junto a la ampliación de los marcadores analizados por el Banco, permitió la identificación de Matías. A todo esto, los equipos de la CONADI investigaban infructuosamente las causas de desaparición de la pareja.
Mientras tanto, un joven con dudas sobre su identidad se acercó a la filial de Abuelas Córdoba. Él siempre supo que no era hijo de quienes lo criaron y su expediente de adopción consignaba que había sido encontrado por una mujer la noche del 27 de diciembre de 1977. Fue en la intersección de Ramallo y Grecia, a tres cuadras de la ESMA, cerca de donde esa misma madrugada Elena Mijalchuk fue vista con su bebé por última vez. Por disposición de la justicia, el bebé fue entregado en guarda para adopción a un matrimonio, con quienes se crió en la Ciudad de Buenos Aires. El muchacho se mudó a Córdoba en 1999 y allí inició su búsqueda. Paralelamente, en Abuelas Capital se habían recibido denuncias sobre un joven presuntamente hijo de desaparecidos, que fueron incorporadas al caso para su investigación.