Entre miles de banderas, entre cientos de pintadas a lo largo del país con el slogan «Sabremos cumplir», otro latiguillo escrito en un trapo blanco, surgido del alma, que se hizo consigna en el barrio montevideano más frenteamplista, La Teja: «No te rindas». Una frase que viene de los tiempos y que se hizo clamor. Dirigido a la propia militancia emocionada. Y a Yamandú Orsi y Carolina Cosse, para que no lo olviden.
«Es importante el talante. El presidente electo tiene un talante de negociador, de cercanía. Yamandú es un individuo sumamente cercano». Blanca Rodríguez, senadora electa del Frente Amplio, define ante Tiempo, un flanco clave de quien asumirá la presidencia del Uruguay, el próximo 1° de marzo. El propio Orsi construyó su primer discurso tras el escrutinio, de cara a miles de seguidores exultantes y al Río de la Plata que acercaba la lluvia, con obstinada vocación dialoguista. «A los que abrazan otras ideas y otras banderas, porque ellos también son constructores de este país, con diferencias, pero sin lugar para el agravio».
Los llantos que hicieron eclosión esa noche y la emoción que perdura, devienen de la esperanza de un pueblo que vuelve a poner a uno de los suyos, nada menos, en la Torre Ejecutiva. Pero todo Uruguay tiene perfectamente claro que lo que se viene no tiene semejanza alguna a una revolución sino que se respalda en las gestiones populares y de cambio, de los tres mandatos del FA, en especial el primero de Tabaré Vázquez (2005-2010). Yamandú Ramón Orsi Martínez representa a una «izquierda moderna y renovada» en un país divido en dos mitades (no sólo ideológicas) pero con instituciones consolidadas y partidos fuertes. Incluso el Frente, que entendió la unidad como imprescindible a pesar de las agrias disputas internas: gran ejemplo para progresías regionales, como la argentina.
Cristina Lustemberg Haro, quien creció en una familia exiliada en Cuba, médica pediatra y funcionaria del gobierno de Tabaré, una de las legisladoras electas más votadas en las últimas elecciones, nos definió con precisión las urgencias del futuro gobierno: «Hay sectores con alta vulnerabilidad que están postergados. Debemos atenderlos con diversas líneas, y con la mirada en el trabajo, la salud, la educación, la vivienda».
Una mera caminata por Montevideo o Canelones, ni qué hablar el resto del país, resulta un espejo: hacía mucho que el visitante no percibía tal cantidad de habitantes en condición de calle. Si bien los trabajadores registrados aumentaron en el actual gobierno, el desempleo juvenil es del 26% (justo en el Uruguay con su histórica fuga de jóvenes) y la distribución de las riquezas intensificó su desigualdad. El actual senador Mario Bergara definió que «el desafío es grande», en función de cómo recibirán el país y detalló las prioridades del futuro gobierno: crecimiento, distribución y seguridad, «en un marco amplio que incluya políticas de crecimiento, que este gobierno no tuvo, para impulsar la competitividad y la productividad con tecnología, innovación y capacitación».
Y así como Carolina Cosse se reunió de inmediato con Beatriz Argimón, la actual vice, en el Senado, Orsi visitó al presidente Lacalle Pou en la Torre Ejecutiva. Una visita de dos horas, como para despuntar la transición. Claro que Yamandú también recibió luego al colorado Pedro Bordaberry (lo que generó un nuevo estallido en ese partido en franco declive, con crisis severas; el que más cerca estuvo del desbarranque ideológico con un candidato de gimnasio, como Andrés Ojeda). Orsi, además, dio su primera conferencia de prensa y realizó su primer viaje: fue a visitar a Lula, al Palacio de Planalto. «Una conversación entre amigos”, de la que también participaron los dos integrantes del gabinete ya designados: el futuro ministro de Economía, Gabriel Oddone, y quien será secretario de presidencia, Alejandro Pacha Sánchez. Mencionaron la complejidad de la cumbre del Mercosur de esta semana y la mirada de la región hacia el norte, Europa y China. Unas horas antes, Orsi se reunió con el embajador del gigante asiático en un hotel de Carrasco.
La relación con los vecinos. Poco después del triunfo del domingo, Orsi se cruzó con este redactor. Apretón de manos y una ocurrencia nada original: un mensaje para la Argentina. «Nacimos de la misma placenta. No podemos sino estar unidos», respondió Yamandú, con impecable coherencia. Más tranquilo, antes de viajar a Brasilia, aseguró: «La segunda movida va a tener que ser juntarnos con la gente de (Javier) Milei”. Puntualizó: «En la relación entre Estados, lo ideológico debe quedar en un segundo plano».
Justamente en pocas horas llegará esa prueba. La reunión del Mercosur, desde este martes, en Montevideo: Lacalle Pou hará el traspaso de la presidencia pro témpore a Milei, que hasta ahora no sólo despreció el desarrollo del Mercosur, sino que generó tensiones con Brasil. Incluso insiste en firmar un TLC con los EE UU de Trump. Al cónclave, Orsi irá como invitado especial. El presidente electo por un Frente en su época de recambio. El que logró el 49,8% de los votos contra el 45,9%, que representan a los dos países. El que logró, al menos en la segunda vuelta, socavar el voto del litoral, siempre conservador, lo que permite una diferente perspectiva para las elecciones departamentales de mayo próximo, aunque falte mucho. Un triunfo que no sorprendió al politólogo oriental Gerardo: «El FA es una comunidad de sangre, con una construcción de décadas ante la dictadura, que no fue decisión de cúpulas y que en el poder sufrió particularmente el desgaste. Pero pudo recomponerse con esa base sólida, que ahora incluso mostró capacidad de captar electorado del interior».