Su rostro aparece en carteles pegados por Santiago sin ninguna leyenda porque ya todos lo reconocen. «La gravedad de sus lesiones determina que su condición sea visión cero», decía el parte de la Clínica Santa María en Santiago donde al llegar recuerda que un médico le explicó que uno de los perdigones había ingresado por su cara y “quedó a cinco milímetros del cerebro”. Hoy se lo escucha con pajaritos de fondo y un tono afable sin ánimos de venganza, solo quiere terminar su carrera de psicología y buscar acompañar un proceso de “verdad, justicia y reparación”. En diálogo con Tiempo Argentino, relató por qué decidió acompañar a Gabriel Boric y pese a ser un ícono “sobreviviente” del proceso, descarta ser parte del próximo gobierno.
¿Qué sentís después del resultado del domingo?
Lo viví en familia, muy nervioso. Todas estas últimas semanas fueron de angustia, de incertidumbre. Decidí involucrarme en la campaña para desde mi área intentar convocar, así que de alguna forma nos metimos en el proceso. Estuvimos con la guata (panza) apretada hasta que empezaron a salir los cómputos y de a poquito fuimos calmándonos y después fue un festejo, soltar esta angustia, abrazos y un brindis.
¿Desde qué lugar aportaste?
Por lo que me pasó y por mi historia me relaciono más con el mundo social y popular directamente e intenté convocar a esas personas, realicé videos para las redes sociales, me junté con Boric en el día de los derechos humanos, aparecí tv convocando a la gente a participar, en mi comuna Colina -a 30 minutos hacia el norte de Santiago- realizamos actividades con artistas. Intenté aportar desde mi lugar, que es lo popular.
¿Qué te generaba la idea de una victoria de Kast?
Era temor a lo que pudiera pasar. Como familia hemos recibido amenazas en nuestra propia casa en estos últimos meses. Y pensábamos cuán validados se iban a sentir estos sectores en un eventual gobierno de Kast, la impunidad con la cual actuarían estos grupos fascistas.
¿Cómo definís aquel momento de 2019?
Siento que el término “estallido” funciona mucho, porque fue como una olla a presión que cada vez se le ponía más calor y ese calor era la injusticia que vivíamos en este país. El sistema de salud que funciona mal, las pensiones que son bajas, el transporte público que siempre fue malo. Y como estos políticos y empresarios seguían abusando, estalló con el alza de 30 pesos del transporte público. Si lo pensas en frío no es mucho pero como ya estábamos tan chatos fue la gota que rebalsó el vaso. Esto fue encausando en un movimiento social que no tenía líderes, que todos salíamos a la calle, no habían convocatorias. No se sabía bien por qué ya que eran tantas las cosas y si leías las pancartas estaban desde la problemática del agua, los derechos humanos, del trabajo… era un movimiento social que atravesó Chile, aun cuando el aumento fue solo en Santiago.
¿Crees que algunas de esas demandas serán respondidas por el próximo gobierno?
Sí, creo que muchas de las demandas son a largo plazo, incluso culturales pero sin dudas hay cosas que se pueden ir cambiando, haciendo cambios progresivos en ciertas áreas como en lo que son por ejemplo las pensiones, la problemática del agua, el cambio climático y en materia de derechos humanos que es lo que más me interesa a mi. Siento que tengo que
aportar en materia de derechos humanos y presionar para que se cumplan. De alguna forma, tengo que ocupar este megáfono que me tocó, que no lo busqué, para hablar por los que no pueden hablar. Es una responsabilidad
¿Cuáles serían esas demandas en términos de DDHH?
Tiene la responsabilidad de actuar en dos áreas; uno en acelerar los procesos judiciales tanto los de violaciones a los DDHH como los de la dictadura de Pinochet. Los casos del estallido social de a poco se han ido dilatando, los sobrevivientes están viviendo en la impunidad, ya van más de dos años de muchos de esos casos y aún no hay justicia. El segundo, que es más de largo plazo, creo que tiene que ver con comenzar a generar políticas de educación en torno a qué significa el concepto de DDHH. Con el primer pilar nos aseguramos la verdad y la justicia, y con el segundo la garantía de no repetición que es muy importante.