Aún con las muertes por la represión muy presentes en el pueblo peruano y con el gobierno interino de Dina Boluarte negando los excesos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) atribuyó a las fuerzas de seguridad; el gobierno interino de convocó a tropas del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos (Marines) que desde ayer realizan tareas de entrenamiento en territorio amazónico y por un plazo de 16 días. El operativo, calificado como Intercambio Bilateral de Operaciones en la Selva, se desarrolla en la Base Naval de la ciudad norteña de Iquitos, a orillas del Río Amazonas, junto con la Marina de Guerra del Perú. Para desarrollarlo se autorizó el ingreso de hasta 87 marines y diversas armas y municiones de guerra, entre ellas fusiles, pistolas, lanzagranadas, silenciadores, y dispositivos de visión nocturna de última generación, todo financiado, mayoritariamente por el propio cuerpo de Infantería estadounidense, según se desprende del proyecto que aprobó el jueves el Congreso peruano con los votos de la derecha y la extrema derecha (66 a favor y 37 en contra) que además autorizó el ingreso de unidades navales y de personal militar de Japón.
Si bien el proyecto no especifica qué tipo de prácticas se realizarán, habla de “beneficios” orientados a “incrementar las capacidades militares, así como desempeñar a cabalidad los roles estratégicos de las Fuerzas Armadas, permitiéndoles adquirir conocimientos sobre nuevas técnicas, tácticas y procedimientos, e incrementar el nivel de entrenamiento y la interoperabilidad de los medios involucrados; así como, fortalecer las relaciones bilaterales con las armadas involucradas”. Tampoco justifica la acción ni el momento en que se realiza, más que por la intención de “promover el fortalecimiento de las relaciones internacionales en materia de seguridad y defensa nacional”.
Según el gobierno de los Estados Unidos, el Cuerpo de Infantería de Marina “es una rama de las Fuerzas Armadas responsable de proporcionar proyección de fuerza desde el mar, usando la movilidad de la Marina de Estados Unidos para desplegar rápidamente fuerzas de armas combinadas” y la “cooperación internacional” es una de sus consignas fundamentales, una justificación para intervenir globalmente en diversos conflictos. No es la primera vez que los Estados Unidos demuestra interés estratégico militar en el Amazonas. Durante la presidencia de Jair Bolsonaro, en Brasil, se realizaron numerosas operaciones conjuntas y hasta se firmó un acuerdo de cooperación en la base del Comando Sur de Miami. Esta otra rama de las FFAA estadounidenses ya demostró su interés en los recursos naturales latinoamericanos. Su generala, Laura Richardson, habló con especial atención del litio, del que Perú atesora uno de los mayores yacimientos.
Los voceros del proyecto en el Congreso peruano aseguran que el acuerdo “no afecta en forma alguna la soberanía e integridad territorial, ni involucra la instalación de bases extranjeras». Aunque no es el primer convenio que firma Boluarte. A finales del mes pasado autorizó la entrada de tropas estadounidenses para «realizar actividades de cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas», como parte de un acuerdo efectivo entre el 1 de junio y el 31 de diciembre. Según la resolución publicada en el Boletín Oficial El Peruano, se realizarán «distintas actividades de cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas asociadas con el Ejercicio Militar Internacional Resolute Sentinel 2023». Los integrantes de las fuerzas especiales, de la Fuerza Aérea (USAF, por su sigla en inglés) y de la Fuerza Espacial (USSF) de EE.UU. comenzaron a ingresar al país desde comienzos de junio.