“El que sabe caminar un buque, sabe caminar su vida”, dijo a Tiempo Domingo José Leal, veterano de guerra, antes de que comenzara el acto en conmemoración de los caídos durante el hundimiento del Ara General Belgrano, en el lugar donde fue el ataque británico, en 1982.
El 2 de mayo de aquel fatídico año, Leal era un joven que se desempeñaba como Cabo Segundo, maquinista en el buque. Fue una de las 770 personas que sobrevivió al bombardeo y, 40 años después, junto con otros 4 veteranos, vuelve a la zona del hecho.
Es emocionante verlos participar de la actividad que organizó el Ministerio de Defensa de la Nación. Tras un largo viaje de 24 horas en el imponente rompehielos Almirante Irizar, pudieron este lunes tirar flores al Océano Atlántico, en homenaje a los 323 marinos fallecidos durante la Guerra de Malvinas.
El acto, que se realizó en el mismo lugar y a la hora exacta del hundimiento (16 horas), fue encabezado por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, junto a los jefes del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente General Juan Martín Paleo; de la Armada Argentina y almirante Julio Horacio Guardia.
En medio de la lluvia, frío y viento, Taiana expresó en la cubierta aérea: “Vinimos a decirles a los 323 héroes que nunca los olvidaremos, que su ejemplo estará siempre presente. Este es un homenaje que les debíamos a nuestros héroes y debíamos hacerlo en este 40° aniversario”.
La embarcación partió de Ushuaia el domingo por la tarde con 283 pasajeros. Muchos de los tripulantes de las distintas fuerzas estuvieron en la campaña de la Antártida, unos cuatros meses embarcados, y ya están retornando a sus hogares.
El Irizar es una pequeña ciudad, equipada con todo lo necesario para cumplir con la misión de llegar a la Antártida a brindar provisiones, atención sanitaria y trasladar al personal de las bases.
Por su súper estructura, fue elegido para realizar esta actividad. Según comentaron a Tiempo, se había intentado hacer el mismo acto dos veces -una aérea y otra en un barco de menor tamaño-, pero resultaron fallidas, ya que es un lugar por el cual se hace difícil navegar debido a las inclemencias del tiempo.
En la embarcación, todos se emocionan con la actividad. Los tripulantes charlan con los ex combatientes y reconocen que es una herida abierta, pero que con el paso del tiempo sigue viva en la memoria de los argentinos. Para muchos, un ejemplo que sirvió para ratificar su integración a las fuerzas, para ponerse al servicio de la patria.
El hundimiento del Crucero General Belgrano se convirtió en la mayor tragedia naval de la historia de la Armada Argentina, pero también en una de sus mayores pruebas de heroísmo, ya que, en el marco de fuertes temporales y temperaturas extremas, en menos de 48 horas fueron rescatados 770 tripulantes que sobrevivieron al hundimiento.