Cuando se subió al avión de American Airlines, Mauricio Macri seguramente se sintió satisfecho por su primera participación en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a pesar del papelón de las últimas 24 horas con el Reino Unido. De Nueva York, se lleva lo que venía a buscar: felicitaciones de empresarios y de políticos afines. Vuelve a Argentina también con anuncios de inversiones, el principal tema al que se ha entregado en los cuatro días que pasó en Estados Unidos.
La actividad oficial de Macri en la Gran Manzana terminó este mediodía, luego de las últimas reuniones con empresarios y de las desmentidas obligadas sobre el supuesto inicio de diálogo por la soberanía de las islas Malvinas. Él, que se describió a sí mismo como «ansioso» frente al auditorio de Wall Street el lunes pasado, casualmente pidió días después bajar los niveles de ansiedad sobre el tema del archipiélago. Casi una confesión por el error de comunicación del martes.
No podemos transformar una conversación de un minuto en algo oficial, agregó hoy, en diálogo con la prensa. Porque el encuentro de ayer con la primera ministra británica, Theresa May, fue eso: un breve saludo en el que el presidente argentino pidió hablar de todos los temas. Ella estuvo de acuerdo en que dialogar es bueno. Nunca incluyó la expresión soberanía en la charla, reconoció Macri finalmente. Fue, en definitiva, un error del mandatario, cometido ayer al relatar la reunión a los medios.
A pesar del incidente que llevó incluso a Londres a desmentir a Macri, el presidente continuó este miércoles con su agenda orientada hacia el sector privado. Mientras la primera dama, Juliana Awada, salía a correr por el Upper East Side de Manhattan, la zona en la que se encuentra el hotel The Mark en el que se hospedan, el jefe de Estado recibió a representantes de la comunidad judía. Ya se había reunido el martes con Jack Rosen, titular del Congreso Judío Americano, en una cena en la que también participaron integrantes del Senado y de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Macri recibió felicitaciones por su discurso en la ONU y por la derogación del memorándum de entendimiento con Irán. Sin embargo, también hubo un reclamo. Esperaban una condena explícita al país persa por el atentado contra la AMIA, según dijeron fuentes de la comitiva argentina que participaron de la reunión de esta mañana.
El presidente también se reunió con dos directivos de la energética AES Corporation, quienes anunciaron una inversión de unos 200 millones de dólares para ampliar su capacidad en el país, y con representantes de la empresa We work, que abrirá su primer edificio con espacios de trabajo para emprendedores o profesionales independientes en Paraguay y Esmeralda.
Luego de la seguidilla de encuentros, el presidente tuvo la tarde libre en Manhattan. Convencido de que es el rock star del momento, como le dijeron en Wall Street el lunes, Macri finalizó su mayor prueba hasta el momento en el ámbito internacional. Un examen que ha atravesado cuidando las formas: se quedó en un hotel que a simple vista es sencillo pero que igualmente tiene cinco estrellas y se promociona como suntuoso. A diferencia del viaje de ida, esta vez se subió a un avión comercial.
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