El aplastante triunfo de Donald Trump dejó a muchos pedaleando en el aire, porque le imprime un giro copernicano al mundo que se estaba intentando diseñar desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, en 2021. Y mientras en el Partido Demócrata corren los pases de facturas buscando explicaciones y culpables, en Europa y Medio Oriente y sobre todo Ucrania, ponen las barbas en remojo ante lo que se viene aun antes de 20 de enero de 2025, cuando asuma el empresario inmobiliario. Lo destacable es que toda esta movida ocurre cuando en Alemania –sumida en una crisis económica y política de magnitud– se recuerdan los 35 años de la caída del Muro de Berlín, los 86 de la Noche de los Cristales Rotos y en Amsterdam, choques entre simpatizantes del club Maccabi Tel Aviv con pobladores locales terminaron en una refriega que prontamente fue interpretada como un Pogrom antisemita. En Israel hubo cambio de gabinete. ¿También en clave Trump?

Un leve repaso de lo sucedido en estos cuatro años indica que la guerra en Europa del Este atraviesa toda la gestión de Biden, mientras que la ofensiva israelí en el Medio Oriente ocupa este año y dos meses. De allí que las primeras señales de Trump hacia el mundo sean leídas como un paso hacia su promesa de alcanzar la paz en 24 horas. Trump, “acusado” de tener connivencia con Vladimir Putin, habló con Volodimir Zeleski y no parece haber calmado las inquietudes del ucraniano. Fue una charla acompañado por el dueño de la plataforma X, de Tesla y de Starlink, Elon Musk. Según los trascendidos, el presidente electo calmó a Zelenski y luego le pasó el celular a Musk, quien le aseguró que sus satélites seguirán brindando cobertura a las tropas. Dos datos: el rol clave de Musk en la futura administración, y declaraciones del magnate sudafricano de octubre de 2022 en las que planteaba un plan de paz consistente con las condiciones rusas: Crimea y Donbass dentro de la Federación y neutralidad ucraniana.

Desde el Kremlin dijeron estar abiertos a dialogar con Trump y con occidente, pero que resulta exagerado pensar que la paz puede llegar en 24 horas. Putin aprovechó un encuentro en el Club Valdai, un think tank ruso, para afirmar que «se está formando un orden mundial completamente nuevo, a diferencia de lo que conocemos del pasado». Putin se lució hace un par de semanas en la cumbre BRICS en Kazan, donde se fue consolidando la organización de ese grupo que ya es el más poderoso del planeta en términos económicos, de crecimiento, de recursos y de población. El G20, del que también participan las potencias centrales de BRICS, se reunirá la semana entrante en Río de Janeiro. Dato: Zelenski fue especialmente NO invitado. Los organizadores dicen que porque la guerra no será tema de debate. Tampoco había estado el año pasado en Nueva Delhi, aunque si en 2022 en Bali, donde pido que expulsaran a Rusia de ese foro del que Argentina forma parte desde su creación, en 1999. Biden, en tanto, apura otros 6000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, los últimos fondos que probablemente saldrán hacia Kiev.

La vocera de la cancillería rusa, Maria Zajarova, por su parte, calificó a Alemania de “república bananera”, por la crisis que estalló en la coalición gobernante. No es osado interpretar que la expulsión del ministro de Finanzas, Christian Lindner, es consecuencia del regreso de Trump al poder. Se produjo a las pocas horas de conocerse el resultado y la causa sería un desacuerdo con el canciller Olaf Scholz entre seguir financiando a Ucrania o destinar fondos para políticas sociales dentro del país. La economía germana está en su segundo año de recesión y la causa hay que buscarla en el incremento de los precios de la energía, que hasta 2022 recibía a menor precio de Rusia. Entre las primeras medidas de Scholz al asumir, en diciembre de 2021, estuvo la suspensión del gasoducto Nord Stream II, destruido finalmente por un atentado en septiembre de 2022.

En un corto video, Scholz recordó el 9 de noviembre de 1986 como “la feliz culminación de un desarrollo paneuropeo” y volvió pedir a los líderes continentales fortalecer la cohesión. “Nuestra historia común del otoño nos muestra cómo podemos alcanzar nuestros objetivos: permaneciendo unidos: por la paz y la libertad, por la seguridad y el bienestar, por el Estado de derecho y la democracia», dijo. Benjamin Netanyahu también movió fichas en su gabinete, aunque fue el mismo martes. ¿Tenía la posta del resultado en EE UU? Como sea, echó a su ministro de Defensa, Yoav Gallant y lo reemplazo por el que era titular de Relaciones Exteriores, Israel Katz.

El ultraderechista primer ministro atribuyó su decisión a una “crisis de confianza”. El expulsado declaró que la discrepancia era porque él piensa que es posible recuperar a los rehenes aún en manos de Hamas mediante negociaciones que implicarían “concesiones dolorosas” que sin embargo, su país está en condiciones de soportar, aunque claro, Netanyahu no. Hubo manifestaciones en Tel Aviv en apoyo a Gallant, que al igual que el premier, enfrenta un pedido de captura por crímenes de guerra del tribunal de La Haya. Se entiende que Katz, de una línea más dura aún, si cabe, acepta la estrategia gubernamental de olvidarse de los rehenes y concentrarse en arrasar en Gaza, Cisjordania y ahora el sur de Líbano con el argumento de combatir de raíz a Hamas y a Hezbolláh.

Choque con hinchas del Maccabi en Amsterdam

En la noche del 9 de noviembre de 1938, grupos paramilitares de las SS, las SA y las Juventudes Hitlerianas desataron una ola de violencia contra las comunidades judías de Alemania que incluyó el asesinato de cientos de personas, la destrucción de sinagogas y cementerios y el ataque a propiedades y comercios. El hecho se conoció como “La noche de los cristales rotos” porque el Pogrom fdejó infinidad de vidrios esparcidos en las calles.

Este viernes, la policía neerlandesa detuvo a 62 personas por los incidentes entre un grupo de manifestantes con hinchas del club Maccabi Tel Aviv que habían viajado para el encuentro con el Ayax en Ámsterdam por la Liga de Europa, que el equipo israelí perdió por 5 a 0.  Hubo al menos cinco heridos, algnos de gravedad. La agencia Europa Press indica que “los incidentes estallaron después del partido, disputado en el estadio Johan Cruiff Arena, en cuyos alrededores se habían concentrado decenas de manifestantes propalestinos para protestar contra el hecho de que el equipo israelí siga compitiendo y no haya sido excluido a raíz de la ofensiva militar lanzada contra la Franja de Gaza”.

De inmediato las autoridades neerlandesas y hasta el rey se mostraron compungidas por lo que consideraron un nuevo Pogrom y desde Israel pidieron explicaciones, al tiempo que enviaron aviones para rescatar a los hinchas. «Fallamos a la comunidad judía de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial, y anoche fallamos de nuevo», dijo Guillermo de Orange-Nassau.

Posteos en redes mostraban como un grupo presuntamente de simpatizantes de Maccabi quitaba con violencia una bandera palestina de un edificio. También, que desde la tribuna visitante no se respetó el minuto de silencio pedido por las víctimas de la DANA en Valencia. El Daily Mail publica un cable de Reuters según el cual la policía confirma que «grupos de seguidores del Maccabi quemaron una bandera palestina en la plaza Dam, derribaron otra de un edificio cercano y destrozaron un taxi”. Y agrega: “después de que se hiciera un llamado en las redes sociales, los taxistas musulmanes enojados se reunieron afuera de un casino donde estaba reunido un grupo de 400 seguidores del Maccabi”.