La sesión convocada por la oposición el jueves estuvo a punto de fracasar pero los impulsores de la sesión especial contaron con dos ayudas inesperadas. Tanto el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, como Teresita Villavicencio, la diputada radical tucumana que responde a Enrique “Coti” Nosiglia, hicieron aportes centrales para que la sesión se pueda llevar a cabo.
Monzó entendió, en contra de lo que pretendía buena parte de su bloque, que lo mejor que podía suceder era que la sesión se lleve a cabo para demostrar que el Congreso funciona. En ese marco, Monzó se mostró tolerante más allá de lo que indica el reglamento para que no se cayera la sesión.
Si bien hubo un intento claro por parte el oficialismo de voltear la sesión intentando hacer votar una moción de orden cuando la oposición no tenía a toda su tropa sentada, también es cierto que ya transcurrido los primeros cruces, Cambiemos decidió sostener la sesión hasta el final. Monzó impuso su lógica política y su posición.
Por su parte, la diputada del bloque que conduce Martín Lousteau, y que ordena extra muros el “Coti” Nosiglia, fue clave para conseguir el quórum para que arranque la sesión.
Poco después de terminada la sesión, los diputados de confianza de Monzó hicieron saber a los periodistas acreditados que la intención de darle lugar a la oposición para que sesione fue deliberada. Pero lo que también quedó claro es que no todo el bloque del oficialismo pensaba de la misma manera.
En ese contexto, otro referente de la bancada opositora le confesó a Tiempo que lo sucedido tiene que ver con “la falta de conducción que se vive hoy dentro del interbloque”.