Una multitud se concentró desde la madrugada de este jueves en Plaza Venezuela, de Caracas, en una vigilia que los defensores del gobierno bolivariano plantearon previa a la marcha que se llevará a cabo hoy en la capital venezolana. Será una jornada caliente en ese país, ya que la oposición organizó lo que llamó «Toma de Caracas», en lo que promete ser una masiva expresión en reclamo de la realización del referendo revocatorio, un procedimiento para el que las autoridades ya iniciaron los trámites jurídicos necesarios pero que el antichavismo quiere acelerar, aprovechando lo que consideran un veto de cola en la región contra el populismo.
La situación en Venezuela es de extrema gravedad por una crisis desatada a raíz de la baja del precio del petróleo, el producto de exportación básico del país y sobre el que se basa en gran medida no solo la economía sino también el proceso revolucionario. Esta crisis está potenciada a nivel político por las continuas presionas que sufre el gobierno desde la muerte del líder bolivariano, Hugo Chávez. Su sucesor, Nicolás Maduro, fue el delfin elegido por Chávez en uno de sus últimos actos pero no llegó a consolidar un liderazgo por el ataque persistende de la oposición y el avance en la caída de los precios de los commodities.
Por esa razón es que en el Palacio Miraflores consideran que la marcha de hoy es un acto destituyente. Lo dijo el vicepresidente Ejecutivo, Aristóbulo Istúriz, cuando instó al pueblo chavista a comprometerse con el proceso bolivariano estar en la calle y en combate para enfrentar el inminente Golpe de Estado de la derecha.
En Plaza Venezuela estuvieron presentes también el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello; la ministra para la Mujer y la Igualdad de Género, Gladys Requena; el jefe de Gobierno del Distrito Capital, Daniel Aponte; el jefe del Bloque de la Patria en la Asamblea Nacional, Héctor Rodríguez, entre otros dirigentes revolucionarios.
Dirigentes del PSUV asistieron a la vigilia.
Nosotros vamos a trabajar por la paz, de ahí no nos debe sacar nadie, no caigamos en las provocaciones de ellos (la derecha), vamos a estar en esta hermosa plaza con alegría, como somos los chavistas, con mucho amor, expresó Cabello.
La actividad precedió a la multitudinaria concentración prevista a partir de las 09H00 hora local en la avenida Bolívar de Caracas y surgió en respuesta a los planes desestabilizadores de la derecha en su denominada Toma de Caracas, señala Telesur.
Militares y policías se desplegaron en sitios estratégicos ante la llamada «Toma de Caracas» convocada por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que espera reunir en tres grandes avenidas a un millón de personas para exigir al poder electoral que acelere el referendo, relata AFP.
«Toda Venezuela se está movilizando por el derecho a votar, por encima de la estrategia del miedo, el chantaje y el amedrentamiento, para hacer la más importante movilización política de nuestra historia reciente», dijo el vocero de la MUD, Jesús Torrealba, al denunciar trabas del gobierno para que los venezolanos del interior lleguen a la capital.
En vísperas de la marcha, las autoridades detuvieron a dos dirigentes opositores y fue enviado a prisión un exalcalde que estaba en arresto domiciliario acusado de planear fugarse y de promover actos violentos.
«La oposición se juega el todo por el todo, busca demostrar que es una gran mayoría en el país que quiere cambio. El gobierno está centrando su estrategia en desmoralizar, desmovilizar y meter miedo», afirmó a la AFP Diego Moya-Ocampos, analista del IHS Markit Country Risk, con sede en Londres.
La MUD reclama al Consejo Nacional Electoral (CNE) la fecha exacta de recolección de cuatro millones de firmas necesarias para convocar la consulta popular, aunque el ente ha dicho que se hará a fines de octubre y advirtió que disturbios callejeros paralizarían el proceso.
La oposición quiere hacer el referendo antes del 10 de enero porque antes, si Maduro pierde, debe convocar a elecciones; después de esa fecha, sería sustituido por su vicepresidente.
Maduro culpa de la crisis al desplome de los precios del petróleo y a una «guerra económica» de empresarios. Lo concreto es que hay una aguda escasez de alimentos y medicinas, y la inflación podría llegar hasta el 720% en 2016, la más alta del mundo.
Desde 2014 fue bajando la adhesión a las marchas opositores. Según analistas, eso de debe en parte al recuerdo de la violencia en esas manifestaciones que exigían la salida de Maduro, que dejaron 43 muertos. El dirigente opositor Leopoldo López fue condenado y está preso acusado por incitar esos actos violentos, cuyas víctimas fueron fundamentalmente militantes chavistas.
Al vincularlo con lo que llama «golpe parlamentario» contra Dilma Rousseff, Maduro, cuyo gobierno congeló este miércoles las relaciones con Brasil, sostiene que la marcha es parte de una conspiración continental «del imperialismo norteamericano».
Bolivia criticó este miércoles en la OEA la postura del secretario general Luis Almagro, quien calificó al gobierno venezolano de «dictadura» al denunciar un «recrudecimiento de la represión».
En esta crispación política, llegaron a Caracas los exgobernantes José Luis Rodríguez Zapatero (España) y Martín Torrijos (Panamá), que forman una misión de mediación para un diálogo entre gobierno y oposición.