En un emotivo acto que subraya la importancia de los derechos humanos y la preservación de la memoria histórica, Abuelas de Plaza de Mayo entregó este martes el Archivo Biográfico Familiar a Daniel Santucho Navajas, el nieto restituido en julio de 2023. Este acto, más que una mera formalidad, es una nueva pieza que se suma al rompecabezas de historias fragmentadas por la última dictadura cívico-militar de nuestro país. El Archivo Biográfico Familiar, creado por Abuelas, actúa como una brújula que orienta a los nietos y nietas hacia sus orígenes, permitiéndoles, a través de testimonios de familiares, amigos de la infancia y compañeros de militancia, conocer las vidas, luchas y sueños arrebatados a sus madres y padres.

La entrega del archivo estuvo llena de emoción. Daniel Santucho Navajas, visiblemente conmovido, expresó: “Es enorme el orgullo que siento, por mamá y por mi abuela. Hace un tiempo que venía preparándome para esta linda sorpresa. Me comentaron que el material era muy extenso, por lo que la entrega se realizará en dos partes. Esta primera parte representa miles de emociones. Llegar a la Casa de la Identidad y encontrarme con gente de Abuelas, con los nietos y nietas que son mis hermanos, fue increíble. Al entrar al salón, ver a Miguel y a papá, que ya habían llegado, y poder estar con ellos, fue conmovedor. También conocí a primas de mamá, y tuve la oportunidad de charlar un rato con Estela antes de que comenzara la entrega del material».

Daniel continuó compartiendo cómo las encargadas del área de archivo les explicaron el trabajo de investigación y la recopilación de testimonios y documentos, incluyendo cartas de su abuela. “El material entregado contiene un extenso legajo con material recopilado, acompañado de 12 casetes VHS, que fueron digitalizados en un Pendrive, y fotos de mi madre, Cristina Navajas. Sé que la emoción me desbordará cuando pueda ver y procesar todo el material y recordar a mamá. Lo más lindo fue escuchar a Estela recordar a mi abuela, compartir anécdotas vividas juntas, desde viajes hasta momentos cotidianos de trabajo, o algún comentario gracioso que la recuerda con ese amor que la caracterizaba”.

Con una profunda admiración por sus familiares, Daniel afirmó: “Por mamá, por esa fortaleza que tuvo, y por mi abuela, por su lucha, por no bajar los brazos, por sentirlo, porque mi abuela sentía que yo estaba vivo”. Estas palabras evocan la perseverancia de su madre, Cristina Navajas, y el inquebrantable espíritu de su abuela Nélida, quien falleció en 2012 sin haber podido abrazarlo, pero dejando un legado de tenacidad que se sigue plasmando hoy en cada acto de restitución.

Junto a Daniel, también recibió el Archivo su hermano, Miguel “Tano” Santucho, quien se incorporó a la lucha de Abuelas hace más de una década, tras la muerte de su abuela. Así, mientras Daniel recupera una parte esencial de su pasado, Miguel continúa profundizando el compromiso familiar, buscando a los nietos y nietas que aún permanecen desaparecidos. Este acompañamiento es crucial, ya que el Archivo no solo está destinado a quienes fueron apropiados, sino también a los hermanos e hijos de desaparecidos que crecieron con sus familias pero desconocen aspectos clave de la vida de sus padres, arrebatados por el terrorismo de Estado.

En palabras de Julio Santucho, padre de Daniel y pareja de Cristina antes de su desaparición, el reencuentro con su hijo es también una forma de reivindicar la memoria de Cristina. «Desde que apareció Dani, pienso en Cristina, nos habían robado una parte y ahora la recuperamos».

Este gesto, más que un simple acto de restitución, es un recordatorio de la lucha incansable de Abuelas de Plaza de Mayo, quienes desde hace más de cuatro décadas siguen iluminando las sombras del pasado. Cada restitución y cada archivo entregado es una lámpara que disipa la oscuridad de la impunidad, reafirmando que el ejercicio de la memoria es un derecho humano fundamental. La identidad no es solo un dato biológico, sino que es también un testimonio que conecta generaciones, una resistencia viva que persiste frente al olvido. Porque mientras recordemos, nunca habrá olvido, y nunca más la oscuridad del terrorismo de Estado se hará presente. La memoria es el escudo que protege la verdad, y el Nunca Más es el compromiso que nos guía hacia un futuro con memoria, verdad y justicia.