El ex jefe de Gabinete kirchnerista Juan Manuel Abal Medina reconoció este jueves la existencia de fondos de campañas aportados por empresarios privados pero aseguró que siempre entendió que se trataban de “aportes voluntarios”. El reconocimiento de la existencia de los pagos ante el juez federal Claudio Bonadio le bastó para conservar su libertad y acallar los rumores que indicaban que quedaría detenido. En la misma frenética tarde judicial, el ex juez federal Norberto Oyarbide denunció haber sufrido aprietes en el pasado.
Abal Medina llegó a los tribunales federales de Comodoro Py a las 12.30 y permaneció durante casi cuatro horas en el juzgado federal 11 donde, según su defensa, aportó un escrito en el que confirmó la existencia de aportes para la campaña electoral 2013 y señaló que quien lo recolectaba era Roberto Baratta, ex coordinador del Ministerio de Planificación Federal de la Nación, actualmente detenido en la causa de los cuadernos.
“No se arrepintió, ni dijo haber recibido dinero. Dijo que sabía que había empresarios que aportaban a la campaña pero que no sabía quiénes eran y que entendía que cada uno lo hacía de forma voluntaria y de ninguna manera bajo coerción”, le dijo a Tiempo una fuente de la defensa.
Abal Medina llegó a los tribunales de retiro en medio de una ola de rumores de que quedaría detenido. Estaban anclados en el dato de que a su secretario privado, Martín Larraburu,-detenido en esta causa- le habían encontrado un pendrive con detalles vinculados a la repartición y el origen de distintos fondos de campaña. En su declaración, Abal Medina lo desvinculó de cualquier responsabilidad.
Las horas que el ex jefe de Gabinete pasó en el juzgado de Bonadio no hicieron más que acrecentar los murmullos sobre la detención que al final no fue. Mientras tanto, las idas y venidas de distintos imputados del caso de los cuadernos multiplicaron las versiones de posibles arrepentidos y de confesiones judiciales que finalmente no ocurrieron. O al menos no de la forma en la que se estaban anunciando.
Liberaron a otro empresario
A la par de las declaración de Abal Medina y de la denuncia de Oyarbide, recuperó su libertad un empresario que estaba detenido por los supuestos pagos ilegales a funcionarios kirchenristas enumerados en los cuadernos que dijo haber escrito Oscar Centeno, el chofer de Baratta. Fue el «arrepentido» Armando Losón, del Grupo Albanesi, quien dijo que aportó dinero para la campaña del 2013 luego de haber sido apretado por ex funcionarios kirchneristas.
Losón apeló a la misma estrategia que los otros cuatro empresarios arrepentidos, según trascendió hasta ahora, con la causa en secreto de sumario: sostuvo que no pagó coimas, que los montos que figuran en los cuadernos son exagerados y que lo que sí hizo fue poner plata para campañas electorales luego de haber sido extorsionado. Pero no es eso lo que se les imputa.
Bonadio y Stornelli acusan a los empresarios de ser partícipes de una asociación ilícita: sostienen que ellos pagaban coimas al kirchnerismo que las recolectaba a través de un aceitado circuito de recolección encabezado por Baratta y que ese dinero iba directo a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y antes a su marido.
Uno de los primeros movimientos del día en la causa de los cuadernos había sido la indagatoria del ex titular de la UIA, Juan “el vasco” Lascurain, quien llegó acompañado de sus dos hijos. Negó los cargos en su contra y se fue de los tribunales en medio de una maraña de cronistas. Fastidioso con la prensa, se enfrentó con un camarógrafo al que incluso le pegó una patada. Un presagio de lo que sería el resto del día.