Más de 110 países confirmaron su participación en el tercer Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional que se celebrará en Beijing el próximo 17 y 18 de octubre. Se trata de una reunión de magnitud al cumplirse 10 años desde que se realizó el anuncio de creación por parte del presidente Xi Jinping en el marco de una visita de Estado a Kazajstán e Indonesia. En este decenio, al menos 148 países se adhirieron a la iniciativa mediante la firma de memorandos; del total, 22 son latinoamericanos.
Entre los asistentes por parte de América Latina, ya confirmaron su presencia el presidente argentino Alberto Fernández, su par chileno Gabriel Boric y el colombiano Gustavo Petro, además de otros mandatarios de la región.
Entre los principales desafíos para América Latina se encuentra la necesidad de retomar proyectos de infraestructura de envergadura atendiendo los niveles de deuda de los países emergentes y en vías de desarrollo, y de gobernanza medioambiental. En este último punto el aporte de China fue decisivo y representa un giro en todo lo relativo a reducción de emisiones y a la implementación de proyectos vinculados a energías renovables.
Para la cita de octubre la organización prevé tres foros de alto nivel sobre conectividad, desarrollo ecológico y economía digital, y seis foros especializados en diversas temáticas, por lo que se aguarda una intensa actividad en la capital del gigante asiático.
La iniciativa que en sus comienzos se denominó “Franja Económica de la Ruta de la Seda” implicó la revitalización de su política exterior en el marco de una nueva configuración mundial. Así, la actual BRI (Belt and Road Initiative) se ha configurado a lo largo de los años como una plataforma de cooperación que destinó más de 1 billón de dólares en más de tres mil proyectos vinculados a la infraestructura y al impulso del comercio internacional.
Si bien el origen del proyecto tenía como objetivo incrementar las rutas terrestres y marítimas que conectaban a China con Europa, Asia y África, con el correr de los años se detectaron oportunidades de inversión que involucraron a Centroamérica y Sudamérica.
La pandemia del COVID, sumada a la Guerra de Ucrania y Rusia, amortiguaron el proceso de expansión de BRI. Este tercer encuentro, busca que la iniciativa encuentre un nuevo impulso que lleve a BRI a una inversión global de 2.5 billones de dólares. El papel del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y de los principales bancos chinos será vital en este punto.
Argentina se sumó recientemente, durante el gobierno de Alberto Fernández, a la iniciativa de la Franja y la Ruta. A la vez, contó con el apoyo del gobierno chino, el pasado agosto, para ser aceptado en su ingreso a los BRICS a partir del 1 de enero de 2024. Estos son solo dos hitos que dan cuenta de la profundidad de la relación bilateral y que se confirma con los mecanismos que hoy hacen que la Argentina tenga planificadas, con China, 16 obras: 10 contenidas en el Diálogo Estratégico para la Cooperación y la Coordinación Económica (DECCE) y otras 6 en el Plan de Cooperación de la Franja y la Ruta.
En un país con elevadas dificultades económicas y financieras, el acuerdo del Banco central de la República Argentina con el Banco Popular de China para el intercambio de monedas fue y sigue siendo fundamental para sostener el nivel de las reservas y contener las tensiones cambiarias. Incluso, fuentes admiten que la visita del presidente Fernández, a escasos días de la elección presidencial, podría incluir el acuerdo para una nueva ampliación del swap.
Por último, y en línea con el apoyo chino al desarrollo de numerosas naciones, el papel del gigante asiático en una nueva arquitectura financiera tiene impacto directo en las posibilidades de lo que se empieza a conocer como Sur Global. El concepto, que se vio fortalecido en la última cumbre del G20 en Nueva Delhi, pero que viene cobrando impulso en diferentes foros internacionales, plantea una nueva agenda y espacio a las problemáticas de los países emergentes que buscan, y suelen encontrar, una mayor receptividad de las potencias de este bloque en la atención a sus reclamos y desafíos.
Resta esperar que el desarrollo del próximo foro de la Franja y la Ruta afirme las bases para esta reconfiguración que asoma en el horizonte como oportunidad sea una realidad tangible para los países que buscan tener voz en el nuevo mapa internacional.